lunes, 7 de noviembre de 2016

La tradición de la procesión del entierro del Cristo de la Misericordia y custodia en el oratorio de la Virgen de la Soledad en Garachico. Tradición única y originaria del siglo XVI.

 

La tradición de la procesión del entierro del Cristo de la Misericordia y custodia en el oratorio de la Virgen de la Soledad de Garachico 
en Semana Santa.

Tradición única y originaria del siglo XVI.



En este oratorio de la familia Ponte se lleva a cabo la costumbre religiosa de la custodia del Cristo de la Misericordia en Semana Santa, con la presencia de la Virgen de la Soledad de Garachico.

    Es única en Canarias por su antigüedad (435 años) y por la espectacularidad que supone la procesión y entierro del Cristo de la Misericordia, con la permanencia y custodia varios días de la Virgen de la Soledad. Durante siglos los patronos y conservadores del oratorio particular han sido los descendientes de la familia Prieto, absorbida por la familia Ponte (rama Ponte-Ximénez) tras el matrimonio de Catalina Prieto-del-Hoyo y Franchi-Alfaro con Gaspar de Ponte-Ximénez y Ponte alrededor de 1769. A partir de la mitad del siglo XIX (Catalina Prieto falleció en 1822) el Oratorio de la familia Prieto sería ya conocido como el Oratorio de la familia Ponte u Oratorio de la Soledad.

    Según Carlos Acosta García, en su blog 'Joya de Tenerife'(Garachico), "En el presente siglo y durante muchos años tuvo Garachico, en el Domingo de Ramos, sólo dos procesiones: la del Señor del Huerto y el traslado del Cristo de la Misericordia a la Casa de Ponte". En esta entrada nos centraremos en la segunda, estando la primera también muy relacionada con la familia Ponte.

    Carlos Acosta también indica - con mucho acierto - que "El Domingo de Ramos garachiquense tuvo en el pasado un desa­rrollo con serias complicaciones. Algunas veces por una mal entendida rivalidad entre comunidades religiosas, hermandades y personajes re­levantes del municipio. Pero, con buena voluntad, se subsanaron las irregularidades, permitiendo que a nuestros días llegaran las costum­bres ya remansadas y convertidas casi en ley".

    La cofradía de Nuestra Sra. de la Soledad y procesión del entierro de Cristo de la Misericordia, que es traído desde la Parroquia de Santa Ana, existe desde el último cuarto del siglo XVI.

    Carlos Acosta explica la tradición a día de hoy: "Desde unas horas antes, en la iglesia de Santa Ana y en su capilla de siempre, está ya el Cristo, cubierto por un paño morado, en posi­ción horizontal, sin la cruz. Se acercan los sacerdotes 30 y levantan sin gran esfuerzo la imagen, la depositan sobre sus hombros, cubierta aún con el paño e inician el cortejo. Varios miembros de la familia Ponte, con el heredero del vínculo a la cabeza [hoy lo es don Melchor de Ponte Cullen] portan faroles para escoltar al Cristo. Se sale en silencio, por la calle trasera de la iglesia y así, sin música y sin rezos -sólo se escuchan las pisadas de los fieles-, con ciertas prisas como si hubiera algo que ocultar, se dirige la comitiva, a la que se han ido uniendo numerosas personas, hasta el domicilio en el que ha de permanecer el Cristo hasta el Viernes. Es lo qué el pueblo llama «la procesión de la Sala».

    Todos suben a la planta alta del hermoso edificio [actualmente se limita la subida por precauciones con el peso que pueda soportar la escalera] y allí se reza el rosario. Los últimos en subir no han podido presenciar una sencilla ceremonia mediante la cual el Cristo es depositado en una especie de sepulcro que hay debajo del altar, fuera de la vista de todos. El altar está presidido por la Dolorosa [se dice que es de Rodríguez de la Oliva, aunque también hay quien la atribuye al sevillano Manuel Ixcrot]. Se man­tiene un San Juan Evangelista de cierto porte (...)".

    Tuvo por primer prioste (mayordomo de la cofradía) al beneficiado Alonso de Torres de 1588 a 1598, año en que fallece.

    Remitiéndonos de nuevo al blog de Carlos Acosta, éste nos aporta la siguiente información: "(...) en 1562 Alonso de Torres construyó la capilla de la Soledad, en la que sabemos que fue también colocado el Santo Cristo, del que se habla nuevamente en 1584, con ocasión de la visita del obispo Rueda. Hemos de apresurarnos a decir que fue dedicado, desde el primer momento, «al paso del Santo Entierro del Viernes Santo, cuyos adornos, decoración y túmulo dejó dotados don Melchor Prieto de Saa, Deposita­rio General y Regidor Perpetuo de esta Isla, por su testamento ante Gaspar Delgadillo a 17 de febrero de 1617»".

    Los patronos durante ese tiempo son Melchor López Prieto de Sáa [I del nombre] junto con su mujer María Luis Fernández. Transcurridos otros 41 años (alrededor de 1639, fecha de varios documentos que se conservan pero con escritura procesal de inicios del siglo XVII) se establece un pleito entre Melchor López Prieto [II del nombre] y los cofrades representados por Nicoloso de Ponte y Cuevas Vargas [tercero del nombre, biznieto de Bartolomé de Ponte y Cuevas, que casó con Marina Fonte y Aguilar, y dio comienzo a la rama Ponte Fonte] para ver quién debe continuar como prioste o mayordomo de la cofradía. Melchor López Prieto afirma que su padre y él lo llevan siendo desde 1589 (pues afirma que desde 50 años atrás), lo cual era negado por Nicoloso de Ponte, que cita la fecha de la muerte en 1598 del instituidor Alonso de Torres y que por tanto no pueden ser tantos los años y además les recuerda que no disponen del documento del título y que no es lo mismo ser patrono que prioste. Además, defiende que los Prieto eran en tal caso sólo 'patronos de la cera' y que no es necesario que se lleve en procesión al Cristo a la casa de los Prieto pues lo que se adorna es sólo el ataúd como se puede hacer en la iglesia.

Introducción a la familia Prieto:

Joam López Preto o Juan López Prieto, hidalgo portugués, padre del citado Bielchor o Melchor López Prieto, vino con su familia a Garachico a mediados del siglo XVI. Su mujer fue Leonor López y sus padres fueron Juan Pérez Preto y Catalina López.

    Había nacido en Freixo de Espada à Cinta - Portugal (en la región de Tras-os-Montes, distrito de Braganza, en la frontera con Salamanca-España). Esta localidad, a las orillas del Duero, siempre ha sido conocida por sus viñedos, almendros, naranjos y olivos. Tenía castillo desde el siglo XIII y también el privilegio de "couto y homízio", limitado en 1406 a sólo tres aldeas del reino de Portugal. 

Localidad de Freixo de Espada á Cinta

    Juan López Prieto se asentó en Garachico en 1560. Recordemos que España y Portugal estuvieron bajo la misma corona más tarde, desde 1580 a 1640, lo que se conoce como la Unión Ibérica, que tuvo lugar durante los reinados de Felipe II (1580-1598) y sus sucesores Felipe III (1598-1621) y Felipe IV (1621-1640). 


    Certificado de nobleza o hidalguía para Melchor López Prieto, expedida en 1615 en Lisboa - Portugal (en esos años estaba unida a España, luego este certificado era válido también en España) por un rey de armas, donde se indica el origen de su padre Juan López Prieto en la citada localidad de Freixo de Espada á Cinta.

      En el puerto de Garachico, entonces emporio de riqueza y del comercio canario, hizo asiento nuestro hombre Juan López Prieto, que fue mercader según se autodefine en su testamento. 

En 1572 Juan López Prieto y Leonor López su mujer, vecinos de Garachico, venden a Amaro Pérez, vecino de la Villa de Freixo de Espada Cinta en Portugal, provincia de Tras los Montes, por precio de 25 ducados (de a once reales) la herencia (dice en el escrito que toda su legítima de bienes de raíces, muebles, derechos y acciones; con los frutos y réditos de ellos) los  que al Juan López le pertenecía de sus padres Juan Pérez Prieto y Catalina López vecinos que habían sido de dicha villa.
Pasó ante Gaspar de Cejas en 1572. 


    En el testamento de Juan López Prieto, el 01/02/1581, pide ser enterrado en la iglesia parroquial de Santa Ana de Garachico, donde tenía preparada una sepultura "dentro de la Capilla Mayor, a la entrada del arco a mano derecho que es a la banda del evangelio". Pidió además ser enterrado con el hábito de San Francisco.

    Declara que con su mujer Leonor López tuvo como hijos legítimos a; Catalina, Melchor [López Prieto, I del nombre], Juana , María, Ana María (mujer de Julián Moreno Cotinho), Juan y Pedro López.

    A su hijo Melchor López Prieto, el varón mayor, aunque le hizo algunas donaciones, no le constituyó vínculo ni le hizo la mejora del tercio y quinto de sus bienes, pues esta mejora se la hizo a sus tres hijas menores. El remanente de sus bienes se los deja a todos los hijos por igual. 

    Pero fue a su hijo Melchor al que la fortuna le sopló con tal fuerza que logró amasar un importante patrimonio (no sólo por el comercio del vino y por préstamos de capital, sino también por sus importantes cargos, que le dotaron de mucha influencia social), ocupando un lugar relevante en aquella comunidad, y emparentando él y sus descendientes con las principales familias locales. En sus dos hijos mayores varones instituyó sendos mayorazgos de 30 mil ducados cada uno.

      Melchor López Prieto (I del nombre) fue capitán de milicias de la Gente de Guerra, regidor perpetuo y depositario general de su Cabildo desde 1604, y ministro cualificado y familiar del Santo Oficio de la Inquisición. Contrajo matrimonio en 1584 con María Luis Fernández y ambos cónyuges fundaron en 1606 los dos primeros mayorazgos de la casa de Prieto en Tenerife (ambos con una asignación inicial de 30.000 ducados). Están enterrados en la capilla mayor de la parroquia de Santa Ana de Garachico. Melchor fue mayordomo de dicha parroquia de Santa Ana (así aparece alrededor de 1615 en varios documentos).



    Melchor López Prieto y María Luis tuvieron dos hijos (el Nobiliario de Canarias los pone en orden inverso de edad; claramente es un error):

1. El Capitán Luis Fernándo/ez Prieto de Sá, Alguacil Mayor del Santo Oficio y Regidor Perpetuo de Tenerife en 1622. Recibió en 1606/08 el primer vinculo o mayorazgo de Prieto, tras la licencia Real que lo autorizaba. No tenía sucesor al tiempo de su muerte, por lo que su mayorazgo pasó más adelante a los descendientes de su hermano Melchor.


2. Melchor López Prieto de Sáa, II del nombre. Capitán de Infantería de las Milicias, Regidor Perpetuo y Depositario general de la Isla - como había sido su padre -, Familiar del Santo Oficio de la Inquisición, Alcaide del castillo de San Miguel de Garachico en 1643. Casó en Los Realejos en 1614 con Magdalena del Hoyo-Solórzano y Ayala, sucesora en uno de los dos mayorazgos que para dote de sus hijas instituyeron en 1614 el Capitán Esteban del Hoyo-Solórzano y Mesa y su mujer Jerónima de Ayala Jovel y Guzmán.


En este extracto del testamento en 1822 de Catalina Prieto aclara que su antepasado Melchor López Prieto, marido de Magdalena del Hoyo, ya fue poseedor de ambas vinculaciones y sus agregados, por haberse extinguido la línea del dicho Luis Fernando Prieto, indicando que este último había sido el primogénito de los fundadores.

    
    Volviendo a la tradición de la Virgen de la Soledad y Cristo de la Misericordia, veamos los APUNTES PARA EL PLEITO DE LA PROCESIÓN DE NUESTRO SEÑOR EL VIERNES SANTO (documento de 1639):

'Por el proceso que lleva el señor capitán Nicoloso de Ponte [Cuevas Vargas, III del nombre], se verá lo hecho con el pleito que los cofrades de Nuestra Señora de la Soledad y Entierro del Santo Cristo, en el Viernes Santo, traen contra don Melchor López [Prieto] sobre el haber pedido se nombre prioste de dicha cofradía, en virtud de la erección de ella, de que lleva dicho señor un testimonio. Y por ella se verá haber sido el instituidor suyo el beneficiado Alonso de Torres, y en premio de esta tan buena obra lo nombraron por prioste mientras viviese, y corre dende el año de 1588 años hasta el de 1598 que murió, conque queda desvanecido lo que alega el contrario en que su padre fue el instituidor y han sido él y su padre priostes 50 años, siendo así que no ha más de 41 que murió el dicho beneficiado Torres, primer prioste.

Mayormente, que la institución dice que los cofrades nombren prioste y mayordomo, como se ha hecho nombrando mayordomos que pasasen por los libros de la cofradía, y en ellos no consta haberse nombrado a Melchor López [Prieto] ni a su hijo por priostes.

Así mismo consta por dichos libros y cuentas que han dado los mayordomos, que han sido estas, y de que lleva memoria, dicho señor autoriza cómo todas las insignias, palio, guía, ataúd con que se hace el Santo Entierro y se pulieron, es de la dicha cofradía y se compró de su limosna, y a su costa se pagan los sacerdotes que llevan el Santo Cristo en el entierro, y gastos que la cofradía hacía [tachado] de ordinario de incienso y vino para lavatorios de los penitentes y colación para ellos, y otros gastos. Por ende, claro se hecha de ver que la cofradía hacía a su costa esta procesión, y no ser instituida por los contrarios, sino solo él, aun por cláu[su]la de su testamento, que también va mandado la limosna, que se verá, para el renuevo de la cera que aquel día en el culto se gasta, y en ella no dice (ni quiso ni pudo) que el patrono que de dicha obra se nombra lleve báculo, ni se admita a otra cosa que en acudir al renuevo de lo que contiene dicha cláusula, y en pago de este trabajo se lleve el superávit de dichos 100 ducados.

Y es muy diferente ser patrono de esta obra pía y manda de su padre, a ser prioste, que eso solo toca a los cofrades el nombrarlo, o a prelado para que gobierne la procesión y cofradía como [¿cosa?] de él, y costeado a costa de la cofradía todas las insignias, y lo más con que se forma dicha procesión, y el contrario no tener en ella más que lo que consta por las cláusulas de su padre y madre, y sobre todo se repare en que su padre dice, en la cláusula de esta obra pía, que el patrono haya de acudir al renuevo de la cera, túmulo y bayeta, y no otra cosa.

Y en que, a lo que alega que es muy preciso lo que sus padres dejaron para esta obra, por las cláusulas se verá no valen todas las hojas de dos a tres mil reales, y la cera que se gastará cada año, 30 libras, que valdrán 150 reales, y otros 150 reales de otros gastos, que serán 300 reales. Y lo demás se lleva el patrono, y aunque alega están perdidos los mil ducados, de los dos mil que su padre dejó, es de advertir que su padre quiso que hubiese cuota? fija para el efecto, y por eso lo señaló en estos [...] de dos mil ducados. Y por haberlos señalado en el vínculo que hizo, al dicho don Melchor le pide lo haga por bien, y manda se le pague en otros bienes, y caso que estos que señaló se hayan perdido, como dice, señala los otros dos mil que se le dieron en pagamiento de estos que le tomó su padre y dejó para este efecto, de suerte que por este camino no están perdidos los mil ducados, como dice.

Y así mismo, se verá en estos papeles de las cuentas de los mayordomos cómo, ha 27 años, se le compró el palio y otras cosas para dicho Entierro a costa de dicha cofradía, lo cual no se hiciera si la procesión fuera suya desde ahora 50 años, como dice, y él lo hubiera comprado y costeado, como instituidor que se dice ser de dicho Entierro.

Hemos sabido que por comisión del corregidor ha hecho el contrario información, probando los alegatos de sus escritos con mucha suma de testigos, sin habernos citado, y que ha sacado dos testimonios de ellas. Sin saber el intento, adviértese si podrá parecer con alguno de ellos ante el señor Arzobispo de Sevilla, o señor Nuncio, con los testimonios que le han dado de los escritos que ha presentado en este pleito y autos del señor Obispo, pidiendo amparo de lo que tiene probado, o si convendrá pedir ante el señor Obispo, o señor Corregidor, les exima dichas informaciones, y mandar a Sevilla y Madrid algunos recaudos, [por]que allá no quede indefenso este pleito.

Y si pareciere, digamos, que era prioste su padre y él, por nombramiento que debió de haber del lugar, lo digamos.

Y que hoy queremos nombrar otro, y no queremos cosa más, sino que se quede lo ordenado y dispuesto en la erección de la cofradía, que ha de ser cada año el nombrar prioste y mayordomos, y que él no lo pudo ser, sino por nombramiento de los vecinos o de algún sumo prelado, porque por la manda de su padre no es sino patrono de su cera.

Y en los escritos alega ha 50 años que son priostes, y la cofradía se instituyó ha 51, como consta de su fundación, y que fue el instituidor Alonso de Torres diez años, con que es falso el alegar ha 50 años lo fue su padre y él.

Y si los testigos hubieren hecho torsión de la verdad, y en cosas de iglesia no hay posesión sin título, según dicen.

En lo del Santo Cristo, que alega que no se puede aderezar sino en su casa, por el mucho tiempo que se gasta en adornar el ataúd, se hallará y probará bastantísimamente que para lo que se hace no se necesita de sacar el Santo Cristo de la iglesia y llevarlo a casa ninguna particular, porque lo que se adorna es solo el ataúd, y no hay más que alzar el cobertor y ponerlo en el ataúd, que es lo mismo que se hace en la iglesia cuando le sacan del ataúd para entrarle en el sepulcro, y luego llevan el ataúd con todo lo aderezado en casa de quien lo aderezó para descomponerlo.

Y con esto se excusa [a] las juntas de mujeres y siervas que entren de noche a rezar en una casa particular'.



    Melchor López Prieto de Sáa, segundo del nombre, por su parte manda escribir el siguiente documento en 1640 (el cual transcribo (estaba en escritura procesal):



’SOBRE EL ENTIERRO Y SOLEDAD. FUNCIÓN DE ESTA CASA’.

Cofradía del Santo Entierro.

Transcripción en lenguaje contemporáneo

En el lugar de Garachico, isla de Tenerife, en diecisiete de febrero de mil seiscientos y cuarenta años [17/02/1640], ante su merced, el licenciado Gaspar Pérez de Illada, consultor calificante del Santo Oficio, vicario y beneficiado de este lugar, presentó el contenido con dos testimonios de una provisión y auto, el capitán don Melchor López Prieto, de esa regidor perpetuo, y depositario general de esta isla por Su Majestad, familiar y notario del Santo Oficio en la causa del despojo que se había hecho del patronazgo y oficio de prioste de la procesión y festividad del Entierro de nuestro señor Jesucristo y Soledad de nuestra señora, su bendita madre, sobre que la Real Audiencia de estas islas proveyó auto de fuerza, por el cual se declaró hacérseme y que se repusiese todo lo hecho, procedido y ejecutado después de mis apelaciones, que se le notificó a vuestra merced y al señor provisor y visitador de este obispado, y al señor arzobispo. Y se obedeció y mandó guardar y cumplir, por manera que yo he quedado y quedé en mi posesión del dicho patronazgo y oficio de prioste, para usarlo y ejercitarlo según como lo había en el día de la festividad, procesión y entierro. Y uno de los particulares de mi posesión es tener las insignias en mi casa, con la guarda y decencia necesaria, y estas están fuera de ella por mandado de vuestra merced, y las tiene Jacinto Perera. Pido y suplico a vuestra merced que, en cumplimiento del auto y provisión de fuerza mandada cumplir, mande se me entreguen dichas insignias, y todo lo demás de que estoy despojado, como de la figura del Santo Cristo, y que esta se el día del Martes santo, con la veneración y me entregue en autoridad que siempre se ha hecho, sin innovar en cosa alguna. Pido justicia, y en lo necesario, etc. Y de lo contrario protesto dar cuenta a la Real Audiencia, y protesto todo aquello que protestar me convenga, y lo pido por este medio. Bachiller Francisco García Sánchez. Otrosí, presento tanto de la Real provisión de su Majestad, y de los muy ilustres señores de la Real Audiencia en su nombre, y del cumplimiento de ella por el señor arzobispo y por el señor visitador y vuestra merced, para que en todo y por todo se cumpla, y sin dilación se me entreguen las insignias, y a su tiempo la figura del Santo Cristo, para cumplir con mi obligación. De lo contrario, al presente escribano en estos autos me dé por fe lo que respondiere vuestra merced, para dar cuenta a los muy ilustres señores de la Audiencia, y le pido y requiero no los largue de la mano y me los vuelva, y en lo necesario, etc. Don Melchor López.

Provisión

El presidente y oidores de la audiencia del Rey nuestro señor, etc. A vos, el arzobispo, obispo de estas islas, y a vuestro provisor y vicario del lugar de Garachico, y a otro cualquiera juez eclesiástico que conociere o hubiere conocido de la causa de que se hará mención. Sabed que en la causa que hasta esta Audiencia vino por vía de fuerza, por parte de don Melchor López Prieto, que dijo le hacíais en proceder contra él sobre ciertos patronazgos. Vistos los dichos autos sobre la dicha fuerza se proveyó lo siguiente:

En Canaria, a veintitrés de septiembre de mil seiscientos treinta y nueve años [23/09/1639], los señores presidente y oidores, habiendo visto estos autos eclesiásticos de los regidores de Garachico contra el capitán don Melchor López Prieto, en razón del patronazgo y oficio de prioste de la cofradía del Entierro de Cristo y Soledad de la Virgen, en el dicho lugar de Garachico, que a esta Audiencia vinieron por vía de fuerza. De la que pretende el dicho don Melchor, y hace el obispo de estas islas, en llevar a debida ejecución sus autos, de once de abril y veinte del mismo [11/04/1639], de este presente año, y con efecto despojarlo de la posesión en que estaba, sino otorgarle sus apelaciones. Dijeron que el dicho obispo hace fuerza, la cual alzando y quitándosela manda otorgue las apelaciones al dicho don Melchor López, para allí ido, las interpuso reponiendo y anulando todo lo procedido y ejecutado después de ellas, absuelva los excomulgados y alce entredichos, lo cual cumpla pena de las temporalidades que hoy tienen estos Reinos y señoríos de su Majestad, y de ser habido por ajeno y extraño de ellas. Y lo rubricaron ante mí, Francisco Sánchez de Escobar. Y para que os conste, del dicho auto se mandó dar esta para vos, porque os mandamos veáis el aquí inserto, y lo cumpláis, so las penas en él puestas. Y mandamos a cualquier escribano os lo notifique y de ello dé fe, pena de diez mil maravedís para la cámara de Su Majestad y estrados de esta Audiencia. Dada en Canaria, a veintitrés de septiembre de mil seiscientos y treinta y nueve años [23/10/1639]. El licenciado don Juan Fernández de Talavera. El licenciado don Miguel Escudero de Peralta. El licenciado don Pedro de Vergara Alcola. Francisco Sánchez Escobar, escribano, receptor de la Real Audiencia de Canaria que hago oficio de escribano de cámara de ella, la hice escribir por su mandado.

En el lugar de Garachico de esta isla de Tenerife, en dos días del mes de octubre de mil seiscientos treinta y nueve [02/10/1639], yo, Mateo del Hoyo, escribano público, doy fe y notifiqué la provisión de atrás, de los muy ilustres señores presidente y oidores de la Real Audiencia de estas islas, al licenciado Gaspar Pérez de Illada, consultor calificante del Santo Oficio, y vicario y beneficiado de este lugar de Garachico, el cual dixo [dijo] que se guarde y cumpla como los dichos muy ilustres presidente y oidores de la Real Audiencia lo mandan. Y lo firmó, siendo testigos Diego Martín de Matos y licenciado Jacinto Perera Franco, vecinos de este lugar. Bachiller Gaspar Pérez de Illada. Matheo del Hoyo, escribano público. Enmendado ‘to’ y ‘br’, valga. Concuerda con el original donde fue sacado este testimonio, el cual lo saqué a pedimiento del capitán don Melchor López Prieto, de esa, el cual lo volvió a llevar a su poder con este testimonio. Y fueron testigos a verlo corregir:

Pedro Yanes Dante y Pedro Flores, el mozo, regidores de este lugar. Y en fe y testimonio de verdad hice mi signo. Matheo del Hoyo, escribano público. Los escribanos y notarios públicos en esta isla de Tenerife, que aquí firmamos, certificamos y damos fé y verdadero testimonio a los que la presente bieren [vieren] cómo Mateo del Hoyo, de quien va signado y firmado el testimonio de suso contenido, es escribano en esta isla, y como tal usa y ejerce el dicho oficio, y se da entera fe y crédito a sus escrituras y autos, en juicio y fuera de él. Hecho en esta dicha isla de Tenerife, en tres días del mes de octubre de mil seiscientos treinta y nueve [03/10/1639].

Jacinto Perera Franco, notario público. Hernando Yanes Machado, escribano público. En veinte de octubre de mil setecientos treinta y nueve años [20/10/1639], en esta ciudad de Santa Cruz de La Palma, de pedimiento del licenciado don Simón de Frías y Cuello, yo, el escribano, hice saber la provisión de suso, de los muy ilustres señores de la Real Audiencia de estas islas en que está por testimonio, a su merced, del señor doctor don Diego Vázquez Romero Botello, tesorero de la santa iglesia de Canaria, juez de la Santa Cruzada, consultor y juez ordinario del Santo Oficio, provisor y visitador general de este obispado. Y aviéndola [habiéndola] su merced oído, dijo que se guarde y cumpla como los muy ilustres señores de la Real Audiencia de estas islas lo mandan. Y por cuanto su merced no tiene estos autos, ni sabe el notario ante quien pasan, y por estar su merced en esta isla de La Palma, para que en todo se le dé su cumplimiento se haga notoria la Real provisión a cualquier notario ante quien pasaren, para que de ellos dé testimonio a las partes, si lo pidiere[n], para que sigan su justicia donde les conviniere y de derecho les tocare. Y esto dio por su respuesta y lo firmó, siendo testigos Josef Martín de Rivera, su notario, y Salvador de Cáseres de Tix.e [?], vecinos de esta isla, doctor don Diego Vázquez, Domingo Pérez, escribano público. Concuerda este traslado con su original, de donde fue sacado, que para este efecto me entregó el capitán don Melchor López Prieto, de esa, regidor de esta isla a quien lo volví después de sacado, a que me remito. Y di este testimonio en Garachico, veintitrés de enero de mil seiscientos cuarenta [23/01/1640], y en fe y testimonio de verdad hice mi signo. Hernando Yanes Machado, escribano público. Recibí el original, de donde se sacó este testimonio, y queda en mi poder. Fecho en veintisiete de enero de mil seiscientos y cuarenta [27/01/1640]. Don Melchor López.

Yo, Joán de Áuila de Betº [?], notario público en esta isla de Tenerife por su señoría, el señor obispo de estas islas de Canaria, certifico, doy fe y verdadero testimonio a los que la presente vieren cómo en unos autos por testimonio, que parece[n] estar signados y firmados de Antonio de Reg[u]ilón y Villarroel, notario público de este obispado, y oficial mayor de la secretaría de su señoría ilustrísima el señor arzobispo, obispo de estas dichas islas, mi señor, que para efecto escribió ante mí el capitán don Melchor López Prieto, de esa regidor, y depositario general de esta isla, perpetuo familiar y notario del Santo Oficio de la Inquisición, en dieciséis de enero ]presente de este año, ante su señoría ilustrísima, Gonzalo Yanes Dantés, en nombre del dicho capitán presentó un escrito, con un poder otorgado al dicho Gonzalo Yanes por dicho capitán, diciendo haber presentado y hecho notorio a su ilustrísima una provisión de la Real Audiencia de estas islas, en razón de la procesión y entierro del Viernes Santo y Soledad de Nuestra Señora, de que dijo era su parte patrono y prioste. Y que en ella se declaraba hacer fuerza a su parte en no otorgarle sus apelaciones, y le mandaban otorgarlas, y reponían lo hecho, procedido y ejecutado después de ellas, y que en su vista había proveído se pusiese con los autos, y que se debían mandar reponer y anular todo lo procedido y ejecutado después de las apelaciones, dejando a su parte en su posición como antes estaba, y se le entregasen las insignias y aparato y autoridad, para que lo guardase como antes, la cual parece se mandó poner con los autos el dicho testimonio. Consta haberse presentado el dicho escrito con la dicha provisión, digo la dicha provisión notificada a el dicho Gaspar Pérez de Illada, vicario y beneficiado de este lugar, y a su señoría, y a don Carlos de Briones Samaniego, su secretario. Después de lo cual, parece que en la ciudad de La Laguna, en veinte de este dicho mes y año, se proveyó un auto del tenor siguiente:

En la ciudad de La Laguna, en veinte de enero de mil seiscientos cuarenta años [20/01/1640], su señoría ilustrísima el arzobispo, obispo de estas islas, mi señor, habiendo visto los autos y los escritos presentados por parte de don Melchor López, dijo que se le guarde el auto proveído en nueve de enero de este año presente [09/01/1640], en el cual su ilustrísima lo dio a la provisión de esa Real Audiencia, y otorgó las apelaciones, en cuya consecuencia y así mandó anulaba, y anuló, todo lo proveído por su ilustrísima, después de ellas acá, dejando la causa en el estado que tenía al tiempo que las interpuso. Y mandó que yo, el presente secretario, dé testimonio de todos los autos a la parte del dicho don Melchor López, y a la parte contraria si lo quisiere. Y el dicho don Melchor traiga mejora de dicha su petición, dentro de seis meses por todo término. Y así mandamos se le notifique y dé noticia de los navíos que están de próximo para España en este puerto de Santa Cruz, para que le pare el perjuicio que hubiere lugar de derecho. Y por este auto su ilustrísima así lo proveyó, mandó y firmó, y que cualquier notario, clérigo o alguacil lo notifique. Francisco, arzobispo, obispo de Canaria. Don Carlos de Briones Samaniego, secretario.

El cual parece fue notificado al dicho Gonzalo Yanes, en veintiuno del mes de enero [21/01/1640], como todo más largamente consta del dicho testimonio y autos que en él están, donde saqué este, que va cierto y verdadero, corregido y concertado, y lo llevó a su parte, el dicho testimonio, el dicho capitán don Melchor, a cuyo pedimiento lo doy en Garachico, que es en esta isla de Tenerife en veintisiete días del mes de enero de mil seiscientos y cuarenta [27/01/1640]. Testigos a verlo corregir y concertar: Gonzalo Yanes Dantés y Juan Navarro, vecinos de este lugar. Y en fe y testimonio de verdad hice aquí este mi signo. Juan de Ávila de Betº [?], notario apostólico.

AUTO

Y presentado con dichos recaudos, su merced el señor vicario dijo que se guarde y cumpla así como se contiene el auto de su ilustrísima, su señor, de veinte de enero de este año, y lo mandado por los muy ilustres señores presidente e oidores de la Real Audiencia de estas islas, dándole entero cumplimiento las personas a quien toca en todo y parte. Y así lo proveyó, mandó y firmó, y se notifique a las personas mayordomos. Bachiller Gaspar Pérez de Illada. Mateo del Hoyo, escribano público.

NOTIFICACIÓN

En dicho día, mes y año dicho, yo, el escribano, doy fe notifiqué el auto de atrás, e hice notoria la aprobación de los muy ilustres señores presidente y oidores, a Jacinto Perera Franco, mayordomo de la cofradía de la Soledad de este lugar, en su persona. Mateo del Hoyo, escribano público.

En el lugar de Garachico, isla de Tenerife, en martes a la noche, tres de abril de mil seiscientos cuarenta años [03/04/1640], ante su merced el licenciado Gaspar Pérez de Illada, vicario de estas partes de Daute, y beneficiado de la parroquial de este lugar la presentó. El contenido:

El capitán don Melchor López Prieto, de esa regidor, depositario general de esta isla, familiar y notario del Santo Oficio de la Inquisición, prioste del Entierro de nuestro señor Jesucristo y su procesión. En la causa del cumplimiento del auto y provisión de la Real Audiencia de estas islas, despachada por vía de fuerza, contra la que se me hacía en no haberme oído mis apelaciones, y dejádome en la posesión y costumbre de tal prioste y patronazgo de la dicha celebridad del dicho Entierro, y provisión de que estaba despojado, DIGO que la dicha provisión de restitución de despojo, y declaración de despojo, se ha obedecido y mandado cumplir, en cuyo cumplimiento, y de usar del dicho oficio según y como antes lo usaba, son que de ninguna cosa de ello sea despojado. Y así, para que en todo se dé cumplimiento a la dicha provisión y a la restitución del despojo, se ha de llevar a mi casa el Santo Cristo, con la autoridad y decencia debida, y en la forma que se solía hacer, para que en ella se aderece y adorne, poniéndolo con la autoridad que siempre he hecho y se debe a tal imagen y figura de nuestro señor Jesucristo, porque con eso quedará la dicha posesión cumplida. A vuestra merced pido y suplico mande proveer y ejecutar así, y que se lleve a mi casa la dicha imagen en la forma y manera que antes se solía hacer, requeriéndole como le requiero a vuestra merced otra vez para este artículo con la dicha provisión.

Y de no hacerse y cumplirse así, protesto las penas de la dicha provisión, y lo más que en derecho hubiere lugar, y el auxilio Real de la fuerza, y pedir lo que más convenga en el dicho Real Tribunal, lo que más convenga [sic, repetición] en la dicha causa de despojo y modo del cumplimiento de sus Reales procuraciones, pues en darlo consiste la obediencia de ellas. Y lo pido por testimonio; justicia y costas protesto. Bachiller Francisco García Sánchez.

Presentada, su merced el señor vicario dijo que, cuando se le notificó la Real provisión de los muy ilustres señores de la Real Audiencia, sobre lo que pide el capitán don Melchor López Prieto, y de lo que proveyeron los muy ilustres señores, la obedeció y mandó dar entero cumplimiento, y que se lo daría cada y cuando que el caso viniese, y de nuevo estaba apercibido de dárselo enteramente, pero que hoy, dicho día, le fue notificada por Jacinto Perera Franco, notario, en auto de su ilustrísima el señor arzobispo, obispo de estas islas, en que le manda pena de cien ducados y de excomunión menor latae sententiae, y provisión de oficio, no consienta ni dé lugar a que se lleve a casa de seglar alguno el Santo Cristo de esta cofradía, por ser cosa indecentísima que se saque de la iglesia a casas seglares, y adorne por otras manos que de sacerdotes. Y por esta causa de habérsele puesto la dicha excomunión de latae sententiae está impedido por su prelado y juez, y no puede asistir a los oficios divinos ni a la procesión que se ha de hacer con el Santo Cristo, por la dicha excomunión latae sententiae, no cumpliendo con lo que se le manda y no siendo servido su ilustrísima de quitarle la dicha excomunión latae sententiae, está presto de cumplir con lo mandado por los muy ilustres señores en su provisión, además que su ilustrísima ha informado de la dicha provisión y lo que contiene, que se le ha notificado y ha venido a su noticia que la ha mandado cumplir. Y porque conste de ser cierto todo lo referido en este auto, manda se saque e inserte en este el auto, del tenor siguiente, de su ilustrísima.

AUTO

En la ciudad de San Cristóbal de esta isla de Tenerife, en veinticuatro días del mes de marzo de mil seiscientos cuarenta años [24/03/1640], su ilustrísima el señor arzobispo, obispo de estas islas, mi señor, dijo que por cuanto en la parroquial de Santa Ana del lugar de Garachico se hace la procesión, el Viernes santo a la tarde, del Entierro de nuestro señor Jesucristo, y el año pasado prohibió el que se sacase de la dicha iglesia la santa imagen a título de adornarla, y así no se sacó. Y porque este año no se pretenda sacar por el dicho título de adornarla, cosa indecentísima que a casa de seglares ni fuera de la iglesia se haga. Por tanto, mando que los beneficiados del dicho lugar no consientan se saque de la iglesia el Santo Cristo, sino que el adorno que se hubiere de poner sea dentro de ella y por mano de personas eclesiásticas, pena de cien ducados cada uno, y que se procederá con más rigor. Y mandó que el vicario del dicho lugar haga guardar y cumplir este auto, so la dicha pena, y de excomunión menor latae sententiae y uso fatum incurrendum y de provisión de oficio. Y so las dichas penas mandó a cualquier notario o sacristán u otro clérigo lo notifique, y su ilustrísima lo firmó: Francisco, arzobispo, obispo de Canaria. Don Juan de Briones Samaniego, secretario. Y asimismo el dicho presbítero pidió se insertase su respuesta, que es la que se sigue:

NOTIFICACIÓN

En el lugar de Garachico, tres días del mes de marzo, digo tres días del mes de abril, de mil seiscientos cuarenta años [03/04/1640], yo, Jacinto Perera Franco, notario público, notifiqué el auto de atrás de su ilustrísima el arzobispo, obispo de estas islas, mi señor, a los señores don Gaspar Pérez de Illada, vicario, y al señor Bartolomé Lorenzo Guzmán, beneficiados de la parroquial de señora Santa Ana, en persona, y los dichos señores beneficiados requirieron a mí, el presente notario, les dé un tanto de este auto para en guarda de su derecho. Y el dicho señor vicario dijo que ha mandado en la notificación que se le hizo por los muy ilustres señores de la Real Audiencia, en razón de lo que pretende don Melchor López, que se cumpliese y guardase dicha provisión, y se informó a su ilustrísima de ello, y de presente lo hace. Y lo firmó, Gaspar Pérez de Illada, ante mí, Jacinto Perera Franco, notario público. Y esto proveyó su merced. Y respondió ante mí, el presente escribano, al escrito presentado, de que doy fe. Gaspar Pérez de Illada. Hernando Yanes Machado, escribano público. Notifiqué en dicho día, cuando presenté el escrito de atrás, al dicho licenciado García Pérez de Illada la provisión de los muy ilustres señores que se refiere en estos autos, y la notificación hecha antes de ahora al dicho licenciado, de que doy testimonio. Hernando Yanes Machado, escribano público.

En Garachico, tres de abril de mil seiscientos cuarenta años [03/04/1640], ante su merced el licenciado Gaspar Pérez de Illada, vicario de estas partes de Daute, la presentó. El contenido:

El capitán don Melchor López Prieto, de esa regidor, y depositario general, familiar y notario del Santo Oficio de esta isla, digo que yo tengo requerido a vuestra merced con la Real provisión de Su Magestad, de los muy ilustres señores de la Real Audiencia en su nombre, sobre la fuerza y despojo que se me hizo, de hecho y contra derecho de no ir. La cual se obedeció por el señor arzobispo, anulando sus autos como se le mandó, y así mismo, por el señor visitador fue obedecido, y por vuestra merced lo mismo, mandando por su auto se me entregasen las insignias, y que en todo se guardase y cumpliese lo que mandaban los muy ilustres señores de la Real Audiencia. Con lo cual quedé en mi uso y posesión que yo y mis padres hemos tenido de cincuenta años a esta parte. Y así debía vuestra merced mandar traer el Santo Cristo a mi casa con la autoridad que de cincuenta años a esta parte se ha acostumbrado, y no lo ha hecho, antes ha dado causa que le requiera segunda vez, como de los autos consta, que cumpla lo mandado por los muy ilustres señores de la Real Audiencia, pues no debiendo dar lugar a quebrantamiento de las reales provisiones ha cometido grave delito, que protesto dar cuenta de ello a su tiempo. Y habiéndole requerido segunda vez, no cumple con su obligación, antes va continuando con el dicho despojo, que es de no haber traído el Santo Cristo, sea la procesión [...] sobre que se fundó el despojo, lo cual no había yo de haber pedido, pues a vuestra merced le toca haberlo mandado traer al tiempo y cuando es costumbre, y no por una parte mandar se guarde y cumpla la Real provisión y por otra parte impedir su cumplimiento, pues habla con vuestra merced con expresas palabras y a otro cualquier juez que haya conocido, o conociere todo, en desacato de la Real provisión y del servicio de nuestro Señor, que protestó pedir se ejecutasen las penas contra vuestra merced impuestas, y otras mayores que tan grave delito piden. Y contra los demás que parecieren y hayan dado causa a semejante quebrantamiento, dando en qué entender en esta república con semejantes escándalos y delitos, causando y quitando las voluntades a los fieles, para que excusen de acudir, y que vayan ende se zurció de nuestro Señor las tales obras, y a mí así mismo la voluntad que yo y mis padres hemos tenido de cincuenta años a esta parte, para que no se haga el Entierro de Jesucristo con el adorno y decencia que se acostumbra en mi casa, con la bordadura de oro, piedras y pedrería que siempre ha ido el ataúd y almohadas y demás cosas de su entierro.

Y no como el año pasado, que se hizo y aderezó con perigallos tocados de mujeres. Y el túmbulo [sic], estando ya la iglesia llena de gente, armándolo y desarmándolo por no saberlo poner, y quedándose la mayor parte de la cera por encender, todo con mucho ruido y escándalo del pueblo.

Siendo así que a no haber dado yo el túmulo, cera y las demás cosas nesesarias se quedara sin hacer, con lo cual divirtiéndome vuestra merced con pleitos y disgustos que yo jamás tuve, ni mis padres, antes dándome muchas gracias por ello a mí y a los dichos por los siguientes, de cincuenta años a esta parte como tengo dicho, por obra tan pía y por gasto tan grande que tenemos, que importa más de diez mil ducados de nuestras haciendas. Y todo esto debiera vuestra merced mirar, en lo cual no ha reparado antes, insistiendo en el despojo, con poco temor de lo que los muy ilustres señores han mandado prosigue en él, pues de no haber traído el Santo Cristo ha cometido grave delito en quebrantamiento de las Reales provisiones, con lo cual la vecindad está alborotada y escandalizada.

Y esto lo tiene vuestra merced de costumbre, en no dar cumplimiento a las dichas Reales provisiones, como lo ha usado conmigo, pues habrá tiempo de dos años, teniéndome puesto en la tablilla injustamente, traje las tres acordadas, y habiéndole requerido con ellas no les dio su cumplimiento, de que fue multado en cien ducados. Y asimismo, en un pleito que trae mi hermano, don Luis Fernando Prieto, de esa, sobre un asiento en dicha iglesia de señora Santa Ana, donde vuestra merced es beneficiado y vicario, habiendo los muy ilustres señores de la Real Audiencia dado su provisión, para que vuestra merced remitiese los autos y no innovase en quebrantamiento de dicha Real provisión, consintió poner pegas [?] en la dicha iglesia y asiento, y dividirlo no dejando que juzgaran dichos señores en quebrantamiento de dichas Reales provisiones, asistiendo vuestra merced a verlas poner, y otros vecinos litigantes en el dicho pleito, de que protesto dar cuenta de todo, y lo demás que convenga en semejantes quebrantamientos.

A vuestra merced pido y requiero, una y las veces necesarias en el derecho, cumpla con lo mandado y observe sus órdenes de los muy ilustres señores, mandando luego sin dilación se lleve el Santo Cristo a mi casa. Y no lo impida ni dé lugar a semejantes quebrantamientos de las Reales provisiones, vuestra merced ni otra ninguna persona ni personas, y de lo contrario protesto el Real auxilio de la fuerza de la Real Audiencia, donde me presentaré y pediré las penas se ejecuten, y otras mayores a tan grave delito, contra vuestra merced y demás personas que quebrantan sus órdenes. Y contra los mayordomos de la dicha cofradía, a quien requiero cumpla con traer el Santo Cristo, como les toca, a la dicha mi casa, pues nadie se lo puede impedir.

Y al presente escribano pido y requiero cumpla con su oficio, y sin dilación lea todo este mi escrito requerimiento a su merced, el señor vicario, y mayordomos, y a otro cualquier juez que conozca de la causa. Y sin largarlo de la mano, se me vuelva con lo que respondiere el señor vicario y los dichos mayordomos. Y asimismo le pido y requiero vaya a mi casa, y la visite y me dé por fe lo que en ella estuviere dispuesto para la procesión y entierro de Jesucristo.

De cómo se lo pido y requiero, pido a los presentes me sean testigos, y de cómo se lo entregué. Don Melchor López.

AUTO

Presentado, el señor vicario dijo que ahora, siempre que pueda y no se le aten sus manos y jurisdicción por juez superior, está llano de darle su cumplimiento a lo mandado por los muy ilustres señores, y que en lo que dice de perigallos con que se adornó el Santo Cristo y lo demás que dice en él, lo remite a señores jueces que de ello puedan conocer, y lo firmó. Bachiller

Gaspar Pérez de Illada. Hernando Yañes Machado, escribano público.

NOTIFICACIÓN

Notificose el requerimiento de atrás a Jacinto Perera Franco, mayordomo de la cofradía del Santo Cristo, en lo que con él habla, y se lo leí. El cual dijo que hasta ahora no sabe se haya mandado sacar de la iglesia el Santo Cristo a casa de seglar, y que viendo el mandato de quien pueda lo cumplirá.

Y como notario notificó un auto al señor vicario, no salga de la iglesia el dicho Santo Cristo, y protesta no se pare perjuicio los requerimientos que se le hacen, y lo firmó hoy, tres de abril de mil seiscientos cuarenta años [03/04/1640]. Jacinto Perera. Hernando Yanes Machado, escribano público.

FE

Yo, Hernando Yanes Machado, escribano público, de este lugar de Garachico, isla de Tenerife, por el Rey nuestro señor, doy fe y verdadero testimonio cómo en el dicho día tres de abril, sería con dos horas después de noche, que fue a la hora que acabé de hacer las notificaciones, presentaciones y escritos, requerimientos y autos de atrás, fui a casa del capitán don Melchor López Prieto, de esa regidor, y depositario general de esta isla, y subí al cuarto principal de la sala de ella, el cual estaba muy bien colgado, con muchas sedas y bordaduras de hilo de oro, en algunas de ellas muchos retablos, dos altares con muchos candelones, hachas guarnecidas de flores, cera blanca y un hachero con cuatro hachas, alfombrada la casa y enramada con diversas flores, un bufete cubierto con una colcha de terciopelo bordada, muy preciosa, y sobre un ataúd cubierto con un dosel, donde dijo el capitán don Melchor se había de poner el Santo Cristo, y estaban pendientes de los tirantes de dicha casa dos candeleros con veinticuatro velas, ambos con mucha curiosidad enramados de flores, y la cera blanca, todo lo cual tenía la curiosidad posible. Y bajado abajo, en una sala baja del dicho capitán don Melchor, estaban en dicha sala tres atambores cubiertos de luto, tres trompetas de la misma suerte, tres estandartes negros con sus astiles, y dijo tener uno más que había prestado para la seña.

Y así mismo tenía en dicha sala, doblados, muchos paños de luto, nuevos y usados, para cubrir el túmbulo, según dijo. Y en dicha casa, en el patio, está el túmbulo cercado de madera, que es el que se lleva a la iglesia, y dos cajones grandes llenos de cera, el uno de cera negra labrada, toda nueva, diferentes hechuras y tamaños, que dijo el capitán don Melchor haber en él treinta y seis hachas de a cinco libras, doce hachotes de a dos libras y media; docientos candelones de a tres cuartas cuatro codales. Y el otro cajón estaba lleno de candeleros, la mayor parte nuevos, que dijo haber en ellos, el dicho capitán don Melchor, ciento y noventa, y que son suyos y los había traído para el dicho efecto. Y asimismo estaban en dicho patio seis hacheros donde se ponen las hachas, y estaban también muchos haces de ramos olorosos, como son mastrantos, romero, salvia y otros muchos géneros. Y todo esto fue patente y manifiesto a muchas personas que estaban en dicha casa, como fue el licenciado Luis Lobera, presbítero, y el bachiller Baltasar Mexía, Juan Nuque Osorio, Juan de Torres, Juan de Arango, Juan de Vergara. Simón Sánchez, Vital Correa, Francisco Sánchez, Bartolomé Benítez del Hoyo, y otras muchas personas.

Y para que de ello conste di la presente, de pedimiento del dicho capitán don Melchor, en Garachico, tres de abril de mil seiscientos cuarenta años [03/04/1640]. Hernando Yanes Machado, escribano público. Va tachado ‘escrito’, no valga.

Mastado [?] ‘de çera’, no balga. Enmendado ‘y lo’, ‘entre rasón’, ‘de que doi fee’, ‘cera’, ‘de dicha cassa’, valga.

Concuerda este traslado con su original de donde fue sacado, que volví y entregué al capitán don Melchor López, a que me remito. Y le di este testimonio a cuatro de octubre de mil seiscientos cuarenta [04/10/1640].

Y en testimonio de verdad hice mi signo. [SIGNO]. Hernando Yanes Machado, escribano público.Derechos, trece maravedís. Recibí el original de este testimonio, dicho día arriba. Don Melchor López.


    Tras probar auto de fuerza ganando dicho pleito, Melchor López Prieto de Sá fue restituido en 1640 en dicho patronazgo en la fecha de la festividad procesión y entierro (tras dos años de interrupción del mismo). Uno de los particulares de su posesión es tenerlas en su casa con la guarda y decencia necesarias, o fuera de ella. Y que la figura del Santo Cristo se le entregue en el día del Martes Santo con la generacion y autoridad que siempre se ha hecho. (etc...)




Vídeo del traslado del Cristo de
la Misericordia en abril de 2022.
 



Pinchar aquí para ver Vídeo de la Virgen de la Soledad saliendo del Oratorio de Ponte







    Para la funcion del Domingo de Ramos y Viernes Santo, instituyeron un patronato Melchor López Prieto y María Luis, su mujer, en sus respectivos testamentos, que fueron también así expresados en los de sus descendientes y sucesores.

Así, en 1617 Melchor López Prieto [I del nombre] dice en su testamento: "Yo he tenido y tengo gran devoción con el Santísimo Crucifixo y á muchos años que lo hago el entierro en el Viernes Santo, poniendo la cera necesaria, y haciendo el tumbulo y aderezando el ataud en que ba, y le he hecho  sávanas, covertor, y almohadas, y lo demás con que se sirve en el dicho entierro, todo a mi costa y por mi devoción, y de mi mujer, y ella e yo havemos deseado que se continúe y se haga de aquí adelante en la misma forma, y ansí ordeno y mando que en todos los Viernes Santos se pongan, y enciendan en dicho Tumbolo treinta y seis hachas de a cinco libras cada una, y dose hachuelas de a una libra, y docientas candelas de a media libra todas de cera negra como siempre se ha hecho, y para ello desde luego le dejo toda la cera que hoi está en ser y la más yo fuere haciendo, y todos los candeleros que para ello tengo comprados, y con que se sirve, y así mismo la madera e vayetas e todo lo necesario del Tumbulo, y toda la mas ropa con que se sirve en el dicho entierro, y el Patrono que aquí nombrare ha de tener cuidado de renovar la cera en todos los años, y hacer el Túmolo, y renovar las vayetas y madera quando sea necesario, y para que haya bienes libres de que se pague este gasto señalo desde luego un tributo de cien ducados de pensión que me pagan Manuel  Juan, y su mujer en cada un año por el mes de noviembre conforme a la escritura de impución delante Gaspar Delgadillo escribano público, y desde luego nombro por Patrona de dicha memoria  a Dª María Luiz mi mujer por todos los días de su vida para que ella tenga cuidado de lo mandar hacer todos los años, y lo que sobrase de dicho tributo lo haya e lleve para sí. Y después de los días de la dicha Dª María Luiz, dexo y nombro por tal Patrono a D Melchor López Prieto mi hijo, y a sus descendientes lexítimos prefiriendo siempre el Varón a la  hembra, y el mayor a el menor, y porque este tributo yo lo tengo señalado por sus bienes a el dicho Melchor López Prieto mi hijo, le pido y mando haya por bien de que sean para esta memoria, y que de mis bienes se le dé otro tributo tal y tan bueno en su lugar (...)" 

Y su mujer María Luis, en su testamento de 1619 dice: "Declaro que tengo tres rosarios de perlas orientales finas, y dos Agnus Dei de oro, y otra joyecita de perlas, y otras pocas de perlas sueltas con la qual he adornado y aderesado la almohada y ataud del Santo Cruxifixo en el Viernes Santo quando se le hace la "procesion" del entierro, quiero, y es mi voluntad que todas esas joyas con los demas adornos con que se adorna el dicho ataúd esté siempre en ser para el dicho efecto y en tiempo del Patrono que es o fuere de la memoria que la dicha festividad en su heredero Melchor López mi marido para que siempre sirva para este Santo ministerio, y no para otra cosa (..)".



    Según argumenta Carlos Acosta en su blog 'Joya de Tenerife' (Garachico), "La familia Prieto comenzó a aderezar la imagen algún tiempo después de la disposición testamentaria y como la casa quedaba jus­tamente al lado de la iglesia, la imagen era llevada allí por comodidad de sus moradores, y en sus dependencias se hacían los preparativos! para el túmulo. La erupción de 1706 cambió geográficamente la situación; pero sólo geográficamente porque los señores de Prieto pretendieron -y con­siguieron sin grandes obstáculos- que continuara la costumbre de llevar el Cristo a su casa, a pesar de que ésta quedaba ahora mucho más alejada del templo parroquial, como consecuencia de la erupción, que había cambiado sustancialmente el aspecto de la zona urbana del municipio".

    Pero hemos visto que la familia Prieto no comenzó a aderezar la imagen del Cristo después de la disposición testamentaria de 1617, sino desde 1588.

    También hay que señalar que el Cristo se denominaba de la Soledad, no de la Misericordia, denominación por tanto más actual.

    Efectivamente la Casa familiar solariega de Prieto antes del volcán de 1706 estaba justo al lado de la Parroquia de Santa Ana, en la zona donde actualmente se localiza la plaza de la Constitución. Pero tras el volcán, y hasta que Catalina Prieto construyó su casa en la actual c/Esteban de Ponte (en la que hoy en día es Hotel San Roque), tengo pendiente localizar dónde estuvo localizada la casa de Prieto, lugar a donde se llevaría el Cristo actualmente denominado de la Misericordia.

    Así, en el mayorazgo instituido en 1608 por Melchor López Prieto [primero del nombre] en su hijo mayor Luis hace relación de unas "casas principales que son en este lugar de Garachico con sus edificios y pertenencias, que lindan por delante la calle Real de arriba, que salen de la Plaza de este Lugar, é va a la Plaza del Convento de San Francisco y por un lado casas de Gaspar de Acevedo, y por otro Casas del licenciado Colombo, y por detrás la calle que dicen del Medio, libres de todo censo, tribuyo e hipoteca, y carga=Decimos que tienen cargo de catorce reales de perpetuo en cada un año a los herederos de Nicoloso de Ponte=".

    Y en el vínculo o mayorazgo instituido en su segundo hijo Melchor López Prieto (segundo del nombre) hace relación también de esta otra  casa en la plaza principal: "...las casas principales de su morada en que al presente vive, que están en el dicho lugar de Garachico en la calle Real que va de la Plaza a San Francisco enfrente de las otras casas principales del vinculo de D Luis Fernando Prieto su hijo, señor de la Isla de la Gomera, las quales dichas casas en que vive con la Pila de Agua que dentro tienen y todo lo anejo a ellas, señala perfeccionadas y acabadas, como deben estarlo, en 8.000 ducados".


Distribución urbana alrededor de la iglesia y monasterio de San Francisco, antes de la erupción de 1706, tras el cual se modificó hasta la actual.


    En lo que se refiere a las casas de los Ponte en esa misma zona junto a la Parroquia de Santa Ana, en la partición de 1554 se repartieron entre los hermanos Bartolomé y Pedro de Ponte de la siguiente manera:

- A  la familia de Pedro de Ponte y Vergara (de quien descienden las ramas de los marqueses de Adeje, de Ponte Grimaldi y de Ponte-Ximénez)"Unas casas altas é bajas de piedras é texas con su corrales é sitio que son en las Casas del Señor San Francisco de este lugar que lindan de la una parte calle Real, y por las espaldas casas de los herederos del licenciado Calderón, y por otro lado la dicha plaza del Señor San Francisco, y asi mismo se le adjudica el señorio directo de las dichas casas para hacer dellas a su boluntad".  

- A la familia de Bartolomé de Ponte y Vergara (es decir, a Maria de las Cuevas e hijos, de quien descienden las ramas de los marqueses de la Quinta Roja, de los Condes del Palmar y de Ponte-Fonte): "Unas casas altas é bajas de piedra é teja en el lugar de San Francisco, que lindan de la una parte con casas de Juan Blas y Manuel Gomez, y de la otra parte casas de Sr. Felipe Jacome, y por la otra banda las calles reales (...); (...) un solar calmo que está junto al Monasterio de San Francisco de este lugar é linda de la una parte con casas de Juan Ascanio, por la otra parte casa de Gonzalo Rodríguez Gallego, y por delante la calle real, y por detrás casas de los herederos del licenciado Calderón (...); una acera de casas que está en el sitio de las casas principales de la morada de la dicha María de las Cuevas é Pedro de Ponte, con la huerta toda que solía ser a la hortaliza, con un cercado que al presente está plantado de morales y viña, que linda de la una parte con el Monasterio de San Francisco, y de la otra parte tierra calma de Juan Francisco Calderón, y de la otra parte con un camino por donde se sirven las sederas (...)".

Y Pedro de Ponte dejó a su segundo hijo Alonso de Ponte y Cuevas (rama de Ponte-Ximénez), también en 1567, las siguientes casas en Garachico: "Primeramente las casas principales de la morada que tenemos en el lugar de Garachico (…), con la huerta de los naranjos que dentro de la dicha casa está, con la viña grande é cercado é manjuelos é viña de San Sebastián (…) que tienen por linderos (…) de la una parte el camino real que va de esta Ciudad a dicho lugar de Garachico y de la otra parte, viña que cupo en la dicha partición"; “Todos los solares (…) en el dicho lugar de Garachico donde la Iglesia del Señor San Sebastián hacia á el Puerto é los que están desde las salidas de dichas casas principales o jacia el Puerto é todos los solares que están desde la dicha Iglesia de San Sebastián hasta llegar a lindar con los solares e viñas de Bartolomé de Ponte arriba y abajo de dicho camino real (…)".

En el testamento en 1680 de Juan Bautista de Ponte Fonte y Pagés, primer marqués de Adeje y biznieto de Nicoloso de Ponte y Cuevas, incluye en el mayorazgo que instituye en su hija Mariana entre otros bienes unas casas principales en Garachico, que describe así: “Las casas principales de Garachico que lindan con el callejón de San Francisco, con las casas de Melchor L. Prieto, y a espaldas con casas del maestre de campo Cristóbal de Ponte [primer marqués de la Quinta Roja] y por delante con calle real de arriba". Esta debe de ser la conocida actualmente como casa palacio de los Condes de la Gomera, destruida salvo la fachada por el volcán de 1706. Mariana casó en su primer matrimonio con Diego de Herrera Ayala y Rojas, Conde de la Gomera.

    Un siglo después, la erupción del volcán de 1706, con sus tres lenguas de fuego que cayeron sobre Garachico, destruyó la práctica totalidad del entramado urbano. Existe un mapa del ingeniero militar Antonio Riviere de 1741 donde ya aparecen casas y templos reconstruidos, junto a otros muchos solares aún en ruina.

Mapa de 1741 del ingeniero militar Antonio Riviere


     En 1651, el hijo segundo de Melchor López Prieto y María Luis, también llamado Melchor López Prieto [II del nombre], cuyo hermano mayor Luis residió de joven en La Gomera, dejando estos asuntos a su hermano] dice en una cláusula de su testamento: "(...) digo que he tenido y tengo gran devoción al Santísimo Cristo, continuando con la que tuvieron hasta que fallecieron el capitán Melchor López Prieto, Regidor y Depositario General Perpetuo que fue de esta Isla, y Dª María Luis, mis padres legítimos y hicieron su Santo Entierro por tiempo de 30 años [si quitamos 30 años a 1617 - año del testamento de sus padres - tendremos la fecha de 1588] en los Viernes Santos de cada uno de ellos en la Iglesia Parroquial de este Lugar, poniendo la cera necesaria para ello, haciendo el túmulo y adornando el ataúd, según el posible de dichos mis padres, y después de su muerte yo y la dicha Dª Magdalena mi "muger", deseando como deseamos que esta devoción siempre vaya adelante y en aumento, hemos acudido a ello como mejor hemos podido en servicio de tan gran Señor, por el consuelo de nuestras almas, y siendo así que el dicho capitán Melchor López mi padre señaló un tributo de cien ducados de rédito en cada un año (...)"

Sigamos con la descendencia de los Prieto hasta llegar a Catalina Prieto:

    Melchor López Prieto (II del nombre) y su mujer Magdalena del Hoyo-Solórzano y Ayala tuvieron como hijos a: Melchor Fernando (III del nombre), Sebastián, Juana y María.

    Melchor Fernando Prieto del Hoyo y Ayala (III del nombre) fue capitán, regidor perpetuo y depositario general de su Cabildo (por juro de heredad de su Casa) desde 1653. Fue sucesor del primer mayorazgo de Prieto (de 30 mil ducados) que se había fundado en la cabeza de su padre Melchor Prieto de Sá (II del nombre). Casó con Marcela de Anchieta [o Ancheta en esa época] y Fiesco, hija única y sucesora de Matías de Anchieta Machado Becerril. Sus hijos fueron el sargento mayor Melchor José, Luis Fernando, José, Esteban Matías, Bernarda, Micaela y Teresa.


    Puede observarse que el apellido Prieto se ha convertido en las siguientes generaciones en el compuesto Prieto del Hoyo pues los dos vínculos del Hoyo imponen a los respectivos sucesores el uso de su apellido y aportan prestigio y patrimonio a la familia en general.

    Su hijo sucesor fue Melchor Prieto del Hoyo y Anchieta (IV del nombre) casó con Catalina Margarita del Hoyo-Solórzano, y cuyo hijo sucesor fue Melchor Prieto del Hoyo (V del nombre), que casó en segundo matrimonio con Ángela Teresa Alfaro (o Franchi-Alfaro) y Ponte-Ximénez, que son los padres de Catalina Prieto del Hoyo y Franchi-Alfaro (hija única y heredera de los mayorazgos de Prieto del Hoyo), que casó alrededor de 1769 con Gaspar de Ponte-Ximénez y Ponte (1749-1824).



CATALINA PRIETO-DEL-HOYO FRANCHI-ALFARO (1747-1822). Hija única (más bien el único hijo que sobrevivió a su padre). 


    Gaspar de Ponte-Ximénez fue capitán de granaderos del Regimiento Provincial de Abona, algo alejado de Garachico, desde 1771 (año en que nació su único hijo) hasta 1794. Se jubiló de la carrera militar en 1795, tras un último año en el Regimiento de Garachico, falleciendo el 30 de julio de 1824 en Buenavista (a sus 75 años). Seguramente falleció en su hacienda de Casablanca que tenía en dicho municipio, que luego fue la una de las preferidas de su nieto Antonio de Ponte. En el inventario de la casa de El Lamero en 1817, tras el súbito fallecimiento de su único hijo Melchor de Ponte y Prieto (quien en los últimos años la había habitado con sus numerosos hijos), se relaciona lo que contiene una dependencia que se denomina 'Cuarto de la asistencia de capitán don Gaspar de Ponte', sin ningún tipo de alusión a su mujer Catalina Prieto. Es una muestra más de que el matrimonio hacía vidas separadas. No se separaron formalmente, pues se siguen nombrando en los documentos como marido y mujer, pero parece ser que guardaron distancia entre ellos y cada uno gestionaba su propio patrimonio.  

    El mayorazgo de la rama de Ponte-Ximénez sufriría en estos años un quebranto muy importante y corrió peligro de desaparecer en tiempos de Gaspar de Ponte-Ximénez y Ponte y de su hijo Melchor de Ponte y Prieto. Este pleito se sumó a las grandes pérdidas de tierras y molinos sufridas por el mayorazgo con el volcán de Garachico de 1706. Ya desde los tiempos del tatarabuelo de este Gaspar de Ponte-Ximénez, llamado Nicoloso de Ponte-Ximénez y Castilla (1650-1719), marqués de Adeje consorte, había comenzado un pleito familiar (interno a la rama Ponte-Ximénez) que tardó en resolverse definitivamente 140 años, y de manera muy desfavorable para los Ponte-Ximénez que nos ocupan.

    Todo comenzó al imponer Pedro de Ponte y Vergara y Catalina de las Cuevas un censo de 9 mil doblas sobre el mayorazgo que acababan de fundar en su hijo Alonso de Ponte y Cuevas; y de haberse trasladado a éste 560 doblas de suerte principal de otro tributo de mayor cantidad a que había sujetado el otro mayorazgo que como aquel habían fundado a favor del otro hermano de Pedro de Ponte su primogénito (Nicoloso de Ponte y Cuevas). 

    Dicha imposición de Pedro de Ponte fue con motivo de un préstamo para la compra de unas tierras para un ingenio en La Orotava (zona de la Duquesa).

    En tiempos de Alonso de Ponte Ximénez y su mujer Polonia de Guzmán y Castilla, dicho auto se redimió y se hicieron nuevos contratos sobre la existencia y duración de dichos tributos, pasando su hijo Gaspar a ser quien pagaba el censo y su otra hija María la que lo cobraba al casarse con Juan Bautista de Ponte Fonte (biznieto de Nicoloso de Ponte y Cuevas). Más adelante se suscitó pleito en la Comandancia General de estas Islas presentado por Juan Francisco de Ponte-Ximénez y Castilla en marzo de 1695 (en representación de su mujer) contra su hermano el marqués consorte de Adeje Nicoloso de Ponte-Ximénez y Castilla, poseedor del mayorazgo (ambos eran nietos de Alonso de Ponte Ximénez, a su vez biznieto de Pedro de Ponte y Vergara), cuyas mujeres casualmente eran también hermanas: Polonia y María Ana de Ponte Castilla y Guzmán, hijas de Juan Bautista de Ponte Fonte (primer marqués de Adeje). Lo que había pasado es que a Polonia le correspondía el derecho de cobro y se había casado con Juan Francisco de Ponte-Ximénez y al hermano de éste, Nicoloso de Ponte-Ximénez, le correspondía la obligación de pago (aunque estuviera casado con la hermana de Polonia, Ana María, que fue la segunda marquesa de Adeje). Había vínculos familiares muy cercanos y seguramente por ello el plieto se paró, como veremos.

    Juan Francisco pretendía que se le pagaran 41.258 reales, en cuya acción sucedió su yerno Baltasar de Molina y Llarena, como marido y representante de Paula María de la Encarnación de Ponte y Castilla, heredera de su padre en este derecho, concretando ahora su solicitud a que el expresado señor marqués de Adeje le pagase 95.359 reales como pertenecientes a su mujer, cuya cantidad era precisamente el principal de los antedichos tributos, que a dicha Dª Paula pertenecían, a lo que contestó el expresado Sr. marqués (consorte), quedando la causa parada en el año de 1704 (seguramente por tantos parentescos cruzados tan cercanos, pero lo que realmente se consiguió es que la deuda continuara creciendo hasta que las siguientes generaciones ya no eran tan cercanas) hasta que, en abril de 1760 reprodujeron dichos autos José de Molina y Briones (nieto de Baltasar y marqués de Villafuerte), en unión con Miguel Jorva-Calderón y Molina, más la representación de José Francisco de Alfaro y Molina que estaba ausente en La Habana (todos ellos nietos de Paula de la Encarnación de Ponte y Castilla) que derivaban causa de dicha Paula, pidiendo se citase al poseedor de dicho mayorazgo, que ahora lo era su primo tercero Nicoloso de Ponte-Ximénez y Ponte (ya no eran parientes tan cercanos, ahora pleitearían con toda la munición), padre de Gaspar de Ponte-Ximénez y Ponte y abuelo de Melchor de Ponte y Prieto, cuya causa seguida se sentenció en contra de Nicolás en 30/07/1779.

    Viendo la Casa de Ponte-Ximénez que irremediablemente se le iba a despojar del primero de sus mayorazgos, acuerda con los interesados una transacción ventajosa para todos, que es aceptada y escriturada por el marqués de Villafuerte, por la representación de su casa, la de Alfaro (o marqués de la Real Proclamación, que estaban avecindados en La Habana y allí continuó su descendencia) y la de Jorva-Calderón. Las tres ramas descendientes de Paula de la Encarnación de Ponte y Castilla. 

    A partir de mayo de 1801 Gaspar de Ponte-Ximénez y Ponte cede el mayorazgo de Ponte-Ximénez a su hijo Melchor de Ponte y Prieto. argumentando que él no puede continuar por "no poder practicar personalmente muchas diligencias esenciales para formalizar los recursos con que pueden y deben salvarse algunas piezas de las perseguidas y embargadas, y otras combinaciones que ha hecho, relativas al bien de su casa y del expresado mayorazgo, que solamente pueden ser desempeñadas por Melchor de Ponte y Prieto, su hijo primogénito y único descendiente suyo; (...) para que ponga y quite a su voluntad mayordomos, medianeros, ponga pleitos, defienda los derechos que a dicho mayorazgo pertenezcan, (...) y haga todos los actos, recursos y diligencias judiciales (...)".

        Mientras tanto se le embargan temporalmente las fincas de El Lamero y El Carmen, sacándose fuera sendas ermitas de San Antonio y del Carmen respectivamente (que están dentro de dichas fincas pero permanecerían abiertas para el acceso de los vecinos), y también dos molinos (el de abajo y el de arriba, ambos en las inmediaciones de El Lamero) y la llamada Viña Grande (terrenos sobre el actual tunel de Las Aguas, por encima del Guincho, más de 20 hectáreas). 

    Melchor de Ponte Prieto planteó muchos inconvenientes y lo que se denominaban exensiones, que originaban retrasos y replanteamientos del verdadero valor de la deuda, hasta que ambas partes acordaron llegar a un acuerdo que satisfaciera a todas las partes y diera carpetazo al centenario pleito. En ese acuerdo de 1812 Melchor de Ponte deberá pagar por terceras partes el valor de todos los bienes embargados conforme al justiprecio realizado. Las cantidades pagaderas ascienden a 35.064 pesos, 4 reales y 7 cuartos, que son 525.968 reales de vellón, que ha de satisfacer Melchor de Ponte a las tres representaciones que tiene derecho a ello, parientes lejanos suyos. Se dividieron en 3 partes iguales de 11.778 pesos o 175.922 reales de vellón.
    
    A cambio se dan por nulos y cancelados los relacionados autos con respecto a los bienes del expresado mayorazgo de Pedro de Ponte que posee el dicho Melchor de Ponte y Prieto, para que siga en todos los sucesores libre y sin responsabilidad de dicho censo, y como si nunca lo hubiera tenido, sin que los sucesores puedan reclamar la desmembración de las piezas que de él se separan para dar en cuenta de pago del crédito que por esta escritura se satisface atento a que cede en su pro y conveniencia (...).

    Fue convenio de esta transacción que Melchor de Ponte había de satisfacer de pronto la tercera parte del total crédito adeudado que resultase del valor de los bienes del producto de los secuestros cubriendo dicha tercera parte con bienes y el resto con dineros de contado, y las otras dos terceras partes las había de satisfacer en tres plazos que habían de ser en tres años siguientes a la fecha de la escritura de transacción (que comienzan en fin de abril del año siguiente de 1813 y así sucesivamente hasta su entero pagamento, al cual quedan obligados no solo los frutos de las fincas hipotecadas al crédito censual, sino también las mismas fincas y sus raíces contra las cuales se pueda proceder ejecutivamente para dicha satisfacción en el caso de que no se verifique como queda estipulado (...). La deuda debería quedar por tanto extinguida en abril de 1816, poco más de un año antes de que falleciera inesperadamente el infortunado Melchor de Ponte y Prieto (el 10 de agosto de 1817). Pero por documentos posteriores, sabemos que sus hijos tuvieron que afrontar todavía una parte de la deuda aún no pagada.


MELCHOR DE PONTE-XIMÉNEZ Y PRIETO (1771-1817). Hijo único de Catalina y Gaspar, que casó con Ana María Benítez de Lugo y Alzola, y falleció inesperadamente a los 46 años de edad en Vilaflor - Chasna, con siete hijos, pero premuriendo a sus padres. 


Casa de Catalina Prieto

c/ Esteban de Ponte, actual Hotel San Roque.

    La edificación de la foto se convirtió a partir de los inicios del siglo XIX en la casa principal o solariega de las siguientes generaciones de los Ponte-Ximénez en el casco del pueblo de Garachico.

    Antes la casa solariega de los Ponte-Ximénez había sido la existente en la hacienda del Lamero, que no se había salvado de la destrucción del volcán de 1706 pero fue reconstruída a lo largo del siglo XVIII por Nicoloso de Ponte-Ximénez y Ponte y su hijo Gaspar (respectivamente abuelo y padre de Melchor de Ponte Prieto. Nicoloso había casado en 1749 con Catalina Teresa de Ponte y Mesa, hija del III marqués de la Quinta Roja). Jesús Pérez Morera, profesor y doctor en historia de la universidad de La Laguna ULL, sitúa la obra alrededor de 1785. Ello a pesar de que a partir de 1779 la familia ya estaba incursa en el inicio del terrible desenlace en contra del pleito familiar de las 9.560 doblas. Gaspar había casado en 1769-70 con Catalina Prieto.

Casi nada de la hacienda de El Lamero se salvó del volcán de 1706.
En el mapa de 1741 se ve que le llegó la lengua de lava y el incendio que provocó.


    En el año 2015 fue declarada BIC (Bien de Interés Cultural) en la categoría de monumento.

    Esta finca fue parte de la data concedida a Cristóbal de Ponte por el Adelantado Alonso Fernández de Lugo en 1497. Según Jesús Pérez Morera en el citado libro, "la casa de la Hacienda El Lamero tiene su origen en el núcleo central de la hacienda y heredamiento del genovés Cristóbal de Ponte, considerado como fundador o primer poblador de Garachico o, al menos, el primero cuyo recuerdo se ha conservado". Según Pérez Morera, sería aquí, frente al Roque de Garachico, donde situaría el núcleo central de su hacienda, incluida su casa, con huerta, cercado de viña y morales, detrás del antiguo convento de San Francisco.

        En la partición de 1558 entre Pedro y los sucesores de Bartolomé de Ponte y Vergara, se le adjudicó a Pedro de Ponte y Vergara. En tiempo de Pedro de Ponte el Lamero era llamado casa de criar sedas, luego seguramente la finca tenía muchos árboles morales y aún no se habría convertido en la viña que luego fue durante siglos.

     La casa original de la hacienda de El Lamero había sido construida o reformada en profundidad en los años 30 del siglo XVII por Alonso de Ponte-Ximénez y Ponte (en la primera mitad del siglo XVII), hijo único de Juan Francisco Ximénez y Jorva-Calderón (casado con María de Ponte, hija única de Alonso de Ponte y Cuevas) , el primero en llevar el apellido de Ponte-Ximénez, y que casó con Polonia de Castilla y Guzmán.  El coste de las bien hechurías realizadas (o sea, de una reforma profunda y con mejoras) fue de 39.766 reales (una fortuna en aquella época). 

 
 Alonso de Ponte Ximénez además impuso 3 ducados a los beneficiados para la fiesta de San Antonio (en la ermita de la hacienda), por cantar la misa en la víspera y poner la cera.

Documento antiguo (en libro de protocolos) donde puede verse que Alonso de Ponte Ximénez funda la ermita de San Antonio de Padua el 5 de noviembre de 1633, con aprobación y licencia para las funciones que se quieran hacer en honor de este Santo, y con declaración de su Santidad de hacer día de fiesta con obligación de oir misa el día de dicho santo.

    Alonso de Ponte Ximénez había hecho varias transacciones en 1633 a los anteriores propietarios del dominio útil de la viña de El Lamero, incorporando dicho dominio útil al dominio directo o de señorío que tenía. La finca ya contaba en aquel entonces con lagar y bodega. Dichos censatarios o propietarios del domino útil eran Sebastián Díaz y María Díaz, que habían comprado ese derecho en 1618 a un tal Manuel Juan. Éste a su vez la había recibido en dación por Dª Isabel Jorva y Juan Francisco Ximénez.

Esta casa hubiera sido la casa solariega de los Ponte-Ximénez durante el siglo XVIII pero al destruirla el volcán de 1706 varias generaciones de Ponte Ximénez no pudieron residir en ella, al menos hasta mediados del siglo. A partir del segundo cuarto del siglo XIX la casa solariega de los Ponte Ximénez pasó a ser la construida en los últimos años del siglo XVIII por Catalina Prieto en la actual calle Esteban de Ponte (que es ahora el señero Hotel San Roque), antes calle San José y antes calle del medio.  

Nos cuenta Pérez Morera que "durante la segunda mitad del siglo XVII, como expresión del apogeo de la mentalidad nobiliaria y de lariqueza generada por el comercio del vino, la casa solariega de los Ponte [Ximénez] fue mejorada notablemente. Las fábricas y mejoramientos más importantes fueron realizadas por el sargento mayor don Nicoloso de Ponte-Ximénez [y Castilla], caballero de la orden de Santiago y marqués consorte de Adeje, que gastó en ellas más de 30.000 ducados, y por su padre, don Gaspar de Ponte-Ximénez [y Castilla]

Nicoloso de Ponte también alhajó y dotó el recinto sacro de la ermita de San Antonio de Padua con nuevas imágenes [por ejemplo la figura del San Pedro Alcántara que hoy en día custodia Carlos Acosta García en su casa, ante el abandono que sufría la ermita] y ornamentos y añadiéndole la pieza de la sacristía.

Según Pérez Morera, durante el siglo XVII, cuando el comercio del vino generaba cuantiosas ganancias, El Lamero llegó a ser uno de los edificios más suntuosos y magníficos de la historia de Canarias, una auténtica villa palaciega construida con mármoles, jaspes y canterías exquisitas como expresión del apogeo de la mentalidad nobiliaria y del poder que alcanzó la familia Ponte [en este caso Ponte-Ximénez]

    El citado Gaspar de Ponte-Ximénez [y Castilla] construyó otra residencia familiar en la cercana hacienda de El Majuelo [conocida actualmente como la casa de los Villafuerte, cuyo propietario actual es el actual marqués de Villafuerte Luis Ignacio López de Ayala y Aznar]que había recibido entre los bienes dotales de su esposa Paula de Ponte Fonte y Pagés [es más correcto apellidarla de Ponte Azoca y Vargas, bisnieta de Bartolomé de Ponte y Cuevas, que inició la rama Ponte Fonte, hijo segundo éste de Bartolomé de Ponte y Vergara]con la que había casado en 1642. Situada a la entrada de la villa y puerto de Garachico y colindante por el oeste con El Lamero, en ella fabricó las casas principales de su morada con el mayor dispendio, de modo que  - según declaraba en su testamento en 1674 - en su construcción gastó más de 40.000 pesos (...).

    [La hacienda de El Majuelo fue afectada por la lava y por el incendio del volcán de 1706, pero su ermita de San Antonio no].

    Prosigue Pérez Morera: El suntuoso edificio de la casa principal y solariega [El Lamero] del mayorazgo de Ponte [Ximénez] fue destruido y arruinado por las lavas [y el incendio que provocó] del volcán de 1706. Al respecto escribía [años después] José Morales Benítez, en nombre de Melchor de Ponte y Prieto, poseedor del mayorazgo [entre 1801 y 1817]:Bien sabe V.E. que el volcán que reventó sobre Garachico en 1706 deboró inmensos predios de su comarca, cayó sobre la población y después de haber insendiado su mayor parte redujo su suelo y el de las vistosas haziendas y emparrados que lo sircumbalava a montes volcánicos y labas erisadas que lo inutilisaron entre los puntos que se apoderó y que quedaron debajo de sus labas fueron las casas principales de Pedro de Ponte que valían más de 2000 ducados, su hermita, huerta de naranjos y la hazienda del Lamero en su mayor parte (...)'.

    Cuatro años después de la erupción volcánica que redujo los cuantiosos bienes del mayorazgo y sepultó la mayor parte de las viñas y morales de la hacienda del Lamero, don Nicoloso de Ponte-Ximénez, en escritura de agregación de bienes otorgada el 15 de septiembre de 1710, declaraba, asímismo, que la casa principal del mayorazgo, con sus bodegas, caballerizas, lagar y molino de arriba, había sido inundada y quemada por las lavas del volcán.

    Un siglo más tarde de la erupción, era recordada como una espléndida residencia construida con mármoles, jaspes y canterías exquisitas derretidas por las coladas lávicas, que destruyeron 'un edificio tan sumptuoso y magnifico como era la casa de los Ponte, en la qual solo reparos hechos por Don Gaspar y don Nicoloso ascendieron a más de 60.000 pesos, según consta de los autos y de este certificado que precento y juro en toda forma (...)'.

    Y siguiendo el relato del Clío Garachicense 2 'La Hacienda El Lamero y los Orígenes de Garachico', de Jesús Pérez Morera, podemos saber que: "Tras la erupción volcánica de 1706, la casa solariega de los Ponte [Ximénez] fue edificada, mucho tiempo después, en su actual localización, al este y por encima de la antigua residencia. El nuevo edificio fue construido sobre la antigua casa de criar seda y superpuesto a la ermita de San Antonio que había erigido entre 1633 y 1635 el capitán Alonso de Ponte Ximénez a la entrada de su hacienda, inegrada, a partir de ahora, dentro del conjunto doméstico. La construcción del mismo se debe en su mayor parte a Nicolás de Ponte-Ximénez [de Ponte-Ximénez y Ponte, nacido en 1721 y que casó en 1749 con Catalina Teresa de Ponte y Mesa, hija del II marqués de la Quinta Roja], que sucedió en la posesión del mayorazgo familiar después de la muerte de su padre en 1764. Hacia 1785 este caballero extendió la vivienda e hizo considerables fábricas, incluida la sorprendente escalera principal -única en las islas -, en la que aprovechó la cantería labrada que pudo extraer en las excavaciones que practicó en la mansión anterior arruinada por el volcán. 

    Así lo manifestaba en 1797, Juan Rodríguez Núñez, en nombre del marqués de Villafuerte [en unos documentos a cuenta del pleito familiar de las 9.560 doblas], al señalar que El Lamero 'estaba la casa que llaman de la seda, sobre la que Dn Nicolás de Ponte, padre de la contraria, fabricó de 12 años a esta parte unos aposentos para extender su vivienda que tubo hasta que falleció y para cuya fábrica, habiendo escavado en la quemada, sacó porción de la cantería labrada con que hizo una escalera y un tirante de yerro. Se ve también en ella un estanque que fabricó el sargento mayor Dn Gaspar de Ponte, padre de Dn Nicoloso para recoger el agua de riego de dicha villa, y la ya expresada del Manjuelo, que era de su mujer Dª Paula de Ponte (...)'.

    En los autos seguidos poco después contra los medianeros y arrendatarios de las fincas secuestradas del mayorazgo [a cuenta del citado pleito familiar de las 9.560 doblas] se hace también referencia a las mismas fábricas:' Esta casa ha sido la solariega de los poseedores del mayorazgo de Ponte [de Ponte-Ximénez]; en ella vivió y murió Dn Nicolás de Ponte, quien hizo en ella considerables fábricas. En ella tiene don Gaspar de Ponte [el padre de Melchor de Ponte y Prieto] infinitos muebles y alhajas. El mismo don Gaspar tiene todas las llaves de sus piesas; de esa casa a la que vive actualmente el citado don Gaspar [la hacienda de El Majuelo, hoy de los Villafuerte] hay la miserable distancia de poco más de dos tiros de fucil (...)'.

    En la liquidación de los bienes secuestrados, los peritos designados (...), apreciaron la casa y ermita de El Lamero, distinguiendo entre fàbrica nueva y la antigua. El valor de las bienhechurías y la fábrica nueva fue calculado, en lo referente los capítulos de carpintería y mampostería, en 2.427 pesos, en tanto que la fábrica antigua ascendía únicamente a 243 pesos". Esto da una idea de lo poco que se conservó de la casa antigua.

    Según Pérez Morera: "Salvo algunas intervenciones puntuales, la casa de la hacienda El Lamero [la reconstruida en el siglo XVIII] se ha conservado prácticamente intacta en toda su integridad, a pesar del abandono que ha padecido en las últimas décadas, incuria que sin duda la ha preservado de las acostumbradas mixtificaciones, falsificaciones y malas intervenciones. Ello constituye otro de los principales valores que, hoy por hoy, atesora esta hacienda y residencia suburbana al mismo tiempo". 




Casa y hacienda El Lamero, en el casco de Garachico, 
casa solariega de los Ponte-Ximénez en Garachico y un auténtico palacio hasta el volcán de 1706. La casa fue reconstruida en el siglo XVIII por el abuelo de Melchor de Ponte Prieto (Nicolás) y actualmente sigue en propiedad de sus descendientes (la familia Brier Ponte, como nietos de Melchor de Ponte y del Hoyo, que la heredó de su padre Antonio de Ponte), aunque está a la venta. 


        Ha habido una desafortunada confusión con la ubicación de la ermita de San Antonio de Padua de los Ponte y se ha asignado incorrectamente El Lamero a la familia Gallegos y su construcción a Alonso del Hoyo (en vez de a Alonso de Ponte Ximénez, que es lo correcto). Se habla de una finca llamada el Drago, donde una ermita de San Antonio de Padua de los Ponte estuvo ubicada, supuestamente en Las Cruces o en La Caleta. En tal caso habría habido dos ermitas con el mismo nombre en Garachico. Pero es erróneo. Lo que está claro es que en El Lamero ha existido una ermita con dicha denominación y corresponde a los Ponte de la rama Ponte Ximénez, y está ubicada en una zona efectivamente conocida como El Drago. Esto, además de poderse demostrar con infinidad de documentos existentes en el archivo Brier Ponte que se encuentra en el AHPT (el cual estoy estudiando poco a poco), está perfectamente explicado en el Clío Garachicense núm. 2 (titulado 'La Hacienda El Lamero y Los Orígenes de Garachico'), donde se niega que El Lamero fuera construido por la familia del Hoyo y se explica el origen de una confusión tan extendida, desde la época de Pedro Tarquis (1974), por una nota errónea tomada por él del Archivo Histórico Provincial AHPT. Este equívoco fue luego repetido por Alejandro Cionarescu (1977), por Martín Rodríguez (1978) y por Acosta García (1994); y actualmente se reproduce desgraciadamente una y otra vez en multitud de entradas en internet o en informaciones sobre la historia de Garachico. 

    El archivo Brier Ponte (ABP) en el AHPT tiene una parte que es la documentación antigua de la familia Ponte-Ximénez y de la familia Prieto del Hoyo que se encontraba seguramente en la casa de la c/Esteban de Ponte (actual Hotel San Roque) en el momento de su enajenación (recordemos que fue Conrado Brier Ponte quien la vuelve a comprar a los Noriega y más adelante la vende al inversor francés); o en el propio El Lamero (o una suma de la documentación existente en ambas casas).


    La propiedad en la actual calle Esteban de Ponte (antes calle San José y aún antes calle del medio) provenía sin embargo de Catalina Prieto, pues había sido adquirida por ella en varias compras de casas y solares limítrofes, unificando luego las diferentes construcciones. Catalina Prieto las adquirió en varias compras:

1) en 1794 al beneficiado José Antonio Silva, 
2) en 1796 a Gaspar Fernández Mejía, 
3) en 1801 a Narcisa Garay, 
4) y el resto del sitio contiguo que redimió en 1803 del extinguido Convento de las Claras. 

    Las incorporó todas en una sola construcción, mediante una profunda reforma. En su testamento donó una pequeña parte a su criada María Afonso del Castillo.

Documento de 3 de agosto de 1796, donde Catalina Prieto remite a Madrid (para que lleguen a Roma) un pago de 240 escudos y medio por la expedición de un breve perpetuo concerniete al oratorio privado de su nueva casa en Garachico, el actual Hotel San Roque (que había terminado recientemente aunque la amplió en los años siguientes). Dice que el pago lo había realizado por empeño del Cardenal de Zelada.


    El Cardenal de Zelada al que se refiere el escrito fue Francisco Javier [de] Zelada y Rodríguez (Roma, 1717 – Roma, 1801), nacido de una familia española, que sirvió en la curia papal en Roma y en el servicio diplomático de la Santa Sede.​ El Papa Pío VI le nombró Cardenal Secretario de Estado entre 1789 y 1796.Antes de eso había sido nombrado cardenal en 1773 por Clemente XIV, siendo el principal negociador de la Santa Sede y redactor del breve junio de 1773 que suprimió la Compañía de Jesús. Bibliotecario de la Sagrada Iglesia Romana desde el 15 de diciembre de 1779 hasta su muerte.
 
    Según relata Carlos Acosta en su blog, "(...) Catalina Prieto estaba en posesión de dos comunicaciones papales: Buleto especial, distinto del común, expedido por Breve del Papa Cle­mente XIII con fecha 3 de enero de 1764 y el que S. S. Pío VII concedió con fecha 11 de agosto de 1796, según podemos leer en los apuntes de M. de la Torre, extraídos de Martínez de Fuentes (...)".

     Catalina compró en 1817 otra casa en la citada calle del medio contigua a las anteriores a la parte del poniente (al oeste). La compró por 6.603 reales corrientes y 25 mrs. a Claudia Díaz Navarro. Y esta casa es la que donó en su testamento a su criada María Afonso. 

    En dicha casa principal de la actual calle Esteban de Ponte continuó desde finales del siglo XVIII la centenaria costumbre familiar de trasladar el Domingo de Ramos el Cristo de la Misericordia desde la Parroquia de Santa Ana al oratorio de su casa y custudiarlo allí durante unos días. 

   Catalina Prieto había enajenado en 1777 la finca de viñedos de Las Cañas en Icod El Alto, con lagar y agua de riego, que se había incorporado al mayorazgo de Prieto tras la partición de Marcelo Anchieta en 1695. Esta propiedad había estado sujeta a un gravemen de 1.000  ducados para la función del entierro del Stmo. Cristo en el Viernes Santo, de los 2.000 ducados impuestos a este patronato laical desde 1617. Pero en su testamento aclara que estos tributos no se cobraban hace mucho tiempo y sseñala su voluntad de que su sucesor y nietos lleven adelante esta devoción con la mayor decencia y esmero que les sea posible.
    
    Según relata Carlos Acosta en su blog 'Joya de Tenerife', el 30 de marzo de 1805 los beneficiados de Garachico enviaron al obispo de la Diócesis, don Manuel Verdugo, en la que protestaban por el traslado que, cada año, por Semana Santa, se realizaba de la imagen del Cristo de la Misericordia al oratorio privado de doña Catalina Prieto. Según los beneficiados no había razones para que una imagen religiosa tuviera habitación, durante cinco días, en un lugar profano. La costumbre era –y es— que cuatro sacerdotes llevaran a hombros hasta tal oratorio la imagen del Cristo, donde permanecía desde el Domingo de Ramos hasta el Viernes Santo, día en que regresaba a la Parroquia para tomar parte en la Procesión Magna. Se quejaban los beneficiados, no solo de que la casa particular era un lugar profano, sino de que en una sala contigua se celebraba un suculento banquete, “viniendo a ser dicha pieza, templo y estrado al mismo tiempo”. La carta de los beneficiados dio lugar a serios incidentes, pero el traslado se ha seguido haciendo a pesar de que han transcurrido dos siglos desde la incidencia. 

    Continúa diciendo: "Doña Catalina no se inmutó leyó detenidamente la comunicación y contestó a los beneficiados al día siguiente. Pero acompañó, además, el Buleto Pontificio de 1796, por el que S. S. Pío VII concedía a su familia diversos privilegios; unas cartas del Nuncio en España, de 1641, por la que don Melchor obtenía licencia para llevar a su casa la imagen del Cristo de la Misericordia; y un documento del obispo don Juan Francisco Guillén por el que, en su momento, concedía 40 días de indulgencia «a los que rezaren un Credo en la Sala delante del Señor». Pero estaba claro que doña Catalina se había ofendido por la ac­titud de los beneficiados. Consideraba que las palabras del escrito que le habían dirigido eran «inconscientes. Contradictorias, inciertas y fútiles». y pedía al Obispo que accediera al cumplimiento de la cos­tumbre puesto que «…la Sala se adorna con la mayor decencia, que el refresco se sirve en pieza separada y aunque se comunica con la Sala, se puede cerrar la puerta, la que se hubiera tapiado si los beneficiados lo hubieran dicho».

    También indica Carlos Acosta: "Está claro que los familiares de Doña Catalina salieron triunfantes en el litigio, tal vez por entender los beneficiados que la situación hablaba poco en favor suyo, aunque fueran buenas las intenciones. Y es posible, también, que influyera el peso de las bulas papales. La costumbre ha prevalecido hasta hoy y nadie en Garachico (ni los párrocos ni el pueblo) ha pensado en dar fin a esta secular cos­tumbre que todos aceptan como normal, aunque parezca escapada de un libro de leyendas".

    Según afirma Carlos Acosta, "hoy nadie en la Villa expresa la más mínima protesta por tal traslado. Por el contrario, los vecinos y feligreses la consideran como una tradición secular que les da prestigio, aparte de poseer una indudable espectacularidad".

    En el testamento de Catalina Prieto en 1822 dice al respecto de esta costumbre, que "tanto ella como sus mayores han estado en la antigua posesión de que el Domingo de Ramos por la tarde se conduzca en procesión a sus Casas la imagen del Santo Cristo, como que se hace la función de entierro el Viernes Santo donde se deposita con las imágenes de Ntra. Señora [de la Soledad], San Juan y La Magdalena, con la facultad de poder erigir altares y que se digan misas en los días lunes, martes y miércoles de la Semana Santa conforme a un Breve Apostólico del Sr. Pío Sexto [Papa durante el último cuarto del siglo XVIII] y a varios decretos de los Sres. Ordinarios, y que habiendo señalado sus mayores para costos y gastos a esta función dos mil ducados de principal de tributo redimible que ha estado impuesto en varias fincas y que no se cobran hace mucho tiempo, quiere y es su voluntad que su sucesor y nietos lleven adelante esta devoción con la mayor decencia y esmero que les sea posible (...)". 

En el inventario de los bienes de Catalina Prieto se indica que
 había en la casa, junto a otros muchos objetos, "seis faroles de mano para acompañar al alumbrado a la traída del Señor de la Iglesia a la Casa el Domingo de Ramos".

        El inventario a la muerte de Catalina Prieto (en 1822) especifica lo siguiente: " Primeramente en el Oratorio siete casullas [vestimenta del sacerdote o túnica], una de terciopelo negro con galón falso; otra de seta verde con un galóncetito de plata falso; otra de lana de plata con galón de oro fino; otra de rasoliso violado con galón de plata fino; otra de expolín morado con galón de seda amarillo  de plata falso; otra lampaso encarnado con galón de oro fino, y otra de damasco blanco con galón de seda amarillo; con estolas, manipulos y cingulos de lo mismo; tres alvas de lienzo con sus encajes todo bastante decente; tres anutos; tres bolsas de corporales con todo lo necesario; seis purificadores; cuatro paños de mano; un misal; dos cruces de altar; un caliz de plata; otro de id dorado con patenas de lo mismo; un plato con dos vinageras y campanilla de plata sobre dorado; plato y vinageras de plata; una campanilla de metal; unos manteles; dos frontales, todo esto custodiado en un estante de pinsapo con gavetillas; una mesa de altar con piedra de ara, dos candeleros de metal y una sobre mesa con un nicho o urna en que está colocada la imagen de bulto de Santa Catalina mártir; dos mesitas de palo doradas muy usadas que sierven de adorno a los extremos de dicha mesa de altar; una silla de barbuzano de brazos con asiento y espalda de moscobia; en el resto de dicha sala tres docenas de sillas de madera con asientos de paja, 15 sillas de madera con asientos de crin; dos mesitas de juego de caoba, y dos rinconeras de lo mismo; 6 espejitos cornucopias con guarnición dorada; un cuadro también con guarnición dorada, dícese de palo negro con filetes dorados que representa la degollación de San Juan Bautista; dos espejos muy antiguos grandes, con la misma guarnición que el cuadro antedicho; un retrato del Monarca el Sr. D. Fernando Séptimo, con guarnición de madera; una araña de vidrio cristal; un cajón con dos espejos buenos, con remate y guarnición de madera caoba y algún doradillo, que se colocan anualmente el Domingo de Ramos en este oratorio; para el recibimiento del Señor difunto; otro cajón con una alfombra de paño de color; dos cortinas de damasco aluco tela de lana; dos esteras esparto, una en esta sala, y otra delante del altar de dicho oratorio (...).

(...) la ropa y demás que la piedad de la Sra. difunta [Catalina Prieto] había destinado y donado para la función del Sr. difunto en el Viernes Santo en cada año; (...) dos varas plateadas y otra pintada; tres mesas de altar de madera de tea; la ataúd para el Señor; unas urnas de sitial y un sol de verga de hierro dorado para la Virgen; 18 candeleros pequeños de metal; 12 jarras de palo pintadas con filetes dorados, para flores; 3 cajeteros de cartón con 57 ramos, incluso 4 grandes; un futón? de floritas pequeñas; 2 frontaletos de bastidor lienzo pintado, y el sepulcro de madera; 6 faroles de mano para acompañar el alumbrado a la traída del Señor de la Iglesia a la Casa el Domingo de Ramos; 2 hacheros de palo pintados de pardo; un cajón de madera de pino con cincuenta libras de cera labrada; 6 cortinas de tafatán encarnado; otras 6 de tafetán pargico?; 3 forros de cojín de tafetán encarnado; 2 frontales de tafetán pardo con galón de plata faldo; 5 manteles de altar de lienzo fino con encaje; un sitial o docel de damasco pardo, con fleco de hilo de oro; otro frontal de damasco con fleco y galón de lo mismo;  4 cortinas de tafetán violado con franjilla de oro fino; un paño de ataúd con una caída hacia la cabecera, todo de tisú con franja de plata; un forro de cojín de tela de lana de plata bordado de piedras; un gorro de raso liso blanco bordado de oro; un paño de terciopelo negro con galón de plata falso para tapar el Señor, cuando lo traen de la Iglesia; otro idem de tafetán violado para cuando lo llevan a dicha Iglesia; la Sábana Santa de olán de algodón, con encaje de algodón; un forro del cajón ataúd de tafetán listado de blanco y encarnado y otro paño de tafetán violado viejo; un tapete o alfombra de tafetán con fleco de seda, de color todo azul, para poner debajo del ataúd del Señor; otro de sarasa con forro de tafetán pagizo? colchadillo para lo mismo; una túnica y manto de terciopelo de seda negro para la Virgen; un sol de plata y espada de lo mismo y un cinturón de galón de plata; una túnica raso liso violado, y franja de plata para la Magdalena  y dos enaguas interiores, unas de nuescelina? azul y otras de tafetán amarillo; cinturón de galón de plata y solio? de plata; una túnica y capa de tafetán violado, con ramos y galón de plata, un solio y cinturón de plata; un Signum Crucis de plata para el altar; en una sala baja dos tijeras de arezo? para despabilar con sus dos platillos; un cofre forrado en cuero de pelo que contiene 18 sábanas de crea, inclusas dos de olan de algodón; 10 forros de funda de tela de ola´n de algodón con faralán de gasa; cuatro dichos de sarasa blanca y encarnada; otro cofres tachuelado, que contiene dos  sobremesas de tocador de gasa blanca; tres colchas de sarasa de varios colores; ocho hojas de cortina, sarasa de varios colores, seis blanca y encarnada, y dos blanca y azul;  10 hojas de cortina sarasa blanca, verde y otros colores, con cenfas de los mismo; cuatro hojas de cortinas de lienzo de hilo sin cenefa; una colcha de algodón pequeña; un bandolín con embutidos de nácar; una caja de cedro grande y otra de lo mismo pequeña vacía; 5 garrafones, cuatro de peltres, y uno de hojalata, con sus cubos de madera para helados; un garrafón de vidrio estirado; un cofre viejo que contiene un tapete y cojín de damasco verdes; otro id de lana; un rollo de lienzo para costales en pieza?, que podrá dar sus costales; una fraquera con ocho frascos; una mesita para lavarse con porcelana de losa de Servilla; un cajón de pinsapo con un sillón de terciopelo verde; 67 tablas de pinsapo, desde 15 hasta 17 pies cada una; 16 vigas de dicha madera de 21 pie cada una; una caja holandesa, con un paquete de papel pintado de la misma; color pajizo con filetes plateados forrado de lienzo; un farol de cristales grande para la escalera; 13 faroles de arrenio, y un reberbero para las paredes de la antesala y corredores para el Domingo de Ramos; 12 palos de barbuzano y til; 4 hojas de puerta viejas; 4 tablones de tea de media vara de ancho y cuatro de largo; un pilón para majar queso  (...)".
 
    En la partición en 1845 de los bienes libres sin repartir de Catalina Prieto y de su marido Gaspar de Ponte, dice lo siguiente: "pide también el coheredero D. Antonio, el reintegro de todas las prendas y enseres donados para adorno de la función del citado entierro del Stmo. Cristo por el antedicho fundador D. Melchor López y su mujer Cª María Luis, como consta en (...), y que se hallan desfalcadas casi en su totalidad, no habiendo sido posible de encontrarse las mismas piezas, confundidas quizás unas  por el transcurso del tiempo, y otras enajenadas por algunas personas que tuvieron intervención en dicha función, como hay algunos datos que lo corroboran; se han convenido estos interesados en verificar dicha reintegración con arreglo a las prendas que constan de las listas que corren a los folios 114 hasta el 116 y desde el 130 hasta el 132 de los autos referidos en la anterior nota con el valor de las fincas que señalan los núm. 20 y 21, al final de la testamentaria del 5º D. Melchor, considerado todo por un cálculo prudente y que esta testamentaria fuese responsable a este indemnización, por cuanto notándose desde un tiempo dicho desfalco no lo reclamó o repuso; y que por lo que hace a los enseres del Oratorio queden separados para su adorno y servicio en los días de dicha función de entierro, los que han usado y constan del inventario para la capilla donde se pone el Sr. el Domingo de Ramos y en la Parroquia el Viernes Santo, omitiéndose hacer mérito en esta Partición de los ornamentos y vasos sagrados que la Sra. dóno para los demás".

    Vemos que en los documentos vistos hasta ahora, hasta mitad del siglo XIX, en ninguno se denomina al Cristo ni al entierro, ni a la cofradía como de la Misericordia, por lo que podría deducirse que es nombre más moderno, quizás del siglo XX. Veremos luego que en 1929 se denominaba Cristo de la Agonía, como puede comprobarse en un artículo de prensa de ese año.

    Ana Mª Benítez de Lugo y Alzola, nuera de Catalina y viuda de de Melchor de Ponte Prieto desde 1817, falleció el 30 de marzo de 1849.

En el testamento de 1868 de Antonio de Ponte declara que: "soy poseedor de los mayorazgos de mis antepasados, uno llamado de Ponte, que fundaron Pedro de Ponte y Catalina de las Cuevas; y el otro nombrado de Ximénez, establecido por Juan Francisco Ximénez e Isabel Ramírez, y además los bienes de la mitad reservable del otro mayorazgo denominado de  Prieto, fundado por Melchor López y María Luis, que se me adjudicaron con los de mi legítima en partición con mis hermanos". 

En 1850 se firma un convenio de partición entre Antonio, Pedro y el resto de los hermanos (Catalina, María del Rosario y Esteban; ya que habían fallecido Agustina en 1841 y Lorenzo en 1852).


    En el convenio firmado en 1850 entre los hermanos Ponte y Benítez de Lugo, se dice al respecto de esta costumbre:" La función del Domingo de Ramos y Viernes Santo, para la que se instituyó un patronato por D. Melchor Prieto y Dª María Luis, su muger, en sus respectivos testamentos, otorgados ante (...),  y por D Melchor hijo de los expresados en el suyo y codicilio, este en 31 de marzo y aquel en 1 de julio de 1661, ante Fernando Yanes Machado, quedará a cargo de D. Antonio Ponte, Patrono actual, y de sus sucesores, a quien se entreguen por inventario los enseres y alhajas que de la partición ya hecha resultasen estar destinados para dicha función, mientras dure, dividiéndose los bienes del referido Patronato, después de separar de ellos los que se considere necesario para la misma y gastos extraordinarios, entre todos los interesados de la manera que sea más cómoda y considerándolos como vinculados".

    Antonio de Ponte y Prieto, que nació (al igual que sus hermanos) en la casa solariega familiar de El Lamero, siguiente patrono de la costumbre (y del convento y colegio de San Julián de la orden de San Agustín), realizó su formación académica en París. Los estudios los costeó su abuela Catalina Prieto con el producto de las remesas de vino necesarias.

    Antonio de Ponte también fue por el lado Ponte-Ximénez, al igual que su  padre y sus antepasados, patrono de los conventos de religiosos de San Francisco y de monjas de Santa Clara en la misma población (hasta su clausura en 1835) y Patrono de la capilla de la Misericordia en el convento de San Francisco

    
    La mano de los Ponte está lógicamente relacionada con todo lo que tenga que ver con lo que fue el convento de San Francisco, al ser sus fundadores y patronos del mismo durante siglos, aunque en algunos estudios o publicaciones se oculte, faltando a la verdad histórica. El patronazgo tanto del convento como de su capilla de la Misericordia pasó a la rama Ponte-Ximénez. Tanto el convento como la capilla fueron arrasados por la lava y el incendio que provocó el volcán de 1706, pero se volvieron a reconstruir.

 

Antonio de Ponte y Prieto; realmente Benítez de Lugo 
de segundo apellido (1803-1868). 


Otro hermano, Esteban de Ponte, era el menor de los varones y fue muchos años alcalde de Garachico, además de diputado provincial, y lleva su nombre la calle principal de dicha localidad.

Retrato de Esteban de Ponte y Benítez de Lugo, que 
da nombre la calle principal del pueblo de Garachico, 
donde se encuentra el actual Hotel San Roque.

   En el blog 'efeméridestenerife' de Bruno Juan Álvarez Abreu, en la entrada 'EPÍLOGO DE LA SEMANA SANTA EN GARACHICO' reflexiona sobre lo siguiente:

(...) En 1641 figuraban en la Capilla de la Soledad, de la Parroquia de Santa Ana, las insignias del Sto. Cristo Crucificado y Ntra. Señora de la Soledad y Sant Joan Evangelista, que todos están en su altar y Capilla. Luego se mencionan también, en el Libro de la Cofradía del Cristo, (f.o 21 vto.) y por distintos motivos, las imágenes de Santa María Mag­dalena, Josef de Arimatea y Nicodemus.
Y surgen ya los interrogantes y las dudas: El Cristo al que se refiere la anterior nota es el de la Misericordia, que aún permanece en su capilla. La Virgen de la Soledad podría ser la Dolorosa que se guarda en dependencias parroquiales y que no toma parte en las procesiones desde hace ya algunos años.(...)
Es de suponer que los Santos Varones sean los actuales. (...) Por lo que respecta a las imágenes de San Juan y la Magdalena, hemos de decir que desaparecieron sin dejar rastro. Nadie tiene re­cuerdo de ellas. Y no hay en las iglesias de Garachico -ni siquiera en estado de deterioro esculturas que nos hagan pensar en aquéllas.
Las actuales son obras modernas, de la década de los años 20 (...).
Una fecha clave para conocer parte del trasiega de imágenes entre los diversos templos garachiquenses es la de la desamortización de Mendizábal. A partir de ahí, iglesias y particulares se disputan distintas propiedades. Así, en 1835, don Antonio de Ponte Prieto y Ximénez solicitó determinadas imágenes del Convento agustino por entender que al clausurarse éste [tras la desamortización de Mendizabal], tales obras escultóricas deberían pasar a su poder por haber sido anteriormente propiedad de sus antepasados.
Las obras reclamadas son «dos campanas, las efigies del Señor San Julián, un Sto. Cristo, el Señor de la Humildad y Paciencia, de San Juan, de Ntra. Sra. de la Soledad y dos angelitos». Rodríguez Mesa asegura que el obispo aceptó la petición y autorizó la entrega corres­pondiente con fecha 16 de diciembre de 1835.
No tenemos noticia de que el Señor de la Humildad y Paciencia estuviese en poder de la familia de Ponte y sí bajo la vigilancia de los párrocos de Santa Ana, quienes la tuvieron al culto algunos años, en la propia parroquia, y otras veces en San Francisco, como ocurre ahora.
Tampoco sabemos a qué Santo Cristo se hace referencia en la petición formulada por don Antonio de Ponte. Por lo que respecta a Nuestra Señora de la Soledad y San Juan Evangelista, ¿serán el San Juan y la Dolorosa que hoy figuran en el oratorio privado? Una imagen de San Juan aparece allí todo el año y no sale procesionalmente, pero nadie podría afirmar que estamos refiriéndonos a una misma imagen. Por lo que respecta a la Dolorosa, obra principalísima de Rodríguez de la Oliva, siempre se ha dicho que perteneció a la parroquia. Así lo aseguraron, incluso, los beneficiados don Francisco Martínez y don José A. González Fonte, al referirse a esta imagen y a otras igual­mente pertenecientes a la Semana Santa «qué son y han sido siempre de la iglesia y en ella se guardan»(...).
No olvidemos, sin embargo, que en el capítulo que dedicamos al Viernes de Dolores se dan dos versiones de la Dolorosa de los agustinos. Dos versiones que, posiblemente, se refieran a la misma imagen. De una parte se dice que la regaló don Melchor López Prieto. (Las fami­lias de Prieto y de Ponte tuvieron siempre vinculación familiar). Y en la otra versión se asegura que fue traída de Sevilla por don Manuel Yscrot. Esta última versión, de ser cierta, echaría por tierra la paternidad de Rodríguez de la Oliva como autor de la Dolorosa actual. Y ya se sabe que se le da como obra suya por todos los investigadores.
Carmen Fraga, por ejemplo, en su magnífico trabajo sobre José Rodríguez de la Oliva, sitúa esta Dolorosa en la Ermita de San Antonio de Padua, «adscrita a la hacienda de la familia Ponte, en el Drago». De allí pasaría al actual destino en el oratorio privado. Sólo la apari­ción de documentación escrita permitiría despejar tantas incógnitas. Mientras tales documentos llegan, bien está la Virgen en el oratorio, donde recibe el mejor trato.
    
    Según Carlos Rodríguez Morales, en su libro titulado 'La Virgen del Retiro de Garachico: la cofradía y su procesión', afirma que:
- 'En los conventos ermitaños de La Laguna, Icod de los Vinos, Vilaflor, Las Palmas, Tacoronte y Garachico se rindió culto a la Virgen de la Soledad cuya imagen protagonizaba el cortejo último de la Semana Santa en esas localidades. No podemos considerarla como devoción agustina, pero sí valorarla bajo esta preferencia y establecer una cadena litúrgica de la mano de los religiosos de la Orden'.
- "En 1641 hay noticia de la primera procesión de Semana Santa desde el convento, la del Cristo de la Humildad y Paciencia al que acompañaban las imágenes de la Virgen de los Dolores y San Juan Evangelista el Miércoles Santo. Tiempo después, aunque en fecha todavía imprecisa anterior a octubre de 1687, comenzaría a celebrarse la procesión del Retiro con otra imagen de la Dolorosa remitida desde Sevilla por el licenciado Manuel Ixcrot (...)".

    Según el citado Clío Garachicense núm. 2 (por Jesús Pérez Morera), que me sido amablemente facilitado por la entusiasta y documentada Sonia Francisco Rodríguez, en un inventario de 1817 de la ermita de San Antonio de Padua de El Lamero aparece también una basa (base) para una Virgen de la Soledad, al igual que para un San Juan Evangelista y un Jesús Nazareno. Pero no aparecen inventariadas las figuras en sí.



En concreto en una de las líneas del inventario realizado a la sacristía de El Lamero se encuentran:
- Seis candeleros grandes de metal, tres basas [=bases] para el paso del Viernes Santo, una de Jesús Nazareno, otra de Nuestra Señora de los Dolores y la otra de San Juan Evangelista.


    Es decir, en la sacristía de la casa de El Lamero se guardaban en 1817 (cuando sucedió la muerte inesperada de Melchor de Ponte Prieto y se realizó el inventario de bienes) las bases (pero no las imágenes) para el paso de las imágenes en el Viernes Santo (La Dolorosa, San Juan Evangelista y Jesús Nazareno).  

    La rama Ponte-Ximénez eran los patronos de la capilla de la Misericordia en el convento de San Francisco.   

    Antonio de Ponte y Prieto (realmente Benítez de Lugo) ya hemos dicho que fue Patrono del colegio y convento de San Julián del Orden de San Agustín en Garachico (por Prieto), de los conventos de religiosos de San Francisco y de monjas de Santa Clara en la misma población (hasta su clausura) y Patrono de la capilla de la Misericordia en el convento de San Francisco (estos últimos por Ponte-Ximénez). Así que cualquier base o imagen que pudiera existir en la ermita o sacristía de la casa del Lamero a priori entiendo que habría que relacionarla con el Cristo de la Misericordia de San Francisco, no con el de la parroquia de Santa Ana (que sería por más bien por Prieto).

    Ya desde 1557 los Ponte deciden construir en el Convento franciscano de Nuestra Señora de los Angeles, una capilla para el entierro de los Hermanos de la Cofradía de la Misericordia. "(...) por rason de una missa cantada que an de ser obligados a decir en cada miercoles de cada semana con su responso y por el dia de fiesta de la ynvension de la Cruz en cada un año desir una missa cantada con sus visperas solemnes y acompañar la prosesion del Jueves Santo y por la prosesion que se a de haser en el dicho dia de la Ynvension de la Cruz pagada en cada un año que conviniese  (...)"

    Dice Carlos Acosta García, en su blog 'Joya de Tenerife' que: «Estos pasos salían antiguamente del convento de San Francisco, seguramente el Jueves Santo. La imagen del Señor estaba colocada en el retablo de la capilla de la Vera Cruz o Misericordia, que pertenecía a la Cofradía de esta advocación, fundada en 1557. Esta capilla y altar pasó a depender, a partir del siglo XVI, del mar­qués de la Quinta Roja. Además del Señor a la Columna figuraban en el retablo la Virgen de los Dolores y, en el remate, un Crucificado grande».

    Coincido con lo que expresa Carlos Acosta, y que todo apunta a que efectivamente salía en procesión los jueves santos, aunque no estoy de acuerdo con que esta capilla dependiera de la rama de los marqueses de la Quinta Roja, pues el patronato del convento de San Francisco de Garachico era de la rama Ponte-Ximénez. 

    La rama de los Ponte marqueses de la Quinta Roja era patrona del convento de San Francisco pero de La Orotava, que les venía por el mayorazgo de Xuárez-Gallinato.

    Había otra rama de los Ponte garachicenses que tenía otro patronato importante de un convento orotavense: la rama de Ponte-Fonte, que más adelante recayó en sus descendientes apellidados Cólogan-Franchi (marqueses de El Sauzal). Esta rama de Ponte-Fonte fueron los patronos del convento de Santo Domingo de Garachico desde Nicoloso de Ponte y Cuevas, primer poseedor del mayorazgo fundado por su abuela María de las Cuevas, ya viuda de Bartolomé de Ponte y Vergara, hijo de Cristóbal de Ponte. El Maestre de Campo Nicoloso de Ponte y Cuevas hizo donación en 1598 de solar y agua para el nuevo convento de monjas de San Diego en Carachico, lugar donde también fundó en 1601 el convento de Santo Domingo. Su hijo Nicoloso Gaspar de Ponte y Cuevas (II del nombre) ya se definía como Patrono del convento de Santo Domingo, fundación de su padre, y dotó en 1634 la ermita de San Nicolás de Garachico (que había fundado en 1624).

    La rama Ponte de los Condes del Palmar (ramificación de la de los marqueses de la Quinta Roja) no tenía ningún patronato en Garachico, aunque sí de la capilla de los Peraza de Ayala en El Realejo Bajo, procedente de los Oramas y Machado. Dicho Patronato correspondía a la capilla de la Candelaria en la iglesia de la Concepción de Realejo Bajo, el cual llevaba anexo el que sus titulares celebrasen a su costa las funciones del Santo Entierro y de San José en el mentado templo.


    El Nobiliario de Canarias asigna con claridad el patronato del convento de San Francisco y de su capilla de la Misericordia a Antonio de Ponte Prieto/Benítez de Lugo (nacido en 1803) y también de su antepasado Gaspar de Ponte-Ximénez y Castilla (hijo mayor del citado Alonso de Ponte-Ximénez que erigió la ermita de San Antonio de Padua en El Lamero). La única relación de esta capilla de la Misericordia de Garachico con los marqueses de la Quinta Roja fue que durante 3 generaciones el sucesor de Ponte-Ximénez casó con una hija del titular en ese momento del marquesado de la Quinta Roja. Así lo hicieron Gaspar de Ponte-Ximénez y Castilla (II del nombre, que casó con Ángela Teresa de Ponte Xuárez-Gallinato, hija del I marqués de la Quinta Roja), su hijo Gaspar de Ponte-Ximénez y Castilla (III del nombre, que casó con Juan María de Ponte y Monteverde, hija del II marqués de la Quinta Roja) y su nieto Nicoloso de Ponte-Ximénez y Castilla (que casó en 1749 con Catalina Teresa de Ponte y Mesa, hija del III marqués de la Quinta Roja).



    Acosta García también añade que:«El día 21 de Noviembre de 1908, don Antonio Monte­verde y Ponte pidió autorización al obispado para res­taurar el Señor de la Columna que está en San Fran­cisco. Su familia era muy devota de esta imagen y ya había tomado contacto con el taller de Vicente Tena, en Valencia, para tal restauración. No se sabe si se envió o vino de allá el restaurador».

    Efectivamente Antonio de Monteverde y Ponte (este Ponte de la rama de Ponte-Ximénez) fue nieto de Antonio de Ponte y Prieto/Benítez de Lugo, hijo de su hija Constanza de Ponte y del Hoyo. Constanza había casado con su primo hermano Ernesto de Monteverde y Ponte (nieto a su vez de una hermana de Antonio de Ponte: Catalina).

    Ya comenzaba su artículo Carlos Acosta avisando: "La imagen del Cristo de la Columna que desfila el miércoles Santo en la Semana Santa garachiquense es, sin discusión, la menos estudiada de cuantas integran los cortejos procesionales de la Villa".

    Así es, parece ser que no es conocida la posible vinculación del Cristo de la Columna con la cofradía de la Misericordia ni con el patronazgo durante siglos de la rama familiar de Ponte-Ximénez.


    Por otro lado, a través de testimonios orales del entorno de la familia Ponte sabemos que hace algún tiempo el párroco pidió a la familia Ponte intercambiar la imagen del San Juan Bautista por otra propiedad de la Parroquia de Santa Ana que procesiona ahora en la Procesión del Despedimiento, al considerar que la que estaba en el oratorio de la Soledad era más apropiada para la devoción y la procesión. La familia Ponte cedió a la petición, así que el San Juan que se encuentra ahora en el oratorio no es el original.

    A la vista de los párrafos anteriores, y dado que ya hemos visto que la 'Ermita de San Antonio de Padua' de los Ponte es la ermita de la hacienda de El Lamero, anterior casa familiar principal de los Ponte Ximénez, surgen entonces las siguientes preguntas: 
¿la llegada de una imagen de La Dolorosa (del siglo XVIII si es de factura de José Rodríguez de la Oliva) al oratorio de la Soledad fue consecuencia de la desamortización de los bienes eclesiásticos tras el año 1835 (con la clausura de casi todos los conventos; los que no tuvieran un número mínimo de religiosos)? 
- Es decir, ¿le fue entregada a Antonio de Ponte tras solitarlo tras la clausura del convento agustino?. Se refiere al Convento de San Julián, de los agustinos calzados, precisamente situado en la actual c/Esteban de Ponte, enfrente y muy cerca de la casa de Catalina Prieto. 
- ¿Catalina y sus antepasados Prieto dispondrían para su oratorio de las imágenes de La Dolorosa y de San Juan Bautista cada Semana Santa cogiéndolas prestadas del Convento de San Julián (del cual eran patronos)? Ya hemos visto que en el testamento de 1822 (fecha anterior a la amortización de Mendizabal y consecuente clausura del convento) Catalina dejó indicado en su testamento que:  "tanto ella como sus mayores han estado en la antigua posesión de que el Domingo de Ramos por la tarde se conduzca en procesión a sus Casas la imagen del Santo Cristo, como que se hace la función de entierro el Viernes Santo donde se deposita con las imágenes de Ntra. Señora [de la Soledad], San Juan y La Magdalena, con la facultad de poder erigir altares y que se digan misas en los días lunes, martes y miércoles de la Semana Santa conforme a un Breve Apostólico del Sr. Pío Sexto (...)"
- ¿por qué asigna Carmen Fraga una imagen de la Dolorosa a la ermita de San Antonio de Padua de los Ponte-Ximénez, mientras que en el inventario de la casa en 1817 sólo se contabiliza la base para una imagen de la Dolorosa y no la propia figura.¿sería esta Dolorosa la perteneciente al convento de San Francisco del cual los Ponte-Ximénez eran patronos y se encontraría puntual y temporalmente en la ermita de El Lamero cuando la situó allí el documento consultado por Carmen Fraga?




    La fundación del convento y colegio de San Julián se debe al capitán Julián Moreno Cutinho y su mujer Ana María López Prieto, hacia 1.621. Ana María López Prieto fue hija de Juan López Prieto y hermana Melchor López Prieto (I de su nombre). Como no tuvieron hijos el patronazgo pasó a los hijos de su hermano Melchor. Los Prieto fueron durante generaciones patronos del mismo. Así, el padre de Catalina Prieto, Melchor Fernando Prieto del Hoyo, había sido el quinto patrono.

    Catalina de Prieto, al fallecer,  había sido enterrada en el panteón de su familia en la capilla mayor de dicho convento agustino de San Julián. Desacralizado y desamortizado éste, su nieto Antonio de Ponte y Benítez de Lugo, hizo traer sus huesos en octubre de 1849 a la ermita de la Consolación en la hacienda del Malpaís de Garachico (como se indica en la propia lápida). Antonio hace poner Prieto tras su primer apellido Ponte, pues firmaba con esos dos apellidos, al serle obligatorio usarlo como titular también del mayorazgo de Prieto (realmente de la mitad, por las nuevas leyes liberales).


    
     Ya se expuso antes que en la partición en 1845 de los bienes libres sin repartir de Catalina Prieto y de su marido Gaspar de Ponte entre sus nietos, se indica que había habido en los años anteriores un notable desorden y desfalco de las prensas y enseres para el adorno de la función del citado entierro del Cristo. Ello parece reforzar la idea de que la costumbre estuvo en sus horas más bajas, y probablemente se interrumpiese durante algunos años.

        De 1835 a 1843 la Santa Sede rompió relaciones con España, en desacuerdo con todo lo que estaba pasando, que se reanudaron con la caída de Espartero y con el comienzo del reinado efectivo de Isabel II en 1843. Se inauguró a continuación la llamada Década moderada (1844-1854) y se redactó una nueva constitución en 1845 (obra del partido de los moderados), que regresó al modelo de soberanía compartida entre el Rey y las Cortes y reforzó los poderes de la Corona, así como se estableció una aproximación a la Iglesia católica. El artículo 11 declara que la católica es la religión de la nación y que el Estado está obligado a sufragar el mantenimiento del culto. A lo largo del reinado de Isabel II (1833-1868) se produjo la configuración del Estado liberal en España, pero a partir de su mayoría de edad y reinado efectivo se produce el cese del enfrentamiento con la Santa Sede mediante la firma de un Concordato en 1851 con el papa Pío IX (con Bravo Murillo de ministro), que venía a establecer una política de protección de los bienes de la Iglesia católica que quedaban y se frenó la venta de los que todavía estaban en poder del Estado, obteniendo la Iglesia compensaciones económicas.

        Centrándonos de nuevo en la casa de la c/Esteban de Ponte, quien residió más adelante residió en ella fue Melchor de Ponte y del Hoyo, hijo mayor de Antonio de Ponte, que debió comprar todas las otras partes a sus parientes, pues había sido repartida entre los nietos de Catalina Prieto a 7 partes iguales (esta propiedad - que había sido comprada por ella- era parte de sus bienes libres, no adscrita por tanto a la mitad reservable del mayorazgo para su nieto Antonio). He localizado escrituras de la compra de varias de las partes.



Melchor de Ponte y del Hoyo (1833-1913). 
Contrajo matrimonio con Cristina Cólogan y Heredia, nacida en 1834.

    Al respecto al reparto de sus bienes de su padre, se indica en su testamento de aquel que: "(...) después de adjudicarse al primogénito Melchor la parte que le pertenece como inmediato a los mayorazgos de que soy poseedor, (...), toda mi herencia la dividan entre los 5 hermanos con entera igualdad (...)". Los cinco hermanos - apellidados de Ponte y del Hoyo - eran Melchor, Gaspar, Baltasar, Elisa (casada con Bernardo Cólogan, marqués del Sauzal) y Constanza (casada con Ernesto Monteverde y Ponte).

    A Melchor de Ponte y del Hoyo, como primogénito, además de la legítima le correspondió otra parte por la mitad del mayorazgo de Ponte, otra por la mitad del de Ximénez (el de Prieto ya quedaba al completo de libre designación y se repartió a partes iguales) y 5.000 pesetas para el patronato del Cristo de la Misericordia en el Domingo de Ramos.


     Esta residencia familiar posteriormente la heredó su hijo Antonio de Ponte y Cólogan.

Antonio de Ponte y Cólogan (1870-1921).
Casó 1907 con Herminia de Miranda y Benítez

   Antonio de Ponte y Cólogan, licenciado en farmacia, catedrático auxiliar de la sección de Ciencias del Instituto de Canarias y Presidente de la Cámara Oficial Agrícola de La Laguna, es conocido por haber escrito la crónica real de la erupción del volcán Chinyero acaecida el 18 de noviembre de 1909.


    La única hija de Antonio, María del Carmen de Ponte y Miranda, casó en junio de 1926 (ya fallecido su padre) en Suiza con Armando Noriega y Morales, un cubano de ascendencia española (posiblemente santanderina), por lo visto un cazadotes - al que había conocido en un sanatorio de Suiza (en Leysin, muy cerca del lago Leman, de casi 600 km2, en cuyo otro extremo se encuentra la ciudad suiza de Ginebra) en el que ambos estuvieron internados una buena temporada. 

Foto de la boda en 1926 en Leysin-Suiza de María del Carmen de Ponte Miranda 
con Armando Noriega Morales. Apadrinan la boda su tío 
Gaspar de Ponte Cólogan y la madre del novio. 
Foto del libro 'Los Cólogan de Irlanda y Tenerife, de Carlos Cólogan Soriano'.



Otras fotos en el sanatorio de Leysin-Suiza y en paseo en barco por el lago Leman, con 
otros parientes y amigos de Tenerife que asistieron a la boda. Año 1926.

    Según nos relata Carlos Cólogan Soriano en su libro 'Los Cólogan de Irlanda y Tenerife', "María del Carmen falleció el 5 de mayo de 1929 y Armando Noriega heredó numerosas propiedades en el norte de Tenerife, especialmente en Garachico y Buenavista. Pero éste también murió súbitamente tres años después de ella, entrando en escena sus familiares, que se personaron en Tenerife para tomar posesión de los inmuebles y fincas heredados de María del Carmen. (...) Conrado de Brier Ponte, hijo de María Guadalupe de Ponte y Cólogan, adquirió de nuevo la casa a los familiares de Noriega, no sin cierto revuelo (...).".

    Sin embargo, María del Carmen debió fallecer algo antes (quizás en 1928), pues el 24 de marzo de 1929 Eutropio Rodríguez y Benítes, redactor de la Gaceta de Tenerife, publica este curioso artículo dedicado a Conrado Brier y Ponte (donde además descubrimos que citan al Cristo de esta costumbre como Cristo de la  Agonía, en lo que parece un nombre intermedio entre el Cristo de la Soledad original y el actual de la Misericordia):



    José Velázquez Méndez, actual cronista de Garachico, nos cita este artículo de 1929 y explica que:

'Eutropio Rodríguez Benítez fue un hijo de Garachico que, por méritos contraídos con sus convecinos, éstos le dedicaron un trozo de calle a la izquierda del convento de San Francisco, en esta Villa y Puerto de Garachico. Hijo de Andrés Rodríguez Labrador y de Catalina Benítez, fue alumno de la Escuela Superior de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, maestro interino de Güímar y de La Caleta de Interían, Oficial de Complemento de Infantería, abogado, conferenciante, presentador de eventos culturales, etc., y redactor de los diarios: “Gaceta de Tenerife”, de donde era corresponsal y del republicano “Hoy”. Escribió infinidad de crónicas periodísticas en distintos medios impresos; no sólo de su pueblo natal, sino de cualquier parte de las Islas y acontecimiento que se terciara.

 En una de estas crónicas, aparecida en el diario Gaceta de Tenerife, el domingo 24 de marzo de 1929, bajo el título de “Domingo de Ramos” y dedicada “a don Conrado Brier y Ponte, descendiente de la casa de Prieto y fervoroso amante de las gloriosas tradiciones de Garachico”, nos describe la ceremonia que pervive en la noche de este día. Ceremonia que despierta la curiosidad y el interés de los visitantes; mientras que para los lugareños es una fervorosa representación más de las tantas que en Semana Santa se desarrollan en este lugar: Traslado del Cristo de la Misericordia hasta el Oratorio de la Soledad [Situado en la casa de los señores de Ponte].

TEXO DEL ARTÍCULO DE MARZO DE 1929

 En la noche de este día – comienza escribiendo Eutropio- tiene lugar en esta Villa y Puerto de Garachico la tradicional ceremonia de llevar desde la parroquia de Santa Ana al oratorio de la heráldica mansión de los herederos de don Antonio Ponte y Cólogan, al Cristo de la Agonía, cuya conducción se verifica a hombros de cuatro sacerdotes, con estolas, bonetes y manteos. En un nicho ad hoc depositan la milagrosa Imagen, teniéndola allí hasta el Viernes Santo en que, ya colocado en una valiosa y artística urna de plata, lo vuelven, a la iglesia parroquial.

Originalísima y singular es esta inmemorial costumbre, y no es aventurado afirmar que es única en España, ya que no hemos encontrado en historia alguna este privilegio de que a una casa particular se lleve una Imagen, y menos que después salga procesionalmente de ella.

Momento del Traslado del Señor de la Misericordia
al Oratorio de Ponte / Foto de: José Velázquez Méndez

La fecha cierta del comienzo de esta especialísima gracia no es posible fijarla, ya que no hemos podido encontrar los datos necesarios, pero sí cabe afirmar que antes del año 1617 la casa de Prieto –antecesores de los de Ponte- tenía ya oratorio, y hasta se dice que la Imagen del Cristo se llevaba ya a su casa, aunque no hay documento alguno que lo acredite.

 En 17 de febrero del año de 1617, Melchor López Prieto de Saa, depositario general y regidor perpetuo de esta isla, en una cláusula del testamento que otorgó ante Gaspar Delgadillo, dice: “Que por cuanto ha tenido y tiene devoción con el Santísimo Crucificado de esta iglesia parroquial, y hay muchos años que le hace el entierro el Viernes Santo, poniendo la cera necesaria, haciendo el túmulo y aderezando el ataúd en que va; y le ha hecho sábanas, cobertor y almohadas, y lo demás con que se sirve en e1 dicho Entierro; deseando así él como su mujer que se continúe en lo sucesivo en la misma forma, manda que en todos los años se pongan y enciendan en dicho túmulo 36 hachas de a 5 libras cada una, doce hachuelas de a libra y 200 candelas de media libra de cera negra, como siempre se ha hecho; cuya cantidad de cera deja para este fin con los candeleros que tiene comprados, y, asimismo, madera, bayetas y todo lo necesario del túmulo y demás ropas con que se sirve en el Entierro. Y el Patronato ha de tener cuidado de renovar anualmente la cera, hacer el túmulo, y renovar las bayetas y maderas cuando fuere necesario; para todos los cuales costos dejo un tributo de cien ducados que me paga Manuel Juan. Nombro de patronos, primero, a mi mujer, María Luis, y después a mi hijo, Melchor López Prieto y a mis descendientes legítimos”.

 En la actualidad –sigue narrando el cronista Eutropio- ya no se pone este túmulo de que habla la citada cláusula y que se usó hasta el año 1784. Hoy se hace esto con más sencillez, menos gasto y más gusto artístico.

 Como decimos más arriba, no es posible fijar la fecha cierta en que comenzó esta extraña costumbre [hoy en día sí podemos fijarla en 1588]. Lo que sí es cierto, es que antes del año 1640, ya el Santo Cristo de la Agonía se llevaba el Domingo de Ramos a la citada casa de Prieto, porque existe en el archivo eclesiástico de Gran Canaria una disposición del Nuncio Apostólico de España con fecha 22 de enero dé 1641, a petición de don Melchor Prieto -que apeló de la sentencia del ordinario de Canaria, dada a solicitud y representación de los Caballeros de Garachico, privándolo del privilegio de llevar dicha santa Imagen a su casa- por la cual el citado Nuncio manda a citar y emplazar las partes, y añade que en tanto el litigio se resuelva, no se haga ninguna innovación, so pena de excomunión mayor.

 Por lo que antecede es creíble que, a partir de aquella disposición apostólica, haciendo de Oratorio la pieza donde se depositaba el Cristo, se dijesen en ella en los tres días de la Semana Santa, tantas misas cuantos eran los sacerdotes que querían decirlas. Fueron tantas las misas que se decían en el citado Oratorio de la casa de Prieto, que algunas comunidades religiosas protestaron ante los señores Obispos y Visitadores que trataron de oponerse a la celebración de tales misas. Pero entonces la casa de Prieto obtuvo, por mediación del señor D. Francisco Delgado, un Breve del Papa Clemente XIII, con fecha 3 de enero de 1764, por el que se concedía el Oratorio privado a la casa de doña Catalina Prieto [por la fecha fue en su casa anterior a la construyó a finales del siglo XVIII en la actual c/Esteban de Ponte], sin hacer mención de si las misas había de ser una o varias. Y poco tiempo después el Obispo Guillén, cuando estuvo de visita en Garachico en I765, concedió 40 días de indulgencias a los que rezasen un credo cu la Sala-Oratorio delante de la Imagen del Cristo, sin hacer mención a la pluralidad de las misas. Idéntico fue lo acaecido en la aprobación que del citado indulto apostólico dio el Iltmo. señor Cervera en 4 de Diciembre de 1774.

Sólo el Iltmo. señor Fray  Joaquín de Herrera autorizó el Oratorio con la prohibición de decirse una sola misa en cada día de .la Semana Santa, como consta de su decreto de 10 de marzo de 1780.

Pero ya antes de este decreto el señor Vicario de este pueblo había dado parte del hecho de decirse hasta nueve misas cada día al señor Provisor don Eduardo Sall, quien, en carta dirigida a dicho Vicario, en el año 1778, reprueba el uso de misa en la casa de doña Catalina Prieto todos los días de Semana Santa, los sacerdotes que quisieran, cesando desde entonces tal desorden; hasta que en el año 1790 obtuvo la citada doña Catalina, del Santo Padre Pío VI, con fecha 11 de agosto, facultad para que en dicha Sala se digan perpetuamente en la Semana Santa y en cualquier altar de ella erigido, todas las misas que se quieran decir. Así continúa el privilegio, llevándose anualmente la santa Imagen del Cristo desde la parroquia a la casa de los herederos de Prieto, el Domingo de Ramos.

 Nosotros, de lo dicho, no comentamos ni añadimos nada; sólo que estamos orgullosos de esta ancestral costumbre que ha pervivido a través del tiempo, sin interrupción, que a nadie perjudica, que año tras año la gozamos con naturalidad, recogimiento y misticismo.

José Velázquez Méndez

Cronista Oficial de la Villa y Puerto de Garachico



    Conrado Brier y Ponte vendió posteriormente la casa a un comprador francés, en cuya familia permanece actualmente la propiedad como señero Hotel San Roque. 

    Al enajenarse de la familia la casa construida por Catalina Prieto, Gaspar de Ponte Cólogan - hermano de Antonio y tío de Conrado Brier y Ponte - compró una casa en la misma calle (anexa a la anterior), para continuar la tradición del Oratorio de la Soledad, cuyos descendientes aún mantienen.

Gaspar de Ponte Cólogan (1872-1939)
que nació en la Casa de los Ponte en 
la c/Esteban de Ponte (actual hotel San Roque). 
Casó en 1899 con María Luisa Méndez de Lugo y Ascanio (1876-1951)


     
     La ceremonia se renueva cada año, desde el primer cuarto del siglo XX y durante los días de Semana Santa, en el oratorio trasladado a esta nueva casa, uno de los pocos oratorios familiares conservados en las Islas Canarias y el único vinculado a una tradición centenaria como la descrita (más de 435 años).  


    Documento de indulgencias de 1919, del Obispo de Tenerife Gabriel Llompart, presente y enmarcado en el Oratorio de la Soledad, en el que se puede leer lo siguiente: "Por la Gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica, Obispo de Tenerife, etc.
Deseando promover, en cuanto está de nuestra parte, el Divino culto, y fomentar la devoción del pueblo Cristiano, dando graciosamente lo que en la misma forma hemos recibido de la Divina Misericordia, sin mérito alguno nuestro;  Concedemos cincuenta días de indulgencia a todos los fieles de uno y otro sexo por cada vez que devotamente rezaren un Credo delante de la veneranda imagen de Nuestro Sr. Jesucristo difunto; en el Oratorio de los Sres. de Ponte desde la puesta del Sol de la Dominica de Ramos hasta la salida del Sol del Viernes Santo"

    El representante de la costumbre en la siguiente generación fue Gaspar de Ponte y Méndez y el actual es su hijo mayor Melchor de Ponte Cullen, junto a Melchor de Ponte de la Torre, a su vez hijo único del anterior.

Gaspar de Ponte Méndez (1905-1998)
que también nació en la casa de sus abuelos, en 
la c/Esteban de Ponte (actual hotel San Roque).
Casó en 1932 con María Cullen y Lugo (1908-1993)

Melchor de Ponte Cullen - actual representante 
del Oratorio de la Soledad en la Casa de Ponte -, mientras
 La Dolorosa acompaña al Cristo de la Misericordia.

    

Melchor de Ponte de la Torre, en una 
entrevista realizada en la Semana Santa de 2024. 
En la otra foto su hija única Amelia de Ponte Luis
nacida el 22 de julio de 2017, que  representa el
 futuro de esta tradicion en el Oratorio de la Soledad.





.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario