martes, 29 de diciembre de 2020

MARTÍN RODRÍGUEZ-DE-AZERO Y DÍAZ-LLANOS, UN PRÓCER DE TENERIFE EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX.

 


MARTÍN RODRÍGUEZ (DE AZERO) Y DÍAZ-LLANOS (1879-1942). 

Nació en la casa principal de su familia en Arico El Nuevo, hijo único de Martín Rodríguez Peraza y de María de las Mercedes Díaz-Llanos y Oramas. 

MARTÍN RODRÍGUEZ PERAZA (1848-1904),
CON SU HIJO ÚNICO 
MARTÍN RODRÍGUEZ DÍAZ-LLANOS. 





    Retrato fotográfico - realizado en La Laguna - de Martín Rodríguez Peraza 
y su mujer María de las Mercedes Díaz-Llanos y Oramas 
(su hijo Martín aparece tras ellos montado en una bicicleta). 
    
    Este Martín, el padre, fue el único de sus hermanos que llegó a la edad adulta (y su padre también había sido hijo único, aunque tuvo una hermana uterina llamada Felipa González Delgado, que casó con Juan Cumella y Monner). Estudió en su infancia en Mataró y luego se licenció como abogado (Licenciado en Leyes) por la Universidad de Barcelona, siendo una persona de gran cultura que dominaba los idiomas francés, inglés, italiano, griego y latín. Ya desde su juventud fue nombrado juez municipal de Arico el 11 de junio de 1874 (a sus 26 años); cargo que ejerció desde el 19 de septiembre de dicho año hasta el 30 de julio de 1877; el 21 de mayo de 1877 fue elegido diputado provincial por Güímar (elecciones provinciales); presidente de la Diputación Provincial de Canarias en 1892 y 1896 (cargo que pronto tuvo que abandonar por motivos de salud, estando muy vinculado a esta institución desde 1874 a 1899); diputado por Santa Cruz de Tenerife en 1895; jefe del Partido Conservador en el Sur de la Isla, desde su feudo de Arico; Jefe Superior de Administración Civil y Gobernador Civil interino de Canarias en 1890 y en 1892, en el ínterin entre la salida de uno y la entrada del siguiente; etc,...falleció de euremia a sus 56 años en 1904.

    Dueño del diario conservador "La Opinión" desde 1898 (desde la muerte de Juan Cumella). Este diario había sido fundado el 5 de abril de 1880,  por Juan Cumella entre otros, y convertido en diario en 1882. Manuel Delgado Barreto, redactor jefe de La Opinión desde 1899, siempre reconoció a Martín Rodriguez Peraza como su maestro en el periodismo e introductor en la casa de La Opinión. Así, escribió: “Desde entonces, él había sido mi consejero más leal, mi único maestro, el que me enseñó a caminar serenamente por estas escabrosidades de la vida, el que me trazó una senda señalándome escollos y abismos, el que me mostró las entrañas de la política y me aleccionó en el trato de los hombres”. Ya separado del diario ratificó este recuerdo sobre sus inicios en el periódico: “aquellos tiempos en que me enseñaba estas cosas del periodismo y de la política un hombre bueno y patriota, mi maestro y amigo inolvidable D. Martín Rodríguez Peraza, que tanta vida infundió a ese periódico

Martín Rodríguez Peraza firmaba generalmente sus artículos en La Opinión con el seudónimo “Guerzordi Azprea”. Puede deducirse que la primera palabra tiene todas las letras de "Rodríguez" (Guerzordi) y la segunda todas las letras de "Peraza" (Azprea).


Casa en Imeldo Serís (número 25) donde tuvo despacho, en alquiler, junto a otras personas, Martín Rodríguez Peraza entre 1881 y 1901.



Casa en la actual calle Imeldo Serís (en el número 79, tramo Barranquillo) en Santa Cruz de Tenerife, propiedad de Martín Rodríguez Peraza, donde tuvo su despacho a partir de 1901, cuando sus problemas de salud ya le habían abligado a abandonar sus funciones políticas.



Biografía de Martín Rodríguez Peraza, 
por Marcos Guimerá Peraza.






El Jefe de la Administración Central de Correos de Santa Cruz de Tenerife (Julio Jiménez) le hace llegar el 1 de enero de 1901 a Martín Rodríguez Peraza una carta, que coincide ser la primera carta sellada en el siglo XX en la Administración de Correos de Santa Cruz de Tenerife, capital de Canarias.

    Martín Rodríguez Peraza, en 1902, dos años antes de morir, reconstruyó a sus expensas la ermita de la Punta de Abona de Arico, bajo la advocación de la Virgen de las Mercedes de Abona. El actual edificio es totalmente de nueva fábrica, junto al solar de la anterior edificación, que había sido incendiada en 1835 y a final de ese siglo ya quedaba muy poco de sus ruinas.

Ermita de la Punta de Abona

La ampliación de las dos naves laterales fue ejecutada a mitad del siglo XX por sus nietos, hijos de Martín Rodríguez Díaz-Llanos, los hermanos Rodríguez de Azero y Salazar; especialmente por Mercedes R.A. Salazar, que fue Condesa de Santa María de Abona por bula papal de 1957. El templo fue de titularidad particular durante casi un siglo, estando enterrados en ella la mayoría de sus miembros (incluso los padres de Martín Rodríguez Peraza).


La familia Rodríguez de Azero donó la ermita a la Diócesis Nivariense en 1991, con la condición o permiso para seguir enterrando allí a sus miembros hasta dos generaciones más. 



Lámina de 1815 conmemorativa de la festividad de la Virgen de las Mercedes de Abona, de cuando Francisco Peraza (de Ayala) y Torres era mayordomo (abuelo materno de Martín Rodríguez Peraza), veinte años antes del incendio de la ermita antigua en 1835. 



Casa familiar principal en Arico El Nuevo, construida en 1773 por los bisabuelos de Martín Rodríguez Peraza, Paula de Torres Morales y Bartolomé Delgado Mexías (sus descendientes conservarían el Mexías, más adelante Mejías, perdiéndose el Delgado), tras contraer matrimonio. Martín Rodríguez Peraza heredó las partes de la casa de sus tías Rosa y Paula Peraza y Mejías. A su madre Ana no le había tocado ninguna parte, pues heredó las 3/5 partes de las casas y sitio del Camino Real de Fasnia (su marido Martín Rodríguez Delgado había comprado a unos parientes otra casa en Arico El Nuevo: La Vinculación). La parte de otro hermano, Bartolomé Peraza y Mejías (1812-1873), la compraría su hijo Martín Rodríguez Díaz-Llanos a la hija de Bartolomé - 
unico hijo que le sobrevivió - , Juana Peraza y Peraza. Otro hermano fue Francisco Peraza y Mejías, que heredó la casa que es conocida actualmente como de los Peraza, la más cercana a la carretera general.


    El padre de los hermanos Pereza y Mejías fue el capitán Francisco Peraza de Ayala y Torres (1774-1834), natural de Granadilla pero que residió en Arico el Nuevo. Su madre Bárbara Mexías y de Torres (1778-1843) nació y residió en Arico el Nuevo, en la citada casa y finca. Fue la tercera mayor contribuyente de Arico en 1841. En Arico este matrimonio tuvo 157 fincas, que hacían un total de 361 ha., a las que se añadían las propiedades urbanas. En Fasnia fueron los principales terratenientes, con 86 fincas que hacían un total de 250 ha., que figuraron en su testamento. 


Cuadro de 1910 de una parte del interior de la casa de Arico El Nuevo. 
Martín Rodríguez Díaz-Llanos está sentado en una silla negra girada al revés, mientras contempla a cuatro de sus hijos jugar. Su mujer, en estado del quinto hijo, se encuentra sentada con pantalones negros y camisa rosada en el sillón de mimbre.

Centrándonos ya en Martín Rodríguez Díaz-Llanos, como político conservador, fue vocal del Cabildo de Tenerife al constituirse en 1913, vicepresidente del mismo en los años 1916 y 1917 y diputado a Cortes por el Hierro de 1921 a 1923. Además de su dedicación precoz y continuada en la política, también destacó en los campos de la cultura, de lo social, de lo agrícola, del turismo, etc,... El Gobierno de S.M. el Rey Alfonso XIII le otorgó en 1910 la Gran Cruz del Mérito Agrícola. Vicedirector de la R.S. Económica de Amigos del País de Tenerife, miembro del Instituto de Estudios Canarios, Presidente de la asociación de Amigos del Puerto, Presidente de la Junta de Turismo de La Laguna, Presidente de varias secciones en el Ateneo de La Laguna, etc... Según su biógrafo Marcos Guimerá Peraza, estuvo presente en todas las iniciativas patrióticas que se produjeron a lo largo de su vida (en las que donó de su propio peculio importes económicos muy considerables), y sus extraordinarias dotes de simpatía y gracia le granjearon extensas amistades en todos los campos.

Es muy completo el artículo que sobre su figura escribió en El Día el conocido historiador del sur de la isla Octavio Rodríguez Delgado en noviembre de 1988:





Contrajo matrimonio en marzo de 1901 con la lagunera Blanca Salazar (de Frías) y Oráa (1884-1969), ésta con 16 años, él con 21 años.




Alonso Salazar de Frías y Bérriz (1851-1917), varias veces concejal y teniente de alcalde de La Laguna. Último de la familia, junto con su hermana Juana, en nacer en el Palacio Salazar. En 1899 vende a Tomás Bello la histórica casa de los Soler en Vilaflor y la extensa totalidad de las propiedades que aún conservaba en esa localidad (casi 300 ha.). Aquí sale retratado en La Laguna con sus hijos Blanca y Alonso Salazar y Oráa.



Cuadro en broma que le entregan sus amigos o parientes sureños en 1907, que trasluce el futuro prometedor e influyente que le adivinaban a Martín. Firman Ulises Guimerá Tejera, Eloy Sansón, Ramón Peraza, Nicolás Redecilla, Agustín Piñol Riera (¿mando de la Guardia Civil de Santa Cruz?), Celedonio (no especifica apellido),...

                   Otro cuadro similar, también en clave de humor, de 1905.



1910. Aparte de Martín (con traje blanco y una guitarra al hombro), también están reconocidos en la foto Ulises Guimerá Tejera (en la graciosa posición de piernas abiertas) y Arístides Guimerá Castellano (sentado primero a la izquierda). Ambos primos Guimerá tienen botas de montar a caballo, lo cual revela el medio de transporte utilizado para llegar a Arico (seguramente desde su hacienda de las Vegas de Granadilla).

    En Arico llegó a tener 2916 ha. (182 fincas de 1.126 ha. y otras 2 fincas en la cumbre de 1.790 ha.), en Fasnia 53 fincas de 155 ha., en Güímar 31 ha. y en Granadilla 55 parcelas de una extensión de 62 ha. (en total 292 fincas de unas 3.133 ha. a las que habría que añadir algunas no amillaradas), además de otras propiedades en otros lugares de la isla (principalmente en Santa Cruz y en La Laguna). En 1931 había adquirido las dos fincas en las cumbres de Arico de 1.790 hectáreas (vendidas o cedidas por sus nietos al Ministerio de Defensa, a un precio mínimo simbólico, en los años 80 del siglo XX). En los años 30 del siglo XX fue el segundo propietario agrícola con más superficie de Tenerife, después de la Fyffes Company, pero no el empresario agrícola más importante; dado que lo fueron Sixto Machado Pérez, seguido del marqués de Villafuerte. En sus desplazamientos al sur solía parar en el desde entonces denominado Mirador de Don Martín. 

    Sus hijos, los hermanos Rodríguez Salazar, en 1946 solicitaron y obtuvieron del Ministerio de Justicia que se restituyera su apellido a la antigua denominación de Rodríguez de Azero, que hasta su sexto abuelo Cristóbal Rodríguez de Azero y Román venía así utilizándose.

Otras casas de su propiedad en el sur de la isla (en municipios donde contaba con numerosas fincas agrícolas):

- 1) La casa denominada 'la Vinculación', en Arico el Nuevo, la más antigua de esa comarca de Arico (su construcción original data de finales del siglo XVI, por Juan Fernández, antepasado de la familia Torres y Morales, de la cual descienden los Peraza que nos ocupan). 










JUAN FERNÁNDEZ fue un indígena guanche nacido en las cuevas de Icor y primer alcalde de Arico. Hijo de Francisco Fernández y de Juana Fernández. Juana era entenada de Gaspar Hernández o Fernández (el errónéamente identificado como Adjona, último mencey de Abona) al casarse con Catalina Francés (o Francisca).  Contrajo su tercer matrimonio con Ana Berriel, de la familia Berriel "de las Islas", es decir, pobladores de Lanzarote y Fuerteventura, y cuya madre era guanche. JUAN FERNÁNDEZ INICIÓ LA CONSTRUCCIÓN DE LA CASA DE LA VINCULACIÓN EN ARICO EL NUEVO ALREDEDOR DE 1578. Murió en 1597. Su padre Francisco Fernández, "aquejado de una grave enfermedad, al otorgar en Icor su testamento, el 31 de marzo de 1520, deseaba ser enterrado en la Iglesia de Nuestra Sra. de la Luz de los Abrigos de Abona (que es la ermita de Arico El Nuevo, construida desde 1519).". 


Es la primera casa de esta zona de Arico (y en el actual municipio sólo habría casas anteriores en la zona del Lomo de Arico, que a principios del siglo XVI se llamaba los Auchones), anterior al caserío y pueblo actuales. La casa actual es el resultado de sucesivas reformas y ampliaciones. Martín Rodríguez Delgado compró en 1848 la parte del patio de abajo (y sus construcciones aledañas) a Justo García de Morales (y sus propiedades vinculadas, pues le compró todas sus propiedades en Tenerife a través de Pedro Pascasio Perdigón como intermediario), pariente de su mujer Peraza (en grado de tío tercero o cuarto) y cuyo padre (Pedro García de Morales y Bello) había emigrado a Venezuela, devolviendo, la casa a esta rama de la familia tras 4 generaciones en esa otra línea (en esta época sería su única casa en Arico el Nuevo pues la casa de la familia de su mujer estaba aún habitada por las familias de sus hermanos y hermanas). 

El 15/04/1848, Alfred Diston, como apoderado de Justo García de Morales, ausente en América, en la provincia de Guayana - Venezuela, vende a Pedro Pascasio Perdigón, vecino de La Orotava, todas las propiedades de aquel en Tenerife.

"(...) Y, así mismo, son bienes de esta venta una casa de alto y bajo en el mismo pueblo de Arico, que por carpintería vale noventa y cuatro pesos; y por mampostería sesenta y cinco pesos, un real plata, cinco y medio cuartos.
     Otra que sirve de bodega, contigua a la antedicha, vale diez pesos por carpintería, y veinte y uno por mampostería.
     Otra inmediata que sirve de pajar, que vale por mampostería veinte pesos, y carpintería quince.
     Y la portada once pesos: por carpintería cuatro y siete por mampostería.
     Componiendo el total valor de las casas doscientos treinta y seis pesos, un real plata, y cinco y medio cuartos. Y el de los terrenos mil doscientos dos pesos. (...)"

El 16/11/1848 Pedro Pascasio Perdigón, vecino de La Orotava, reconoce que Martín Rodríguez Delgado, vecino de Santa Cruz de Tenerife, es el verdadero comprador de las propiedades de Justo García de Morales.

El 02/08/1851 Alfred Diston, como apoderado de don Justo García de Morales, otorga finiquito a don Martín Rodríguez y don Pedro Pascasio Perdigón por la venta de sus propiedades en Tenerife. 

Su hijo Martín Rodríguez Peraza compró en 1881 la parte del patio superior de la actual casa a Guillermo Delgado Martín, hasta sus dimensiones actuales, incluso las huertas que lindaban hacia el antiguo Callejón de las Tablas (actual tramo de la Calle Nueva en el lado que da hacia el barranco).

- 2) Las 3/5 partes del Caserío del 'Camino Real' de Fasnia, la más antigua de este municipio (provenía de los Delgado-Trinidad, antepasados de los Peraza de Arico):
Bárbara Mexías y Torres, había asignado las “Casas y Sitio del Camino Real” de Fasnia a dos de sus hijos: tres quintas partes (3/5) a Ana Peraza y Mejías (mujer de Martín Rodríguez Delgado), y dos quintas partes (2/5) a Francisco Peraza y Mejías (hermano de Ana). No obstante, durante dos generaciones dicha propiedad se mantendría indivisa, hasta que el 25 de agosto de 1904 Martín Rodríguez de Azero y Díaz-Llanos (nieto de la primera) y Ramón Peraza Pérez (hijo del segundo) procedieron a efectuar su división (porque Ramón quería vender su parte, lo cual hizo inmediatamente).


El caserío fue felizmente reformado alrededor de 2010 por el notario Nicolás Quintana Plasencia (socio mayoritario de“Inversiones Tágara-Tenerife, S.L.”) que compró en 2006 los 3/5 propiedad de Francisco T. N. y R.A., sumándolos al 2/5 que tenía su familia (comprados a sus tía hermana Encarnación Quintana Rodríguez y a su tía segunda Soledad Rodríguez LLombet, que compartían a medias la propiedad). En 1904 Ramón Peraza Ramón Peraza había vendido su parte del caserío del Camino Real de Fasnia (o sea, los 2/5) a Celestino Rodríguez González, bisabuelo del citado notario.


     - 3) La Hacienda de 'El Majuelo' en el casco de la localidad de Güímar, comprada por Martín Rodríguez Delgado (abuelo de nuestro personaje) en 1858 a Rita Reyes y Díaz:


     


Martín Rodríguez Díaz-Llanos de niño.



Biografía realizada por Marcos Guimerá Peraza


Palacete Rodríguez de Azero en San Cristóbal de La Laguna, construido por Martín Rodríguez de Azero y Díaz-Llanos en 1910, y diseñado por el arquitecto Mariano Estanga y Arias-Girón. Fue edificado en la huerta de la Casa Contreras en la c/San Agustín nº3. En lo que se conoció como "la obra" debido a que Amaro González de Mesa y Rodríguez-Felipe (sobrino de Amaro Pargo) y sus sobrinos nunca llegaron a terminar la edificación, aunque había empezado como para un palacio y llegó hasta la altura de los balcones. Los nietos de Amaro González de Mesa, habían vendido de varias veces, entre 1838 y 1859, la casa y la huerta a Luciano Sánchez y Sánchez, padre de Inocencia Sánchez del Castillo y abuelo de Inocencia Galindo Sánchez (sobrina de la anterior), que fueron quienes vendieron tanto la casa Contreras como "la obra" a Mercedes Díaz-Llanos y Oramas y a su hijo Martín Rodríguez de Azero y Díaz-Llanos, el cual derribó todo lo edificado en "la obra" y construyó la  casa; que es actual sede del Casino
    
    Con toda probabilidad Mercedes Díaz-Llanos, natural de La Laguna, estuvo movida por la intención de estar cerca de sus hermanas Leoncia - casada con José Oramas Bello -, María del Rosario - casada con Francisco Pérez Martel (militar condecorado en la guerra de Cuba) - y Andrea - casada con Miguel Martín Neda-. Las casas de dichas hermanas estaban en la calle Nava y Grimón, a pocos metros de la calle San Agustín, cerca de la nueva adquisición. 





FOTO REALIZADA EN ESTA CASA DE LA LAGUNA APROX. EN 1913/14.



Plano de Mariano Estanga de octubre de 1906










Esta casa en la calle S/Agustín nº3 de La Laguna estuvo luego conectada interiormente al Palacete Rodríguez de Azero. Esta casa y su huerta fue comprada por su madre Mercedes Díaz Llanos y por él en 1906, dos años después de la muerte de Martín Rodríguez Peraza. Marcos Guimerá Peraza, sin embargo, indica en su libro que Martín Rodríguez Peraza se instaló en esta casa - se supone que alquilando la casa - meses antes de su muerte en 1904, y que falleció en ella. Lo cual motivaría la compra del inmueble y su huerta por parte de su mujer una vez quedó viuda. 




Casa de la Finca de la Costa en Santa Cruz de Tenerife, donde falleció Martín Rodríguez de Azero y Díaz-Llanos. Le había sido legada en 1898 por su tío abuelo Juan Cumella, aunque a éste último la primera propiedad de la finca le venía a Juan por su mujer Felipa González Delgado, como veremos 'ut infra'. 


Juan Cumella Monner 

La Finca de La Costa estuvo situada en Santa Cruz de Tenerife, en la actual zona de Tomecano. https://es.m.wikipedia.org/wiki/Juan_Cumella_Monner.

A la muerte de Juan Cumella en 1898, sin hijos (al menos reconocidos, si atendemos al libro "Las lágrimas de Cummella" de Benito Pérez Armas de 1925, donde le asigna la paternidad fuera de matrimonio de una tal Rosaura), la finca (y la casa, que ya existía y que había reconstruido en 1892, siendo el arquitecto Miguel Pintor) la heredó su sobrino nieto Martín Rodríguez (de Azero) y Díaz-Llanos (1879-1942), a sus 19 años de edad. Parece ser que en esos años la relación entre Juan Cumella y Martín Rodriguez Peraza era ya algo tirante, pero no así con su hijo (version 'oficial': por desavenencias de índole política. al haber sido ambos miembros destacados del partido conservador. Versión más plausible: porque los testamentos tanto de Felipa - que falleció primero - como de Juan favorecieron a su hijo y no a él). La casa existió hasta los años setenta del siglo XX, donde actualmente se encuentra el edificio Ipanema, en Tome Cano. Y una parte del paseo de olivos de la finca se conserva hoy en día en los jardines del Edificio América, junto al muro que lo separa de la Comunidad Santiago.

Fotos aéreas de la finca de La Costa.




Cumella había comentado en carta de 7 de julio de 1892: «Estoy derribando toda la casa de La Costa por amenazar ruina». Ahora el día 19 le informa que la está reedificando bajo la dirección del arquitecto Miguel Pintor: «La que se fabrique será igual (...). Toda con piedra viva y cal y arena, sin una cesta de tierra». 




    Transcripción de un apartado de la herencia de Juan Cumella, donde lega la casa de La Costa a Martín Rodríguez de Azero y Díaz-Llanos, aunque la mayor parte de su herencia fue para los hijos y nietos de sus hermanos, y para otras personas. La mujer de Juan Cumella, Felipa Atanacia González Delgado, fue hermana uterina de Martín Rodríguez Delgado, abuelo de Martín Rodríguez (de Azero) y Díaz-Llanos. Su madre Antonia Delgado y Meneses había casado con Salvador Cayetano González y Hernández (nacido en 1768) tras quedarse viuda de Martín Rodríguez Castellano, bisabuelo de Martín Rodríguez Díaz-Llanos. 

       Esta finca y casa de la Costa la aportó en parte Felipa al matrimonio alrededor de 1860 (fecha de la partición de los bienes de su madre). Esa primera parte la había comprado su madre Antonia Delgado Meneses, ya viuda de su segundo marido Salvador González, y de dos veces; en 1839 y 1840. Así, Felipa aportó aprox. un tercio de la finca y el resto lo compró Juan Cumella a Diego de Cubas en 1869 y a Domingo Remon y Real en 1870, hasta los 69.815 m2, mejorando en general la finca y añadiendo acciones de agua para el riego de la misma).

    Foto actual de la zona de Tomecano en Santa Cruz de Tenerife.

    También aportó Felipa al matrimonio (sociedad conyugal) la casa en la calle del Castillo, nº 3, pero ya desde que casaron en 1840, ya que Josefa la había heredado de su padre Salvador Cayetano González en la partición de éste de 1832. Salvador había comprado esta casa en 1817, tras regresar definitivamente a Tenerife (con 49 años) tras muchos años comerciando en Estados Unidos, donde amasó un importante capital (regresó con muchas onzas de oro acuñadas, con las cuales debió de comprar muchos inmuebles, bienes, pagar los gastos durante muchos años. Durante sus últimos 15 años de vida padeció de muy mala salud - impidiéndole  incluso ser capaz de firmar su testamento - que no le permitió administrar convenientemente sus bienes sino únicamente consumirlos. En el momento de su partición aún le quedaban casi 200.000 reales en onzas de oro).
    La figura de Salvador Cayetano González Hernández, natural de La Laguna, es importante para la familia Rodríguez de Azero porque su fortuna, incrementada por el matrimonio de su hija Felipa con Juan Cumella, fue seguramente un impulso importante de la prosperidad que disfrutó nuestro personaje Martín Rodríguez Díaz-Llanos. En primer lugar, Cayetano pagó dos años de los estudios de Náutica en Nueva York a su entenado Martín Rodríguez Delgado (hermano uterino de Felipa González Delgado), abuelo de nuestro biografiado, lo que introdujo a éste en el mundo del comercio y de los negocios a un alto nivel, que le permitió contraer matrimonio con la hacendada de Arico Ana Peraza y Mejías. En segundo término, legó en 1832 la mayor parte de su fortuna a su hija Felipa, que casó con el industrial Juan Cumella, y casi la mitad de los bienes de la sociedad conyugal de Juan y Felipa acabó heredándola en 1899 Martín Rodriguez de Azero y Díaz-Llanos a sus 20 años de edad (así como la casa de la Costa). También heredó a su padre pronto, con importantes propiedades en el sur de la isla y algunos inmuebles en la calle Imeldo Serís de Santa Cruz de Tenerife (actualmente conocida como calle Barranquillo), pues éste falleció prematuramente de euremia en 1904.

    La Finca de la Costa era por tanto dos terceras partes de Juan Cumella (las había adquirido él) y otro tercio le correspondió a su hermano Federico (por la parte de Felipa, que se la había dejado en herencia a su cuñado), y así fueron adjudicadas en la partición realizada en 1894 de la sociedad conyugal. La parte de Federico terminó en posesión de Juan Cumella, pues le premurió y se la legó.


    Juan Cumella había sido uno de los grandes propietarios industriales de Santa Cruz de Tenerife, consignatario de buques y cónsul de Dinamarca (esto último desde 1876). Amasó una importante fortuna a partir de la de su mujer, aunque su padre Buenaventura también fue un importante comerciante de Barcelona. Juan se había establecido en Santa Cruz de Tenerife, junto con su mujer, en 1846, tras un período en que residieron en Marsella, al cuidado de los negocios familiares. Se habían casado en Santa Cruz de Tenerife en abril de 1840. En el libro "Las lágrimas de Cumella" de Benito Pérez Armas insinúa que en sus comienzos hizo mucho dinero con el contrabando de oro. En 1886 ya se acusaba la grave enfermedad de su esposa doña Felipa, cuyo doctor fue Don Víctor Pérez, que no le daba más que un año de vida en carta de 22 de octubre. 

    En el libro de Gerardo Muñoz Lorente titulado 'Historia del Sáhara Español. De la colonización al abandono (1884-1976)', se indica en la pág 98 que en 1845, 'mientras los franceses se expandían por el África Septentrional y occidental, los españoles se limitaban a hacer algunas exploraciones tímidas en la costa vecina al archipiélago canario, como la que llevó a cabo José Sáenz de Urraca en 1845, por encargo del Ministerio de Ultramar y a petición de los comerciantes tinerfeños Martín Rodríguez [Delgado], Buenaventura Cumellas [el padre de Juan Cumella, natural de Barcelona] y Juan Cumellas (hijo) [Juan Cumella y Monner]. Acompañado del intérprete Fernando Azancot, Sáenz de Urraca zarpó a bordo del bergantín goleta Ebro, capitaneado por Manuel Montero, y, tras desembarcar en el Sus, se entrevistó con el chej Bernet para negociar el establecimiento de un puesto comercial, de acuerdo con las instrucciones y bases recibidas del Ministerio de Marina, Comercio y Gobernación de Ultramar. En su informe, Sáenz de Urraca propuso la creación de colonias penitenciarias, que no pasaron siquiera de meros proyectos'. 

    Hubo que esperar durante varias décadas, hasta que se dio una época de profunda crisis económica en Canarias, tras el declive de la cochinilla, y de la mano del grancanario Fernando León y Castillo, para que el gobierno español decidiera en invertir recursos en establecerse en lo que luego fue denominado como el Sáhara Español. En la página 128 del mismo libro se indica que allá por el año 1884 "(...) Por Real Decreto se declaró protectorado español al territorio comprendido desde el cabo Bojador al norte y el cao Blanco o la bahía del Oeste al sur, de una extensión de algo más de 500 kilómetros [más adelante se ampliaría tras un acuerdo con Francia], nombrando gobernador de la misma a Emilio Bonelli. Se inicia a partir de este momento la primera fase de ocupación, caracterizada por la vía pacífica y la ocupación del territorio para reforzar la defensa de las Islas Canarias y establecer factorías comerciales y pesqueras que aliviaran la situación económica que atraviesan los habitantes del archipiélago (...)".

    En unión con Virgilio Ghirlanda, Juan Cumella instaló en 1851 un depósito de carbón, con su correspondiente muelle propio, a la derecha de la Batería de San Pedro. El conocido como muellito del carbón desapareció como consecuencia de la construcción del cercano muelle de Ribera y de la avenida de Anaga. También fue autorizado en 1856 para construir un depósito en la parte trasera de la fuente de Isabel II, para surtir de agua directamente a los buques; con la obligación de pagar un 10% de la recaudación al ayuntamiento. Fue él mismo un importante consignatario de buques, propietario o copropietario de numerosas embarcaciones.

    El 13 de mayo de 1855 es nombrado caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III y en 1856 miembro del Consejo Provincial de Canarias, cuerpo en parte consultivo.

    Fue el más importante de los conservadores de Tenerife a lo largo de unos treinta años, siendo cofundador de La Opinión, órgano de los conservadores que publicó su primer número, como diario, el 5 de abril de 1880. Fue cónsul de Dinamarca desde 1876.



Doña Felipa González Delgado falleció en su casa de Santa Cruz el 22 de enero de 1892. Como heredera de los bienes de sus padres (heredera universal de Salvador Cayetano González en 1832 y de la mitad de los de su madre Antonia Delgado y Meneses), su disposición testamentaria en favor de su sobrino nieto el joven Martín Rodríguez y Díaz-Llanos, en la que le hace heredero universal de la mayor parte de la herencia, adjudicándole más de 600,000 pesetas de la época, una auténtica fortuna (aunque veremos que una cuarta parte la tuvo que ceder Martín a otros herederos en segundo término por temor a que atentaran contra su vida), produjo el distanciamiento de Martín Rodríguez Peraza con Cumella (a él Felipa le había dejado "sólo" 25.000 pesetas). El distanciamiento aludido se produjo, pese a los esfuerzos de amigos comunes por restañarlo (Sansón, Yanes, Leal). 


     Hasta el propio Cumella trata de convencer a Martín Rodríguez Peraza de su imparcialidad y cariño, en carta de 7 de febrero, después de relatar los últimos momentos de doña Felipa, su testamento ante el notario Francisco Rodríguez Suárez (padre del abogado Agustín Rodríguez Pérez) y su muerte a las nueve de la noche, y referirse a la aprobación de la partición en su día (que se otorgaría ante el notario Rafael Calzadilla el 18 de mayo de 1899), le dice:

"Deploro mucho, muchísimo el desprestigio que puede causarte lo relativo a la administración de los bienes de tu hijo, y seguramente que ella no lo comprendió, si [su] estado hubiese permitido hacerle reflexiones, seguramente que no lo hubiera hecho (...). 
Yo siempre te he querido y te quiero, y deseo que me correspondas. Ven con frecuencia, no te ocultes que esto es peor".

Y en otra del día 15 siguiente:

"La difunta habrá sido muy severa, pero tú tienes mucho, muchísimo de que arrepentirte. Con haberte conducido con menos terquedad, más franqueza y más expansión sin faltar a la verdad, todo se hubiera remediado. Créeme, la culpa es tuya y de los que pudieran o deberían haberte aconsejado".

Más adelante, producida la reconciliación, escribiría el 25 de julio:

"Por lo que veo, muchos creen que el testamento ha roto nuestras relaciones, y me lo confirma el artículo de El Criterio y las cartas de Belza. Paréceme conveniente no hacer ninguna demostración para sacarlos de ese error".

El artículo de El Criterio, publicado en el número 21 de 13 de ese mes de julio, se titulaba «Un muerto que resucita... y situaba a Martín «en las soledades de Arico".

Años más adelante se quiso dar a entender que el distanciamiento había sido político y no personal; lo cual fue desmentido por el grupo con servador silvelista, ya enfrentado claramente a Rodríguez Peraza -una vez muerto Cumella- a través de su nuevo periódico, Unión Conservadora (número 4, 21 de abril de 1899).


En este escrito de 1899 también se indica que Juan Cumella ha dejado la casa de La Costa al hijo de Martín Rodríguez Peraza (que aún vivía), o sea, a Martín R.A. y Díaz-Llanos.

Según texto añadido a la partida de nacimiento - existente en el Registro Civil - de Martín R.A. y D-LL, el 27 de febrero de 1899 Martín Rodríguez de Azero Peraza emancipó ante notario a su hijo Martín R.A. y D-LL, autorizándole a administrar por sí mismo sus bienes como si fuera mayor de edad (ya tenía 20 años, pero era la legislación del momento).

En la partición de los bienes de Felipa que se correspondían con la hijuela (de la partición en 1894 de la sociedad ganancial) que había quedado en usufructo para Juan Cumella y en propiedad para Martín Rodríguez Díaz Llanos, realizada en mayo de 1899 (tras la emancipación y una vez ocurrida la muerte de Juan Cumella), se cumple la cláusula del testamento de que sea Martín R.A. y Díaz-Llanos el heredero universal, aunque el usufructuario en vida fue su marido Juan Cumella. 

En la cláusula decimo tercera de su testamento indica que "Es su voluntad que si cuando ocurriese la muerte del dicho su esposo (Juan Cumella) no fuere mayor de edad el mencionado su heredero propietario don Martín Rodríguez y Díaz Llanos, los bienes que este adquiriere por el presente testamento, no sean administrados por su padre don Martín Rodríguez Peraza, así como tampoco usufructuados por el mismo, durante la menor de edad de aquel, sino que esa administración la tendrá (...)"

Si Martín era aún menor de edad para administrar estos bienes, el testamente había designado al cuñado Federico Cumella como administrador y. si este muriese, a Antonino Yanes Volcán y a Carlos Díaz Rodríguez. Dado que Federico había fallecido, los administradores pasaron a ser los citados Antonino y Carlos. Pero la emancipación de Martín consiguió que pudiera administrar sus bienes directamente y los administradores cesaron en su función en el momento de la entrega de los bienes a Martín. 

Así, Martín recibió con sólo 20 años, y estando su padre vivo, una notable herencia por parte de su tía abuela Felipa González Delgado (tasada para la partición en más de 600.000 pesetas de la época; calculo que unos 12 millones de los actuales euros; y siendo una buena parte en metálico) y, además, de su tío abuelo Juan Cumella la importante propiedad de la finca y casas de la Costa (en el actual Tomecano de Santa Cruz de Tenerife, de 69.815 m2, valorada en 121 mil pesetas). 

Una de las cláusulas del testamento de Felipa indicaba que, en caso de fallecimiento sin hijos de Martín, los bienes pasarían a los hijos de Antonino Yanes y de Carlos Díaz. Por temor a que pudieran cometer algún acto contra la vida de Martín, llegaron a un acuerdo con los hijos de los mismos, cediéndoles ciertas propiedades (una cuarta parte de la herencia), a cambio de que renuncien a sus derechos remanentes (herederos en segundo término y bajo esa condición causal).

Los bienes de esta hijuela para Martín R.A.D-LL (finalmente se le adjudicaron por valor de 472.455,43 pesetas, las 3/4 partes) eran los siguientes:
- El efectivo por ella aportado al matrimonio (40.000 pesetas).
- Varias alhajas valoradas en 3.093 pesetas.
- La casa en la calle del Castillo, nº 3, que ella había aportado a su matrimonio. Valorada en 34.000 pesetas, aunque ahora veremos que se vendió en 62.500 pesetas para pagar los gastos y derechos reales de la herencia. Los muebles los recibió Martín, valorados en 5.000 pesetas.
- La cantidad en efectivo de 128.671,38 pesetas. En el momento de la liquidación con Martín, había ascendido a 215.531,58 pesetas.
- Los títulos de la deuda perpetua Exterior al 4% de interés, (...), valorados en 146.089,02 pesetas (aunque su valor nominal era de 200.000 pesetas).
- Los títulos de la renta Perpetua Interior, al 4% de interés, (...), valorados en 96.386,31 pesetas (aunque su valor nominal era de 139.500 pesetas).
- Dos extractos de inscripción de acciones del Banco de España, apreciadas en 27.466,64 pesetas.
- 51 horas ,30 minutos y 8 segundos de la Empresa de Aguas de Güímar, valoradas en 14.927,40 pesetas.
- La casa en la Plaza de la Iglesia, nº 13, de esta capital. Valorada en 20.000 pesetas.
- La casa en la calle Sol, nº 10 (actual c/doctor Allart), también de esta capital. Valorada en 20.000 pesetas.
-  La casa en la calle de La Luz, nº 99 (actual c/ Imeldo Serís en su tramo Barranquillo), de esta capital. Valorada en 11.250 pesetas.
- 46 pequeñas fincas en la jurisdicción del pueblo de Guía en esta isla. Valoradas en 2.999,37 pesetas. Estos terrenos fueron vendidos.
- Las dotaciones nº 164 y 165 de la Compañía de Hoteles y Sanatorium de La Orotava, con un valor de 800 pesetas.
- La mitad de los créditos concedidos a Felipe Rodríguez Adrián, a Domingo Leal Hernández, a Ana Baute, al ayuntamiento de La Laguna, a expediciones de la Barca Victoria, a José González Hernández, a Rosendo Carrillo, a Wenceslao Leal y Hernández y a Domingo Pérez Acosta. Que fueron valorados en unas seis mil pesetas.
- La mitad de las participaciones que Juan Cumella tenía como socio comandatario en las compañías mercantiles de Miranda Hermanos y de Barrinso y Compañía, así como otras cuentas en dichas sociedades con terceros,... No se valoran por considerarse incobrables o de importes bajos.






Casa en la calle del Castillo, 5 (antes 3) en Santa Cruz de Tenerife (esquina con c/San Pedro Alcántara). La había aportado Felipa González Delgado al matrimonio con Juan Cumella, al haberla comprado a su vez su padre Salvador C. González en 1817. Felipa la dejó a su sobrino nieto Martín Rodríguez y Díaz-Llanos, como su heredero universal, pero la casa se enajenó en 1899 para pagar los gatos de la herencia (Juan Cumella había heredado los bienes de Josefa en usufructo, hasta su muerte en 1899).




Foto en El Porís de Abona, en la festividad de la Virgen de las Mercedes de Abona, alrededor de 1912. Martín está detrás de los caballos, subido en un bidón y con sombrero blanco. El que está a caballo con la fusta es Ulises Guimerá Tejera. 



Foto sacada el mismo día que la foto anterior, en el interior de la casa famliar del Porís de Abona. La casa debió haber sido reformada y ampliada poco antes (una parte fue comprada por Martín Rodríguez (de Azero) y Díaz-Llanos en 1905 a su tía segunda Juana  Peraza y Peraza, prima hermana de su padre, que se habían mudado a Los Silos); y otra parte - la más cercana al mar - ya la había comprado en 1877 su padre Martín R.A. y Peraza a Domingo Pérez Acosta, quien la había construido tras cederle los terrenos Diego Torres Trinidad.

Juana Peraza y Peraza, era hija de Bartolomé Peraza y Mejías (1812-1873) y de la prima hermana de éste Juana Peraza y Torres (hija de Marcos Peraza y Ayala y de Juana de Torres Trinidad). Bartolomé era hermano de Ana, la abuela de Martín Rguez. de Azero y Díaz-Llanos; luego su hija Juana era tía segunda de Martín. Juana casó en Arico con Federico Jordán y González, propietario natural de Los Silos, quienes se establecieron primero en el pueblo natal de ella, trasladándose años más tarde al de su marido (seguramente este fue el motivo de las ventas a Martín Rodríguez de Azero en 1905), donde le sorprendió prematuramente la muerte, tras haber fundado ambos la ermita de Ntra. Sra. de Lourdes del caserío de Tierra del Trigo, que fue inaugurada en 1908. 

El tarajal que aparece en la foto (y que existió hasta los primeros años del siglo XXI) probablemente había sido plantado recientemente en una reforma integral de las casas antiguas, integrándolas en una sola casa con patios y con una terraza hacia el mar. La niña sentada en la primera fila a la derecha es Blanca Rodríguez de Azero Salazar, nacida en 1902. También están los niños Martín (1907), Alonso (1908) y Mercedes (1904) R.A. y S. Por eso se puede fechar la foto alrededor de 1912.

Personas que salen en la foto del patio:
1ª fila (sentados en el suelo): Martín y Mercedes R.A. y Salazar, José Oramas y Díaz-LLanos y Blanca R.A. y Salazar.

2ª fila (sentados de izquierda a derecha siempre): Leoncia Díaz-LLanos y Oramas, Francisco Herráiz Malo, Mercedes Díaz-Llanos y Oramas, Blanca Salazar y Oráa con su hijo Alonso R.A. y Salazar, Rosario Díaz-Llanos y Oramas y el administrador José Albertos Rodríguez
3ª fila: Candelaria Oramas y Díaz-LLanos, Dolores Oramas y Díaz-Llanos, Fernando Oráa y Trujillo y Ulises Guimerá Tejera.
4ª fila: Federico Varela, el párroco D. Esteban, Antonio Oramas y Díaz-Llanos y José Tarifa Tejera. 
5ª fila: Leoncio Oramas y Díaz-Llanos, Martín R.A. y Díaz-LLanos y ??.




Casa de El Porís de Abona, cuyas primeras edificaciones habían sido compradas en 1877 por Martín R.A. y Peraza (a Domingo Pérez Acosta) y en 1905 por Martín R.A. Díaz-Llanos, este último a su pariente Juana Peraza y Peraza (hija única de Bartolomé Peraza y Mejías), junto a otras propiedades (todas sus propiedades en Arico, pues se trasladaron a vivir a Los Silos). La casa seguramente fue entonces notablemente ampliada y reformada en profundidad.



El matrimonio de Blanca y Martín con su hijo mayor Blanca, nacida en 1902.
La foto podría ser de aproximadamente 1905.

Foto del mismo día que la anterior (1905 aprox.). Totito tenía unos 26 años. En una finca que podría ser Mogán o Siverio, ambas en Arico, o La Costa en Santa Cruz. El que parece un encargado (con las manos en los bolsillos) podría ser José Albertos (que hasta tiene una calle en El Porís de Abona). El chico con una mano en el bolsillo y la otra arriba en el chaleco es Alonso Salazar y Oráa.

Imagen coloreada ampliada



Martín Rodríguez en la playa de La Punta de Abona, junto con otros miembros de su familia.


En Madrid, Martín R.A. y D-LL con el también diputado Andrés Arroyo y González de Chaves.



Martín Rodríguez (de Azero) y Díaz-Llanos, segundo a la izquierda de pie, junto con otros políticos tinerfeños, en la comisión conservadora que partió a Madrid en junio de 1911 para defender la capitalidad única de Santa Cruz de Tenerife frente a la división provincial pretendida por Las Palmas de Gran Canaria.

Martín R. D-LL. en carta de 4 de marzo de 1911 a Maura, es repuesta al requerimiento de éste para que apoye la candidatura del Conde de Torrepando, le dice: "No estamos en condiciones para afrontar una lucha con éxito porque desde que murió mi tío el Sor. Cumella está desorganizado en Tenerife el partido conservador, y la obra destructora de doce años no puede reconstruirse en unos cuantos días".



Primer Cabildo de Tenerife, en 1913, en el cual Martín R.A. y D-LL fue consejero durante diez años, labor que tuvo que abandonar al ser elegido a Diputado a Cortes. Y compaginándolo con la dirección compartida del partido conservador de Tenerife, como miembro destacado de su Directorio.


En enero de 1916 fue designado Vicepresidente de la Comisión Permanente del Cabildo.


Respecto a su actividad como impulsor de múltiples iniciativas para el progreso del sur de Tenerife y de la isla en general, a continuación se analizan algunos documentos que dan prueba de ello:

Carta de diciembre de 1920 que le envía Félix Benítez de Lugo, diputado por Tenerife, comunicándole sin ambajes su enorme satisfacción por su elección como Diputado de El Hierro y agradeciéndole que en su momento hiciera posible la suya como diputado de Tenerife, jurándole lealtad y eterna amistad. Eso explica por qué en esos años Félix Benítez de Lugo fue el impulsor de las iniciativas que Martín le proponía para Arico y para otros municipios del sur de Tenerife, así como para otros asuntos del Puerto de Santa Cruz de Tenerife.


Este documento fue escrito en aquel año de 1909 por el Director General de Obras Públicas Julio Burell dirigido a Félix Benítez de Lugo (político tinerfeño del partido conservador, por quien lleva nombre la plaza de Arico El Nuevo).Este lo reenvÍa a su compañero de siglas Martín Rodríguez de Azero y Díaz-Llanos (también político conservador), verdadero impulsor de esta iniciativa de construcción del puerto en el Porís de Abona. Al MORET al que se refiere (cuando Félix escribe a mano "Querido Martín: Desesperado ante la locura de Moret, le quiere y abraza su afectuoso y amigo...) es Segismundo Moret, político liberal y presidente del Consejo de Ministros, después de Maura y antes de Canalejas.

Por último, cuando Burell firma el escrito escribe antes "s.s   q.b.s.m.", que significa "seguro servidor que besa su mano"...




Félix Benítez de Lugo y Rodríguez, hijo natural del marqués de la Florida. 
La de la izquierda es una foto dedicada a Martín Rodríguez y Díaz-Llanos (Reproducción M. Díaz Febles). La foto de joven es un detalle de un retrato realizado junto a Antonio de Ponte y Cólogan.



Este escrito de 1921 está firmado por el Ministro de Fomento José Maestre Pérez, que además fue ese año Gobernador del Banco de España. Está dirigido a Félix Benítez de Lugo, quien se lo reenvía a Martín Rodríguez de Azero y Díaz-Llanos, verdadero impulsor de esta iniciativa del camino vecinal de Arico a su puerto.
Ese año de 1921 o, mejor dicho, en las elecciones para diputados del 19 de diciembre de 1920, fueron elegidos diputados por Tenerife Félix Benítez de Lugo, Tomás Salazar y Cólogan y Andrés Arroyo y González de Chaves. Martín Rodríguez y Díaz-Llanos salió diputado pero por El Hierro
 Por último, cuando Maestre firma el escrito escribe antes "s.s   q.e.s.m.", que significa "seguro servidor que estrecha su mano"...



Carta de 21 de junio de 1903, de J. de Arriaga, Jefe de lo Contencioso de la Compañía de Ferrocarril de Madrid Zaragoza y Alicante, dirigida a Martín Rodríguez Peraza, donde, en un último apunte, le informa que no había podido salir adelante la iniciativa de la carretera a Arico, proyecto que sí que logrará impulsar - como hemos visto ut supra - su hijo Martín, en otra época más propicia a estas inversiones.



Otros ejemplos de iniciativas de Martín Rodríguez de Azero y Díaz-Llanos para impulsar el progreso de Arico y los municipios limítrofes, con las limitaciones de esa época. En el documento anterior de 1918 se le comunica que se le ha concedido a su nombre y el de dichos pueblos las escuelas de Arico y Fasnia. Cabe añadir que durante décadas hospedó gratuitamente al maestro de Arico en la casa de la Vinculación en Arico el Nuevo. También es de justicia destacar que regaló numerosos solares y cuevas a habitantes de la zona para que pudieran a partir de ellos construirse su casa, según las costumbres de la época (sus nietos, desde finales del siglo XX, han estado durante décadas regularizando para ellos los papeles de registro de la propiedad de tales cesiones, como se puede demostrar documentalmente y los antiguos del lugar saben, para que pudieran ponerlas a su nombre definitivamente).


En esta carta fechada en 12 de octubre de 1918, de Félix Benítez de Lugo a Martín R.A. y D-LL, le anuncia la creación de las escuelas de Arico, Fasnia y Güímar, a raíz de las gestiones realizadas por el primero a instancias del segundo.

En enero de 1918, es decir, unos meses antes, no habían podido ver cumplida, por falta de presupuesto, la solicitada construcción de las escuelas de Arico, Fasnia y Güímar. 

En junio de 1918 se conceden los créditos extraordinarios necesarios para las carreteras.

En este documento de junio de 1918 de Félix Benítez de Lugo también informa del crédito concedido para carreteras, así como respecto a la obra del embarcadero en Güímar, cuyo expediente está también gestionando. Al final de la carta hace el siguiente comentario respecto a las iniciativas que están teniendo lugar en Gran Canaria: "Hay que pensar seriamente en los de Canabó?, imitando los llamados requerimientos de Tenerife la conducta de los titulados colegas y correlegionarios de Las Palmas, que le están dando gran camelo, pero sacando el Puerto, mientras los nuestros se contentan con pedir la gran cruz para Marti !!!!!!!! ¡Cuándo aprenderemos lo mismo!"


Su amigo diputado Félix Benítez de Lugo le informa en octubre de 1920 que se aprobó el trozo de carretera general del sur que va de Granadilla a San Miguel, cuyo encargo había recibido de Martín Rodríguez de Azero, propulsor de la iniciativa.




Tomás Salazar y Cólogan, también diputado por Tenerife, gestiona para Martín Rodríguez de Azero varias iniciativas del sur de Tenerife, como la que en este escrito se refiere por ejemplo a la intención de conseguir financiación para la total reconstrucción de la iglesia de Fasnia.


Otra iniciativa de Tomás Salazar y Cólogan, de la que informa a Martín, para traer trigo y maíz de Argentina, en agosto de 1918.


Carta del diputado a Cortes Rubens Marichal, dirigida a Martín Rodríguez en noviembre de 1934 como presidente de la Asociación "Amigos del Puerto" de Santa Cruz de Tenerife.

Ejemplos de cartas que recibió como Presidente de la Junta de Turismo: del Gobernador Civil, del Hespérides Sporting Club, del del Dean de la Catedral y del Ateneo de La Laguna, 



Encargo que realiza Martín Rodríguez Díaz-Llanos de un VAPOR (el Esperanto) desde Santa Cruz al Porís de Abona, para que asistan los "romeros" de la fiesta de las Mercedes en septiembre de 1920. La ida para el día 23 y la vuelta para el día 24 por la tarde. El coste del del billete fue de 10 pesetas.



En 1926 el Círculo de Bellas Artes le pide ayuda económica para la obra del nuevo edificio, 
que debía de liderar el pintor Francisco Bonnin.


Hipoteca de 500 pesetas que concedíó Martín Rodríguez Díaz Llanos al Casino de La Laguna en agosto de 1929. Con el tiempo (varias décadas después, en los años setenta) la sede del Casino se mudaría a su propia casa en la calle Nava y Grimón de La Laguna. 



    El 30 de enero de 1924 dos aviones Breguets del ejército español habían aterrizado en Arico en EL Bailadero, en los alrededores de la casa del Caminero (solar propiedad de Martín Rodríguez Díaz-Llanos). Otro tercer avión, hidroavión, había aterrizado en la bahía de Santa Cruz de Tenerife. A los aviadores y autoridades se les obsequió con un espléndido banquete en la casa de Martín Rodríguez (de Azero) y Díaz-Llanos en Arico El Nuevo. Finalmente los dos aviones fueron desmontados (uno de ellos había sufrido desperfectos en el aterrizaje) y enviados de vuelta a la Península en barco. El hidroavión regresó en vuelo a Sevilla. 

«A las 12 y 13 minutos del 30 de enero de 1924 volaban, por primera vez sobre la capital de Canarias, los intrépidos aviadores del Ejército español que ha realizado el raid Larache-Canarias». Este fragmento forma parte de la crónica que La Prensa ofreció a sus lectores hace un siglo para festejar la primera gran hazaña aérea registrada en las Islas. Aquel día las tripulaciones militares de dos Breguet XIV-A-2, bautizados con los nombres Archipiélago canario y Tenerife, y del hidroavión Dornier Wall-W-3, con la inscripción Melilla grabada en su fuselaje, culminaron un desafío de más de 1.500 kilómetros y casi un mes de duración.


El comandante Guillermo Delgado Backembury recibió el encargo de completar la misión y fue el responsable de reclutar a las tripulaciones. Una de sus primeras decisiones fue enviar, en los últimos días del mes de noviembre de 1923, un falucho [barco de pequeñas dimensiones y que tiene un mástil muy inclinado hacia proa] con herramientas, repuestos y combustible a Las Palmas y Tenerife.





Foto de Martín Rodríguez (de Azero) y Díaz-Llanos el 23 de diciembre de 1929, en un banquete en el Hotel Quisisana de Santa Cruz, con motivo de la llegada del primer vuelo Madrid-Tenerife (desde Getafe) del piloto Ernesto Navarro (en primera fila con gafas), junto al alcalde del Puerto de la Cruz Isidoro Luz Cárpenter y a Antonio Lara Zárate (que pocos años después sería ministro de la II República). Foto Adalberto Benítez. Archivo López Solas-Fernando de Ory. Antes 








La imagen corresponde a la llegada de un avión trimotor Ford de la compañía CLASSA, al campo de aviación de Los Rodeos, el 22 de mayo de 1930. Las autoridades tinerfeñas recibieron con gran entusiasmo este primer vuelo regular procedente de Getafe y escala en Casablanca y agasajaron a la tripulación e invitados con una excursión por la isla y un banquete de gala ofrecido en el hotel “Orotava”, de la capital tinerfeña, seguido de una sesión artística en el Teatro Guimerá.

En correspondencia a estas atenciones, al día siguiente el avión realizó un vuelo de cortesía con un grupo de invitados sobre las Cañadas del Teide. A los mandos se encontraban José María Ansaldo y Eduardo Soriano, los mecánicos Cayón y Álvarez y el operador radiotelegrafista Nájera. Entre los pasajeros figuraban Ernesto Navarro, representante del Consejo Superior de Aeronáutica y César Gómez Lucía, delegado inspector de CLASSA.






Martín Rodríguez de Azero en los años 30 del siglo XX fue Presidente de la Asociación de Amigos del Puerto de Santa Cruz de Tenerife.

Martín Rodríguez Díáz-Llanos participó en casi todas las iniciativas hidráulicas de su época en Tenerife, aprovechando las nuevas leyes que permitían la explotación privada de los nacientes. Así, en 1909:

Copia del documento original que certifica la cesión a la Sociedad de Aguas Río y Badajoz que hace Martín Rodríguez de Azero y Díaz-Llanos de la concesión que había solicitado a título particular para el alumbramiento de aguas en el barranco de Badajoz de Güímar.

El documento dice así: "Certifico; Que en el libro de actas de las Juntas Generales de adulados que lleva esta Sociedad, se halla la siguiente que copiada a la letra, dice así: "En la Villa de Güímar a catorce de noviembre de 1909, reunidos en la sala de sesiones, siendo las cinco de la tarde, los Señores adulados de la Sociedad de Aguas de esta localidad, que al margen se expresan, con el fin de celebrar Junta de primera convocatoria, el Sr. Presidente declaró abierta la sesión leyéndose el acta de la anterior, que fue aprobada, firmándola con los adulados presentes que a ella habían concurrido. A continuación se dio lectura a la cita y el Sr. don Martín Rodríguez y Díaz-Llanos, previa la venia del Presidente manifestó: Que tiene solicitado en el Gobierno Civil de la provincia se le conceda el alumbramiento de aguas subterráneas en el barranco de Badajoz en este término municipal, y afluentes de dicho barranco, que al hacer dicha solicitud fue su ánimo ceder la concesión a esta Sociedad por creerla con mejor derecho que un particular cualquiera al aprovechamiento de las aguas en aquel punto pudieran hacerse surgir a la superficie, y que por ello solicitó la reunión de esta Junta para proponerle dicha cesión. Puesto el punto a discusión y después de haber deliberado convenientemente, se acordó por unanimidad aceptar la cesión indicada, oséase la del derecho que el Don Martín ha ejercitado para que se le conceda el alumbramiento de las referidas aguas, tributándole por ello las más expresivas gracias; y que toda vez que la Sociedad no tiene conocimiento del proyecto presentado por dicho Sr., se nombre una comisión compuesta de tres accionistas de los más conocedores del sitio donde los trabajos se proyectan, para que en unión del mismo Sr. Rodríguez de la persona de quién él quiera asesorarse y de un técnico que la misma comisión designe, hagan un estudio lo más detenido posible de dicho proyecto, y si del examen que hicieren encontrasen la conveniencia de hacer en él alguna modificación, harán la que acordasen, para lo cual quedan autorizados sustituyendo el don Martín su anterior proyecto por el que resulte de las modificaciones acordadas, y retirando aquel si fuere preciso, según fuere más fácil y hacedero para la tramitación del expediente. Acordose asimismo que una vez obtenida la concesión por el citado Don Martín, éste hará formal cesión   y traspaso de la misma a favor de esta Sociedad a lo cual queda solemnemente comprometido como ella se compromete por su parte, por ser condición impuesta por aquel, a comenzar los trabajos de explotación cuando más tarde a la mitad del plazo que el Gobierno señale a dicho fin, debiendo continuarlos con la mayor actividad posible. Y por fin procediéndose al nombramiento de las personas que han de componer la comisión de que se ha hablado anteriormente, fueron por unanimidad designados los Sres. don Gumersindo García Rodríguez, don Ignacio González García y don Juan Jorge Cartaya, los cuales aceptaron el cargo. En este estado manifiesta el Señor don Martín Rodríguez que retiraba los poderes que tiene dados a terceras personas para que lo representen en las Juntas de esta Sociedad, e interesaba que en lo sucesivo se le hicieran las citaciones a su encargado en esta villa don José Díaz Rodríguez, acordándose así por los concurrentes. Y no habiendo otros asuntos de que tratar se dio por terminada esta Junta levantándose la presente acta y firmando los que saben hacerlo. Hay un sello que dice: Sociedad de aguas de los nacientes Río y Badajoz - Güímar - Tenerife . [Siguen las firmas]
Está conforme con su original a que me refiero. Y a petición del accionista don Martín Rodríguez y Díaz-Llanos, expido la presente con el VºBº del Sr. Presidente en la Villa de Guímar a 18 de noviembre de 1909.
VºBº El Presidente Tomás Cruz Rodríguez   , también firmado por Gonzalo Rodríguez Díaz como secretario".  

En 1913 se hace acta haciendo constar el resultado del aforo, realizado por el técnico del Ministerio de Obras Públicas Luis Díaz de Losada y García ante el notario Diego Wood y Melián, que fue de un impresionante caudal de 76,43 litros/segundo; es decir, 275.148 litros/hora o 6.603.552 litros/día.

    Carta con fecha de 13 de noviembre de 1910 del técnico de la Jefatura de Caminos, Canales y Puertos Luis Díaz de Losada a Martín Rodríguez Díaz-Llanos, acerca del proyecto de extracción de aguas de los manantiales de Las Vegas y del barranco de las Colmenas, que confluyen en el barranco del Río de Arico. La carta dice así: "Querido amigo: Dispénseme que no le haya escrito dándole cuenta de haber recibido el vino y el vinagre a la vez que las gracias por ambas cosas que son, como no podía esperar menos, excelentísimas.
    Si no he cumplido este elemental deber ha sido porque no he tenido tiempo para nada desde que llegué.
    Bástele saber que yo tiene el delineante en su poder los planos de detalle y el escribiente la parte escrita del proyecto y que además anoche llegaría a Güímar el proyecto por D. Arturo Ballester y las solicitudes correspondientes.
    Creo que me he portado con arreglo a las circunstancias.
    Con esto queda contestada parte de la suya del 10 que recibí ayer.
    Ahora mismo le escribo en la oficina porque ayer pensaba hacerlo en casa y no tuve tiempo.
En el plano general, sin embargo, falta situar los manantiales de Las Vegas que yo no llegué a ver.
    Es indispensable hacerlo porque está dispuesto que se sitúen todas las fuentes que existan en la zona y el no hacerlo podría dar un vicio de nulidad al expediente, y mucho más ahora que en Madrid están hilando delgado en esta materia.
    Yo creo que V. sabrá el punto aproximado en que están estos manantiales, pero si así no fuera, mande V. que midan la distancia que hay desde la confluencia de los barrancos de Las Colmenas o Riachuelos y el Río hasta dichos manantiales.
    La distancia que se necesita es la que va de puntos en el croquis este.
    Si no hay tiempo de que la midan, infórmese ahí de los más conocedores del terreno para que, por comparación con otras distancias conocidas de V. poderlo deducir.
    El proyecto del trozo nº8 está adelantadísimo y a pesar de los minuciosidades saldrá muy pronto. Ahora va de veras.
    Afectuosos recuerdos para todos y muy especialmente para su Sra. y Candelaria (Lolita II), tanto míos como de Trini y mis hermanos, y V. sabe cuánto le aprecia su buen amigo. Firmado: Luis Díaz de Losada".

Para la finca y casa de La Costa en Santa Cruz de Tenerife tenía 4 horas de agua diarias de la Sociedad de Aguas del Barranco de Santos.

En 1926 el marqués - consorte - de Villafuerte (Luis López de Ayala y Burgos), principal propietario platanero particular de las islas (Fyffes era la principal compañía), alerta de Martín Rodríguez Díaz-Llanos de que el Gobierno quiere suprimir la Real Orden (ley de aguas) que había venido permitiendo la explotación privada de los nacientes. 

La carta dice lo siguiente:
"Mi distinguido amigo: Hace un par de días estuvo aquí Alonso [cuñado de Martín] a enseñarme su telegrama y quedó en averiguar qué días recibía Guadalhorce para ir juntos a verle. Hoy recibo su carta y le haré un poco de historia del asunto, aunque de algunas cosas quizás esté enterado.
Todo el invierno pasado me lo pasé escribiendo a Canarias para ver si conseguía que viniese una comisión para tratar del asunto de las aguas pero no en el plan de decir que lo que pasa allí es absurdo sino demostrando la serie de atrocidades que se comenten y trayendo un plan bien estudiado para modificar la actual ley de aguas. No sé si por tratarse de aguas lo oyeron como quien oye llover y no he tenido más éxito de palabra este verano tanto que parece que la cosa ni les interesa ni es asunto de gran trascendencia para ellos.
Sabía por buenas referencias que el Ministro, encontrando la R.O. un poco fuerte y prohibitiva, se hubiera prestado a una variación razonable y bien argumentada, pues estaba en este asunto en las mejores disposiciones, danto siempre toda clase de garantías a los dueños de aguas alumbradas pero dando facilidades a los uqe tratasen de alumbrarlas sin perjuicio de los actuales dueños. Han desperdiciado una ocasión que creo difícilmente se volverá a presentar.
En el verano, no sé si por su propia iniciativa o a petición de alguien se ha tratado de anular la R.O. y el proyecto era hacer una especie de tribunal parecido a los que rigen en las huertas de Murcia y Valencia, cosa que si caesa en buenas manos sería idela pero, en cambio, se puede dar muy bien el caso que los que compongan ese tribunal fueran partes interesadas en nuevas galerías a explotar. Ya se puede figurar a lo que todo esto se presta con las moralidades que nos gastamos en Canarias.
Ahora llevamos las de perder pues llamado el Gobernador de Madrid para informar en los asuntos de Caanarias le harán en cuanto diga más caso a él que a Alonso y a mí, sin gran fuerza para ellos y es más, creerán o que informamos en contra por enemistad personal o por propio egoísmo y convenirnos la R.O. No es por esto decirle que no quiera ir a a ver si algo se consigue pero si le digo que así como en otras ocasiones he ido con fe, en esta, sabiendo que el Ministro quiere suprimir la R.O. y además pinchado por el Gobernador, tengo el completo convencimiento que vamos al fracaso y nada hemos de conseguir. Será quizás uno de los que más paguen las consecuecuencias en esto pero así como podré decir que ha sido por desidia de aquella gente no me podrán decir en cambio que no he visto venir las cosas y quería poner el remedio.  
Ya sabe y le repito que haré cuanto pueda en el asunto aunque sea triste saber que nada vamos a sacar en limpio.
Disponga siempre que su afmo. y buen amigo s.s.   q.e.s.m. El marqués de Villafuerte

En carta el 16 de octubre de 1926 de Alonso Salazar de Frías y Oráa (1888-1955; que casó con Mª del Carmen de Prat y Tabares de Nava), que residía esos años en Madrid,  le escribe a su cuñado Martín Rodríguez Díaz-Llanos  lo siguiente: 
"Querido Martín. Recibí tu carta y mucho he sentido el fallecimiento de tu tía Dolores (e.p.d.) y me hago cargo habrán tenido un verdadero disgusto. 
Martiniles (hijo mayor de Martín) continúa bien, pues tuvo una pequeña crisis nerviosa, pero lo metí en la cama un par de días y se le pasó. Hace dos días le pusieron la primera inyección del tratamiento mercurial, haciéndolo con la medicación de Rismundo; Vamos a ver si responde la enfermedad a este tratamiento. 
Mucho he celebrado que al fin traca haya hecho la caca y espero me digas si la caca ha sido de importancia y si ofrece algún porvenir. 
Tan pronto recibí el otro día el telegrama cifrado por Emilio (Salazar y Oráa, su hermano) y por ti me entrevisté con Villafuerte, el que me dijo que tenía la impresión de que echarían abajo la Real Orden que garantiza a los propietarios de aguas y convenimos en ir pasado mañana a visitar al Ministro de Fomento para pedirle que aplace la reforma que quieren hacer en la ley de aguas, hasta tanto que de ahí envíen una ponencia que le sirva como elemento de estudio para dicha reforma, que creo que va a ser parecida a la de los Consejos de la huerta de Valencia. 
Así que una vez que visitemos al Ministro te lo comunicaré con lo que nos hayan dicho y vosotros entonces debéis serviros ahí y hacer la ponencia y creo también que serviría de extraordinaria importancia que acordaseis soltar reservadamente algunas pesetas para apoyar esa ponencia; pues estoy más que convencido que las cosas como se sacan adelante son con pasta, puesto que se trata de chacales. 
Esto de las pesetas se lo dije a Villafuerte y le pareció muy bien y al hombre a quien creo que se le puede con habilidad ofrecer y obtener un resultado práctico es a Delgado Barreto. 
Esto como comprenderás te repito que hay que hacerlo con una gran reserva. Ahora yo no tengo inconveniente en servir de intermediario en lo que pueda facilitando; pero debéis hablar con la gente de la Orotava y dirigiros para esos menesteres a Villafuerte y entonces yo ayudaré a Villafuerte para que la cosa tenga un resultado práctico; pero en forma de que no deje lugar a duda mi intervención; pues me sería muy doloroso de que pudieran tener la más ligera sospecha de que yo era capaz de meterme algo en el bolsillo en esto que llaman algunos negocio. 
He visto al Gobernador y observo es un gran pastelero y ya para otro correo te escribiré algo sobre todo esto. 
Les expreso mi agradecimiento por lo del crédito del Banco; cuya orden no la ha dado todavía esa sucursal.
Y con un apretado abrazo para todos...Alonso.

    Martín Rodríguez (de Azero) y Díaz-Llanos, durante la Dictadura de Primo de Rivera, ocupó importantes puestos de responsabilidad. Fue presidente del Patronato Provincial de Turismo y delegado del nacional; delegado regio de Fomento en Canarias; vocal electivo de la Cámara Agrícola Provincial de Canarias, etc,... También fue un personaje fundamental en el sector del agua y de la agricultura de la isla. Es por ello posible/probable que don Martín tuviera algún conocimiento previo de la mediación e intenciones de Delgado Barreto para la división provincial de 1927.

    Delgado Barreto (1878-1936), periodista de profesión, intervino también intensamente en la vida política, siendo diputado por la circunscripción de Tenerife en las elecciones de 1914 y 1919 y miembro de la Asamblea Nacional Consultiva de la Dictadura del General Miguel Primo de Rivera, como Jefe Provincial del partido Unión Patriótica. Fue el canario más influyente dentro del aparato del régimen del dictador jerezano. Dirigió varios periódicos, desde sus comienzos en Tenerife en el periódico La Opinión bajo la propiedad del político conservador Martín Rodríguez (de Azero) y Peraza, padre de nuestro personaje. Desde septiembre de 1925 hasta abril de 1936 dirigió el diario La Nación, que fue órgano de la Dictadura del General Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, e instrumento propagador de los principios de la Unión PatrióticaDio un paso al frente en la política del régimen cuando se convirtió en director de La Nación. En 1925 se integró en la Unión Patriótica y comenzó a aparecer en actos políticos y sociales y a dar discursos. La primera vez que se destaca su nombre fue en el homenaje multitudinario que el partido le brindó al directorio y al nuevo gobierno de civiles el 10 de diciembre de 1925. Aunque la Unión Patriótica había sido fundada en 1924, hasta 1926 no tuvo ni estatutos ni órganos de dirección. Precisamente en julio de ese año fue elegido miembro de la Gran Junta Directiva Nacional de las Uniones Patrióticas. Fue designado directamente por Primo de Rivera. Inició una íntima amistad con José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador. 

    Los primeros representantes de las islas en la Unión Patriótica fueron Gustavo Navarro Nieto, el director de La Provincia de Las Palmas y por las occidentales Carlos A. de Mendoza. La Unión Patriótica de Santa Cruz de Tenerife tomo el acuerdo de que Delgado Barreto fuera el representante permanente de Tenerife en Madrid y primer candidato para el caso de que la próxima Asamblea Nacional integrara también representaciones de cada isla. 

    Delgado Barreto ejerció desde 1926 como si fuese el representante de Canarias en Madrid. Acompañó a muchísimas comisiones de las islas que buscaban el apoyo del gobierno para la ejecución de proyectos e inversiones en obras públicas. Realmente era el canario más próximo al directorio —en todos estos actos pudo mostrar su ascendiente sobre el marqués de Estella—, por lo que fue lógica su designación en octubre de 1926 como Jefe de la Unión Patriótica del grupo occidental, que le facultó para ser miembro de la Asamblea Nacional Consultiva de Primo de Rivera. En la prensa local se produjo cierta confusión a la hora de definir su cargo, pues le atribuyeron la jefatura de toda la región —su cargo era jefe provincial y la provincia seguía unida—, pero los representantes se eligieron como si de facto la provincia ya estuviese dividida en dos grupos de islas. 

  La desaparición de la Diputación Provincial fue un paso más en el vaciado de contenido de la unidad provincial, que sólo sobrevivió dos años a aquella primera decisión del directorio. Por lo que se conoce, la decisión se tomó en el círculo más íntimo de Primo de Rivera y muy pocos días antes de darse a conocer. 

    La cuestión más importante a la que Delgado Barreto tuvo que enfrentarse como representante de su tierra fue la división provincial. El golpe de Estado le recuperó como un factor importante y decisivo en los asuntos del Archipiélago. Algunos opinaron ["los que están siempre en el secreto"] que la división fue obra de Delgado Barreto. 

 En febrero de 1927 el ministro de Gracia y Justicia Galo Ponte y Escartín visita Canarias, con la finalidad de intervenir en el conflicto planteado en la Aldea de San Nicolás - Gran Canaria, por haber sido desahuciados unos tres mil vecinos de las tierras que habían adquirido por un precio que luego no desembolsaron. En 1927 el Estado había embargado a los Pérez Galdós la mayor parte de la hacienda (pagándoles las mismas 505.000 pesetas por las que se le había adjudicado en subasta de 1889 tras el anterior embargo a los Nava-Grimón de Tenerife, aunque la tasación de 1880 la había valorado en 4.161.809 pesetas las 4.185 fanegadas, casi 22 millones de m2, con sus casas y aguas), dejándoles sólo 9 hectáreas que incluían la Casa Nueva (conocida como casa del administrador). El resto fue vendido a los colonos, se supone que a precio de saldo, aunque en realidad no pagaron nunca. 

    Fue la primera gran reforma agraria del Estado español, que acabó con el Pleito de la Aldea, contentando a los revolucionarios colonos que finalmente se salieron con la suya, consiguiéndose la "paz social" a costa de mucho dinero público.

    Conocido el viaje del ministro Galo Ponte, la Unión Patriótica de Gran Canaria convocó una Asamblea, que tuvo lugar en el ayuntamiento de Las Palmas el 26 de enero de 1927, en la que se decidieron las cuestiones que habían de plantearse al Ministro, entre ellas, la independencia autonómica, respetando el régimen de Cabildos; y una ley especial de aguas para Canarias.

    

   El Ministro embarcó en Cádiz y llegó a Tenerife el 2 de febrero y a Las Palmas el día 11. Pero allí parece ser que no se habló de la división provincial y que en la Exposición que se entregó al Ministro sólo se pedía respeto para su independencia autonómica, representada por el Régimen de Cabildos. El día 17 embarcó para Fuerventura y Lanzarote. En un banquete en Lanzarote, brindó el alcalde de Las Palmas y habló de la división, pero fue recibido con protestas por algunos elementos de aquella isla. Con esta mala impresión embarcó el Ministro para la Península, quien recordaría más bien las peticiones de Tenerife en favor de la unidad y la conveniencia de dar mayores facultades a la Mancomunidad obligatoria que el Estatuto provincial había creado. 

    Galo Ponte, a su regreso, informó verbalmente al Directorio y se dictó el R.D. Ley de 15 de marzo de 1927, que dispuso que las aguas quedaran adscritas o unidas a la tierra y exigió la constitución de un Sindicato de regantes. Otras disposición a la que contribuyó la visita de Galo Ponte fue la reforma del artículo 41 de la Ley hipotecaria, por R.D. Ley de 13 de junio de 1927. La ley de aguas era muy importante para los terratenientes de las islas, sobre todo de Tenerife (por su tipología, al facilitar/respetar sus inversiones en largas y costosas galerías para buscar los nacientes del agua), y se ha especulado que tuvo algo que ver con la decisión final para poder llevar a cabo la división provincial sin tanto alboroto u oposición de una parte de ciertas personas influyentes en Tenerife, todo ello en secreto. 

    La Asamblea Nacional fue convocada a los pocos meses y ello puso sobre el tapete el ideal divisionista. A Canarias le correspondía elegir tres asambleístas, uno por las Uniones Patrióticas, otro por los Cabildos y otro por los Ayuntamientos. Gran Canaria, ante el temor de quedar en desventaja frente al grupo occidental, se movió para corregir esa desventaja. 

    Gustavo J. Navarro Nieto, propietario de La Provincia, expuso el asunto al general Martínez Anido, Ministro de la Gobernación, muy amigo suyo. Éste, haciéndose cargo de todo lo que podía suceder, manifestó que si en otra ocasión el Gobierno estuvo dispuesto a crear en la Nación una provincia más, ahora había que ir resueltamente a la división. Planteó la cuestión al Jefe del Gobierno y de acuerdo determinó llevarla al primer Consejo de Ministros, siendo aprobada contra el parecer de Galo Ponte (aunque erróneamente en Las Palmas se pensó primero que había sido el promovedor de la concesión), y decretada el 21 de septiembre de 1927.

    Al tratarse de una dictadura, lo que dictaminó se decretó quedando aprobado y punto; al contrario de las épocas anteriores donde los proyectos corrían el riesgo de disolverse en su paso por el Congreso o por el Senado; como había siempre sucedido durante cien años en todos los intentos anteriores casi conseguidos de división de la provincia de Canarias.

  El Cabildo de Gran Canaria, en Pleno del 26 de septiembre de 1927, acordó proponer al Ayuntamiento de Las Palmas y los demás de la isla fueran nombrados Hijos Adoptivos y Beneméritos de la Patria tanto Primo de Rivera, como Martínez Aído y Navarro Nieto; proponer a los Cabildos de Fuerteventura y Lanzarote solicitaran igual concesión de sus ayuntamientos; y encargar retratos de dichos tres señores para colocarlos en el salón de actos del Cabildo Insular.

    El tinerfeño Andrés Arroyo lo llama "decreto inesperado", logrado según él en virtud de un ardid maquiavélico de Navarro Nieto.



    En el  año de 1930, respecto al canal de Araca-Portezuelo ("LA CUESTIÓN HIDRÁULICA EN LA ISLA: LO QUE DICE D. MARTÍN RODRÍGUEZ DÍAZ-LLANOS"):

Entrevista en La Prensa el domingo 7 de diciembre de 1930 a Martín Rodríguez Díaz-Llanos. Transcribo el texto completo, para destacar su interesantísimo contenido y porque son muy ilustrativas las respuestas acerca del carácter del personaje:
"La cuestión hidráulica en la isla. Hace tiempo que tenía propósito de tratar el tema. y cuando Ossorio y Gallardo me manifestó su asombro sincero ante la ímproba labor realizada en Tenerife para el aprovechamiento del agua, este propósito anterior se agudizó.Sabía que don Martín Rodríguez era persona competente y entusiasta en este asunto, y a él me dirigí, solicitando detalles. Don Martín pidió aplazamiento. Que se ha ido prolongando hasta hoy. En estos días, acaso por el agua que ha caído de arriba, volvió la idea a exigirme atención. Y volví a importunar a don Martín:
- Oiga. Que dentro de cien años seremos todos calvos. ¿Cuándo hacemos eso?
Y aquí estamos.

El acueducto Araca-Portezuelo

- Hombre-me contesta don Martín. Ahora, sí. Ya podemos hablar con más amplitud. Aunque con estas lluvias ya parece demasiado tratar aguas, voy a complacerle.
- Venga.
- Precisamente en estos días se ha terminado el acueducto de la sociedad "Araca-Portezuelo", que conduce las aguas de los nacientes de Araca.
- ¿y eso qué es?
- Casi nada. Un acueducto que parte del Paso de los Campos, en Igueste de Candelaria, y llega al Portezuelo y Cruz Chica, en La Laguna, con una longitud de veintitrés kilómetros. Tiene, además, dos ramales: uno del Portezuelo a Tejina, de cinco kilómetros, y otro de la Cruz Chica a la Costa del Valle Guerra, de igual longitud, poco más o menos, con un total de treinta y tres kilómetros de acueducto, quedando por construir un ramal que enlace con la red de acueductos de Santa Cruz.
- ¿Tiene mucha cabida? 
- Usted juzgará. El acueducto general tiene capacidad para 24.000 pipas cada veinticuatro horas, y los dos ramales para doce mil. Con esta cantidad de agua se riega una extensión de terreno considerable: Igueste, parte de Candelaria, Barranco Hondo, El Chorrillo, El Tablero, Cuevas Blancas, Taco, Costa de Santa Cruz, medianías de La Laguna, Tejina y Valle Guerra.
- ¿Nada más?- interrogo un poco burlón.
Sí, todavía más. Hay un ramal en proyecto hasta Tacoronte y tal vez Sauzal, por una sociedad distinta. Y en Santa Úrsula se está organizando una nueva empresa para construir otro ramal que enlace con el acueducto general.
- A este paso, ese acueducto va a dar la vuelta a la isla.
- Probablemente. En el valle de La Orotava hay elementos de gran prestigio que tienen interés en llevar el agua del Valle de Güímar, y no sería difícil que construyeran un ramal de enlace. Y sería el ideal. Hacer un acueducto que fuese como un cinturón, y que rodeara la isla de Tenerife, como lo tienen en la Madera (Madeira).
- ¿Y por qué no lo hacen?
- ¡Oh, qué más quisiéramos todos! Pero eso ya entra casi en los terrenos de la fantasía.

Dificultades y ayudas

- Pero ese acueducto, por lo que oigo, es una obra formidable. Habrán tenido que vencer muchas dificultades, ¿no?
Ya lo creo. Dificultades de todos los órdenes. Obstáculos de todas clases. Ahora bien: el calificativo de formidable me parece exagerado. Pero una obra muy importante, sí. Ha sido preciso construir un túnel de 150 metros en los montes de Igueste; un puente con columnas de cemento armado de siete metros de altura, en el barranco de Arafo; otro en el barranco de la Parra, con columnas de nueve metros; un sifón de 640 metros de longitud en Barranco Hondo, con tubos de treinta y dos centímetros de diámetro, y otro de Bilmaje, de 134 metros y un diámetro de cuarenta centímetros. Todo esto en un terreno muy abrupto en su mayor parte.
- ¿Y algún obstáculo de otra índole?
- Ha habido propietarios que han puesto impedimentos para el paso del acueducto por sus fincas, retardando las obras algún tiempo. Pero esto ha sido compensado con la facilidad prestada por otros, especialmente por los propietarios cruzados por los ramales.
- Oiga, don Martín. ¿Y todas estas dificultades las ha vencido usted sólo?
Ni mucho menos. Gracias a la eficaz ayuda de mis compañeros de Junta. Todos han contribuido con entusiasmo y acierto a la mejor solución. Además, es forzoso reconocer la cooperación importante de los técnicos socios de esta empresa. Y así, todos unidos, hemos podido terminar la obra.

Acueductos y pantanos

Yo vuelvo a acordarme del acueducto de circunvalación. Y de que don Martín me hablaba con verdadero entusiasmo. Y pienso en los pantanos, de los cuales no me ha dicho una palabra. Y le pregunto:
- Al parecer, es usted muy amante de los acueductos. ¿Y de los pantanos? ¿No cree usted en su importancia?.
- No creo en los pantanos, primeramente, porque aquí no hay cuencas de gran amplitud. Pero no es este el mayor inconveniente. Por ejemplo, en el Sur de la isla, que es donde indudablemente son necesarios, por la gran escasez de agua, no pueden construirse, porque dada la constitución de nuestro suelo, esencialmente volcánico, sería de resultados negativos.
- ¿Cómo, cómo?
- Claro. Suponiendo que se encontrase cuenca adecuada para un embalse, sería muy difícil que la permeabilidad del suelo garantizara el almacenamiento de las aguas sin las importantes pérdidas por filtraciones que la práctica ha demostrado en otros embalses construidos. Pero todavía existe una dificultad mayor. La escasez de lluvias en aquella comarca, que haría imposible que los depósitos de gran cabida se llenaran suficientemente. Esto también lo ha comprobado la experiencia pues a veces pasan períodos de algunos años casi sin llover.
- Y entonces, ¿qué cree usted más beneficioso en la zona del Sur?
- Construir un canal de doble capacidad que el de Araca-Portezuelo, que, partiendo desde Güímar, donde recogiera las aguas sobrantes de los nacientes de Los Huecos, La Laja, Río, Izaña y algún otro que pudiera alumbrarse, tanto en aquel valle como en el trayecto que recorriera el canal, cruzara por El Escobonal y jurisdicciones de Fasnia, Arico y Granadilla, y llegase, en San Miguel, a la la red de acueductos que domina los magníficos terrenos de las costas de aquella jurisdicción y Arona, pudiendo prolongarse desde este sitio a Adeje y Guía de Isora. Esta obra puede decirse que está ya en marcha. La atarjea de Güímar al Esbonal, que ya llega a La Medida, es el comienzo. Esta atarjea permite que se le adose, con poco coste, el gran acueducto proyectado, que puede construirse con capitales del país, sin necesidad de la ayuda del Estado, que trae siempre complicaciones.
Don Martín se extiende en razonamientos, que yo me veo forzado a dejar para la próxima edición.

Luis Alejandro. Tenerife, diciembre de 1930.





    PARTICIPACIÓN EN LA CREACIÓN DEL CAMPO DE GOLF:

    También tuvo que ver Martín R.A. Díaz-Llanos con la creación del club de Golf cuando éste se traslada en 1912 desde la Quinta de Santa Úrsula a la Mesa Mota (antes de su ubicación definitiva en El Peñóde Tacoronte). Así, se explica en páginas especializadas que:

"A partir de ese momento (año 1903) la isla de Tenerife se queda sin campo de golf, pero la afición por este deporte hace que un grupo de personas se unieron para buscar terrenos y poder construir un nuevo campo, cosa que por fin vio la luz a finales de 1912, año en el que se inauguró oficialmente el Campo de Golf de La Mesa Mota, situado a las faldas de la conocida montaña. Los terrenos fueron arrendados a Doña Delisa Cifra y Geraldy. (...)

La Junta del Fomento del Turismo y sobre todo su Presidente Don Martín Rodríguez y Díaz-Llanos pusieron todo de su parte para que se pudiera construir el nuevo campo. Apoyaron logística y económicamente el proyecto desde el principio creyendo firmemente en él y viendo un futuro muy esperanzador porque en esa época se pensaba, con mucho acierto, que el golf sería generador de puestos de trabajo y reclamo para los turistas".

    También tendrá un papel principal en la creación del Campo de Golf El Peñón - Tacoronte a partir de 1933, pues en una página web que parece rigurosa se relata lo siguiente:

"Desde el principio diversos particulares y entidades colaboraron con el Club de Golf Tenerife en forma de ayudas económicas o de gestión (...).

Estás primeras ayudas fueron inmediatamente respondidas con la aparición en escena de las más destacadas figuras políticas, económicas, militares, etc. de Tenerife. Algunos nombres por citar unos pocos, que participan en la creación o subvención del club son:

MARTÍN RODRÍGUEZ Y DÍAZ LLANOS, terrateniente con más de 3000 hectáreas de tierras en Arico.

ANTONIO LECUONA Y HARDISSON, Presidente del Conservatorio de Música, músico y político. Proporcionó muchísima ayuda política para la construcción del campo.

MIGUEL Y TOMÁS ZEROLO FUENTES.

CARLOS HARDISSON PIZARROS.

ANTONIO RODRÍGUEZ ORTIZ.

JOHN WALTER GOLDING, casa de coches Austin y Cia. Kunher and Henderson.

JOSÉ SAMSO HENRÍQUEZ

Estos y otros muchos nombres más, al acabar la guerra se convirtieron en los verdaderos pesos pesados de la sociedad canaria. El 10 de marzo de 1933 piden ayuda política para que la construcción del campo no se viera perjudicada, puesto que la sociedad civil estaba algo convulsa, con constantes huelgas y enfrentamientos (...)

Los terrenos que compran para hacer el campo de golf pertenecen a muy pocas familias, siendo los herederos de D. Rafael Tabares [Rafael Tabares de Nava, fallecido en 1930] los que mayor cantidad venden. Otra parte importante se compra a D. Miguel Tabares [¿?], hermano de Rafael [¿?ningún hermano se llamaba así], y a Pedro L. Machado. Los contratos de alquiler se hacen con carácter retroactivo en 1933 con fecha septiembre de 1932, lo que da a entender el nivel de confianza y despreocupación que reinaba en esa época".




Por último, es significativo el homenaje que le rinde el Instituto de Estudios Canarios en el libro o revista Tagoro 1, de 1944. Su lectura es interesante para entender a este personaje en su época.



Homenaje que le rinde el Instituto de Estudios Canarios en el libro o revista Tagoro 1, de 1944.

El texto dice así:
"El 24 de marzo de 1942 falleció en su finca de La Costa, de Santa Cruz de Tenerife, este distinguido miembro de nuestro Instituto. Su actuación principal se produjo en el campo de la política de la que fue en nuestro país, durante muchos años, uno de sus jefes más caracterizados. Patricio eminente, su actuación estuvo siempre al servicio de los intereses generales de Canarias, particularmente de los de Tenerife, en beneficio del cual laboró sin descanso. Su preocupación por el progreso de su isla natal fue sincera y constante. Si a sus positivos merecimientos unimos la jovial simpatía, habitual en don Martín, tendremos varios de los factores que hicerion de su personalidad una de las más populares y respetadas de Tenerife. Entre los numerosos cargos públicos que desempeñó en el pais, destacaremos los de Vice-presidente del Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, Delegado del Patronato Nacional de Turismo, Delegado Regio de Fomento de Canarias y últimamente el de Presidente de la Asociación de Amigos del Puerto de Santa Cruz de Tenerife. El Gobierno de S.M. había premiado sus servicios otorgándole en 1910 la Gran Cruz del Mérito Agrícola y la elección popular le invistió en 1921 con la Diputación a Cortes por la Isla del Hierro. En nuestro Instituto desempeñó la presidencia de la Sección "Guía Cultural", consagrada especialmente al fomento del patrimonio artístico de Canarias, poniendo de manifiesto, en sus asistencias a las sesiones celebradas, su inquietud espiritual y su amor a nuestro país. Tal es a grandes rasgos la personalidad del compañero fallecido en quien concurrían, junto a relevantes cualidades caballerescas, un fino casticismo, porque don Martín Rodriguez (q. D. h.) fue un enamorado de las cosas de la tierra y un conversador amenísimo - y hasta versificador de fáciles improvisaciones - que nutrió con su simpatía y su ingenio muchos episodios de su época".




Foto en la casa de La Costa en 1938, con un nieto en sus brazos. 
Martín Rodríguez de Azero y Díaz-Llanos falleció en marzo de 1942 
en esta casa de la Costa (unos tres o cuatro años después de esta foto), a los 63 años de un derrame cerebral.

En esta foto del mismo día puede apreciarse el carácter jovial del personaje, 
aún en estos años cuando ya su salud y estado físico no eran los mismos.

Fecha: 1951. Foto de 22 de los 26 nietos de Martín Rodríguez Díaz-Llanos en 
la casa de la Costa (en el actual Tome Cano en Santa Cruz de Tenerife).